Los expertos entregan cinco acciones estratégicas para contemplar el factor climático, pese a su volatilidad, en el diseño de planes de sostenibilidad.
Fuente: Forbes
Solo entre enero y septiembre de 2024, las catástrofes naturales habían representado un costo económico cercano a US $258.000 millones, según la firma de seguros Aon. Este impacto ha hecho eco en los mercados financieros, donde ya se empieza a considerar a los fenómenos climáticos extremos como un factor crítico para las inversiones.

Así lo reveló el informe Climate Risk Survey de MSCI, en el que 350 participantes del sector afirmaron que los cambios en el ambiente asociados a la temperatura global representan un impacto económico significativo.
Para las empresas, afirma Leonardo De Lella, Managing Director & Partner de BCG, “las amenazas del cambio climático representan un desafío tangible y crítico”. De Lella explica que estos riesgos se han materializado en sectores como infraestructura, energía y alimentos, a raíz de eventos como inundaciones, sequías, olas de calor y huracanes.
De ahí que el asunto del clima sea una de las Tendencias en Sostenibilidad para este 2025. Para integrar un factor tan volátil como este en las estrategias de las organizaciones es clave empezar por una verificación climática de su entorno, para determinar el posible impacto de un fenómeno climático extremo y su influencia en la prevención del mismo.

“Enfrentar el cambio climático no solo es una obligación moral, sino también una oportunidad estratégica para las empresas. Diseñar estrategias climáticas que generen un impacto positivo y estén alineadas con la realidad del negocio requiere integrar los riesgos y oportunidades climáticas como una prioridad en la toma de decisiones corporativas”, agregan desde BCG.
De Lella entrega cinco acciones estratégicas para atender a este desafío:
- Realizar evaluaciones detalladas de sus vulnerabilidades físicas y desarrollar planes de resiliencia integrales, identificando activos y procesos más expuestos.
- Invertir en infraestructura resistente, como la instalación de barreras contra inundaciones en sectores como construcción e infraestructura.
- Diversificar cadenas de suministro, por ejemplo, en industrias dependientes de recursos vulnerables, como alimentos y bebidas.
- Adoptar innovaciones financieras, como seguros paramétricos y bonos de catástrofe, pueden ayudar a mitigar pérdidas económicas en sectores altamente expuestos, como telecomunicaciones y las utilities, donde tormentas severas han interrumpido operaciones y generando costos significativos.
- Incrementar colaboración público-privada mediante soluciones locales, como reforestación o restauración de humedales, que protejan las operaciones mientras benefician a las comunidades
Visible en los resultados
Pese a que existen herramientas que permiten contener la volatilidad del factor climático, no siempre se tiene control sobre los desastres naturales; por ello, incluir el clima dentro de la estrategia no es una inversión que represente un retorno inmediato. En este sentido, es clave una medición rigurosa para observar los resultados de tener un plan de resiliencia climática y de crear iniciativas en pro del medioambiente.
Esto se alinea con otra de las tendencias en sostenibilidad para este año: la rendición de cuentas. Algunas empresas abandonan sus estrategias o disminuyen los recursos en sus objetivos sostenibles porque no ven claramente su valor dentro del modelo de negocio y la única forma de contrarrestar esta problemática es teniendo indicadores que sirvan para orientar estratégicamente los esfuerzos.
Gustavo Fusoni, Socio de Bain & Company, sostiene que “las organizaciones deben utilizar una combinación de indicadores cuantitativos y cualitativos para medir su progreso en sostenibilidad. Los indicadores cuantitativos pueden incluir métricas como las emisiones de CO2, el uso de energía renovable o el porcentaje de materiales reciclados en sus productos. Mientras que los indicadores cualitativos, como las percepciones de los consumidores sobre el compromiso ambiental de la marca, también son importantes para evaluar el impacto de sus acciones. Estos indicadores deben estar alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para garantizar que las empresas estén contribuyendo de manera significativa al bienestar global”.
Para ello, sugiere, existen marcos normativos y métricas estandarizadas que permiten comunicar los logros de manera clara y verificable por otros actores.