Dos vacíos tallados en la parte delantera y trasera de este edificio residencial de 133 metros de altura, planteados por el arquitecto japonés Kengo Kuma, definen una nueva estética para proyectos de este tipo, revitalizando además el paisaje urbano de la zona aledaña a la bahía de Vancouver, en Canadá.

Fuente: Hormigón al Día

En 2016, el destacado arquitecto japonés Kengo Kuma -responsable de, entre otros proyectos, el Museo V&A de Dundee, en Escocia- recibió el encargo de construir su primera torre residencial de gran altura en Norteamérica, específicamente, en Vancouver, Canadá, ciudad cuyo paisaje urbano comenzó a adoptar una nueva forma gracias a edificaciones de formas más vanguardistas, como la reconocida torre Vancouver House, del estudio de arquitectura danés BIG, entre otros.

Torre Alberni

“Vancouver es un lugar hermoso”, comentó el arquitecto al portal Designboom, cuando recibió el encargo de realizar el proyecto. “La naturaleza silvestre está muy cerca de la ciudad, al igual que el bello océano, cercano al centro de Vancouver. En Tokio tenemos el océano cerca, pero no es hermoso y no se siente tan cercano, aquí el agua se encuentra ahí, al lado, es muy limpia y eso es importante para una ciudad”.

Dado entonces el contexto urbano, la idea de alzar una torre de gran altura cobró fuerza, más aún cuando se trató del primer proyecto de Kengo Kuma en América del Norte. “Hemos hecho torres, pero no a esta escala y nivel de detalle”, dijo en la ocasión el arquitecto japonés al portal ArchDaily.

Escapando de las formas tradicionales

Una de las características de este proyecto es que se trató de la renovación urbana del área cercana a la bahía de Vancouver. En efecto, la “Torre Alberni” (o, como se denominó al proyecto en su minuto, “Alberni by Kuma”) se ubica en la intersección entre las calles Alberni y Cardero y se concibió como una torre residencial de 43 pisos que reemplazaría a un antiguo edificio de oficinas ubicado en la zona.

Tomando en consideración la ubicación y características del proyecto que, además de tener un uso residencial, también alberga tiendas y restaurantes, el arquitecto propuso que la torre tuviese una forma irregular. “El diseño del proyecto está moldeado por su entorno”, comentó Kuma en la descripción del proyecto.

Así, el diseño de la torre incluyó dos huecos curvos, ubicados en la parte frontal y posterior del edificio, que la distinguen de la forma tradicional rectangular que poseen este tipo de edificaciones. “En ambos casos -explicó el arquitecto en la descripción del proyecto- estos tallados crean semicercados que establecen una conexión con la calle, con Lost Lagoon y con las vistas -el contexto urbano y geográfico del edificio- mientras que facilita las vistas públicas y privadas del barrio más allá del proyecto”.

En ese sentido, el mismo arquitecto comentó en una entrevista al portal Designboom que “diseñamos cuidadosamente la relación entre la unidad y la vista. La forma de la torre es irregular: desde cada unidad, diseñamos la vista al océano, a las montañas y, finalmente, logramos esta forma única, la que no es antojadiza, se trata de una solución natural”.

Un nuevo concepto

Debido a la particular forma del edificio, definida por estos huecos tallados en la parte frontal y trasera del proyecto, la silueta de éste “cambia constantemente, creando perfiles ilusorios de voladizos arqueados. La realidad es mucho más estructurada, ya que mientras las deducciones talladas son diagonalmente simétricas, las protuberancias inferiores ayudan a contrarrestar los volúmenes colgantes de arriba”, detalló Kengo Kuma en la descripción del proyecto.

A nivel de calle, dos bóvedas de cúpula se intersectan, formando unas estructuras arqueadas que albergan un extenso jardín que “define la entrada y flota hacia la piscina en la parte superior. Para mantener las tradiciones japonesas en cuanto a espacio, el énfasis está dado en la atmósfera más que en el objeto: sin atraer la atención a un punto en particular cargado de significado, el vacío provoca una experiencia de visceral calma que puede compartirse por todos”, detalló el arquitecto.

Con una superficie que supera los 290.000 metros cuadrados, la “Torre Alberni” tiene una altura de 133 metros y albergará a 188 unidades de departamentos. Gracias a su particular forma, ya se transformó en otro ícono arquitectónico de la ciudad de Vancouver.

Podrán conocer más detalles de este interesante proyecto en el siguiente video

Ver Anterior

Reestructuración molecular del Hormigón

Ver Siguiente

Investigadores DIC Katherine Lizama y Marcelo Olivares se adjudican proyectos Fondef IDeA I+D

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...

Comentar Publicación