Fuente: Constructivo

La construcción de túneles y obras subterráneas enfrenta uno de los mayores desafíos técnicos: la presencia constante de agua y humedad. Un sistema de impermeabilización deficiente puede generar filtraciones, debilitamiento estructural y altos costos de mantenimiento. Por ello, la impermeabilización de túneles se ha convertido en una disciplina clave dentro de la ingeniería civil moderna.

Entre las soluciones más utilizadas destacan las membranas sintéticas de PVC y TPO, capaces de crear barreras continuas de alta resistencia al agua y a la presión hidrostática. Estas se instalan entre la superficie de excavación y el revestimiento de concreto, ofreciendo un sellado completo incluso en condiciones de elevada carga hidráulica.

Otro sistema ampliamente aplicado son los geocompuestos drenantes, que no solo actúan como protección impermeable, sino que también canalizan el agua infiltrada hacia sistemas de drenaje controlados. Esta doble función resulta esencial en obras de gran envergadura como líneas de metro, carreteras subterráneas y túneles hidráulicos.

Asimismo, las inyecciones de resinas de poliuretano y microcemento permiten sellar fisuras o juntas en estructuras ya construidas. Estos materiales se expanden en contacto con el agua, bloqueando instantáneamente los puntos de filtración y asegurando la continuidad de la impermeabilización.

El uso combinado de estas tecnologías garantiza la protección integral de las obras subterráneas, alargando la vida útil de la infraestructura y reduciendo riesgos asociados a la humedad. En un sector donde la confiabilidad es vital, invertir en sistemas avanzados de impermeabilización y sellado se traduce en seguridad, eficiencia y sostenibilidad a largo plazo.