Los aerogeneradores no son muy eficientes cuando no hay viento. Sin embargo, los investigadores han ideado una tecnología, inspirada en las ballenas, que podría mejorar las cosas.
Fuente: EcoInventos
La biomímesis es una palabra definida como «un proceso de innovación e ingeniería«. Se inspira en las formas, materiales, propiedades, procesos y funciones de los seres vivos.
Las ballenas jorobadas inspiran desde hace tiempo a los fabricantes de aerogeneradores. Estos animales marinos tienen unas pequeñas protuberancias en sus aletas pectorales que dieron a los investigadores la idea de aplicarlas al diseño de palas de máquinas rotativas, como es el caso de los aerogeneradores. Esta innovación, inspirada directamente en las ballenas jorobadas, podría permitir a los aerogeneradores ganar un 20% de eficiencia con vientos ligeros.
Biomímesis y aerogeneradores
Los fabricantes de aerogeneradores ya se inspiraron en la naturaleza para hacer peines de dientes de sierra, fijados en los bordes de salida de las palas. Se diseñaron para reducir el ruido aerodinámico y se inspiraron en las alas de las aves rapaces nocturnas, que vuelan de forma casi inaudible. En el caso de las ballenas jorobadas, fueron los investigadores de la Universidad de Harvard los que idearon un diseño innovador inspirado en esto, pero siempre para los aerogeneradores.
Los investigadores idearon una innovación que aumentaría la eficiencia de todas las máquinas rotativas, es decir, ventiladores, turbinas y aerogeneradores.
Para ello, observaron las aletas pectorales de las ballenas jorobadas y se dieron cuenta de que tenían unos pequeños crecimientos llamados tubérculos. Son los únicos mamíferos que los tienen. Estos animales, que pueden llegar a pesar 30 toneladas, son capaces de alcanzar velocidades de 25 km/h, e incluso de saltar fuera del agua.
Algo que se ha querido reproducir en máquinas giratorias imaginando que sus excrecencias en las aletas tenían gran influencia. A continuación, crearon un modelo matemático para idear una técnica innovadora que pudieran trasladar a las turbinas eólicas.
Tras varios años de trabajo, un equipo de tres investigadores, formado por Frank Fish, biólogo estadounidense, Philip Watts, ingeniero canadiense, y Stephen Dewar, empresario canadiense, creó la empresa WhalePower para evaluar y desarrollar las aplicaciones prácticas de este descubrimiento.
Realizaron experimentos en el túnel de viento con modelos de alas y palas de avión, y descubrieron que las jorobas de las aletas mejoraban la aerodinámica de las palas y reducían las turbulencias que generan ruido. Al canalizar el flujo de aire de las jorobas, consiguen resolver dos problemas asociados a las palas: el escaso rendimiento con vientos ligeros y el ruido generado.
Descubrieron que una pala equipada con estos tubérculos podía producir un 20% más de electricidad con vientos ligeros y sin ruido.
Una vez patentado el invento, lo licenciaron a otras empresas, y luego ampliaron su gama a ventiladores industriales, e incluso a ventiladores de ordenador.
Más información: whalepowercorp.wordpress.com