Fuente: Comunicado de Prensa

 

Los cortes de energía son un desafío crítico que impacta tanto a las comunidades como al desarrollo económico de un país. Estas interrupciones no solo limitan el acceso a servicios básicos, como la electricidad en hospitales, colegios y hogares, sino que también afectan negativamente a las pequeñas y medianas empresas, la agricultura y la industria local, pilares fundamentales de la economía regional.

 

Según un estudio del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), la confiabilidad de las redes eléctricas en Chile es deficiente en comparación con otros países. Por ejemplo, mientras que en Noruega o Reino Unido los habitantes experimentan en promedio una hora de falta de suministro eléctrico al año, en Chile esta cifra asciende a quince horas. En muchos casos, estos cortes se deben a eventos externos al sistema eléctrico, como fenómenos y desastres naturales extremos, cuya frecuencia ha aumentado en el último tiempo.

Ante este panorama, Víctor Paredes, director de Power System para Chile, Perú y Bolivia en Schneider Electric, indica que “desde nuestra perspectiva, los cortes de suministro no son solo un problema técnico, sino también un desafío estructural que requiere modernizar y fortalecer las redes eléctricas para soportar eventos climáticos extremos, que son cada vez más frecuentes debido al cambio climático”.

De acuerdo a su Política Energética Nacional, Chile ha establecido metas ambiciosas para alcanzar un sistema energético resiliente y eficiente, donde algunas de ellas indican tener una hora máximo de indisponibilidad de suministro eléctrico en el país al 2050, además de 6.000 MW de sistemas de almacenamiento que permitan complementar energía en el Sistema Eléctrico Nacional al 2050 y contar con los más altos estándares del mundo en confiabilidad y resiliencia del sistema energético al 2040, posicionándose como un modelo de integración de energías renovables a seguir por otros países.

Soluciones tecnológicas para construir redes resilientes

Para transformar los sistemas de distribución eléctrica del país, las redes inteligentes (Smart Grids) son una de las herramientas más efectivas. “Estas redes, equipadas con sensores, análisis de datos y software avanzado, permiten una gestión eficiente y automatizada de la energía, mejorando la capacidad de prever y reaccionar a interrupciones en el suministro”, explica Paredes.

En suma, el ejecutivo agrega que los sistemas de almacenamiento de energía, como baterías de última generación, son fundamentales para garantizar la continuidad del servicio en momentos de alta demanda o fallas en la generación. Estas tecnologías pueden almacenar energía renovable, como la solar o eólica, para utilizarla cuando sea necesario, especialmente en zonas remotas del sur de Chile que dependen de fuentes intermitentes.

“La clave para construir redes más resilientes radica en la implementación de tecnologías avanzadas que mejoren la capacidad de respuesta y adaptación de las infraestructuras energéticas”, añade Paredes. Con la adopción de estas soluciones, Chile avanza hacia un sistema energético más robusto, eficiente y sostenible, en línea con sus objetivos de desarrollo y descarbonización.

Entre las soluciones que ofrece Schneider Electric para resolver esta problemática destaca la digitalización de las redes, fortaleciendo el uso de herramientas digitales para predecir riesgos climáticos y ajustar la operación de las redes en tiempo real. Además, resalta la utilización de software y equipamiento eléctrico para la integración de fuentes renovables, a través de lo cual es posible promover la generación de energía local mediante plantas solares o eólicas, reduciendo así la dependencia de redes centralizadas que pueden fallar.

“Con estas medidas, buscamos no solo mitigar los efectos de los cortes de energía, sino también contribuir a la descarbonización del sistema eléctrico en el país”, puntualiza Paredes.