Una de las aplicaciones más interesantes de la impresión 3D es el diseño de interiores. Ya sea en los hogares o en tiendas y establecimientos. En Sevilla, se ha llevado a cabo un interesante proyecto que combina las ventajas de la fabricación aditiva con la economía circular para decorar el interior de una pastelería. Gracias a la colaboración del Studio RRR y Nagami, se ha creado un mural impreso en 3D a base de plástico reciclado que serviría como estructura decorativa en el interior del local. «La tarta de la madre de Cris» es el nombre de la pastelería sevillana que ya cuenta con la estructura en sus instalaciones.
Fuente: 3D Natives
Como hemos visto en anteriores ocasiones, cada vez se utiliza más la impresión 3D como herramienta de marketing. Esta tecnología se suele implementar a la hora de crear publicidad en el lugar de venta, o para fabricar estructuras en los establecimientos de las empresas. Además, si se combina con el factor de la sostenibilidad, el resultado es de lo más interesante. Este es el caso de la pastelería sevillana y la creación del mural impreso en 3D. El proyecto forma parte de una investigación centrada en el uso de la tecnología a gran escala bajo la idea de abrir nuevas vías para la reutilización de plástico reciclado. De esta forma, se contribuye a dar una segunda vida a un material cuyo 90% de desecho aún termina acumulado en vertederos y océanos.
Diseño e impresión 3D del mural
Situada en la plaza del Salvador, en Sevilla, la pastelería ya ha integrado el mural impreso en 3D en su establecimiento. Con un tamaño de 9m de largo por 3,40m de alto, el muro fue creado en las oficinas de Nagami en Ávila. Para ello, se usaros 0,34 toneladas de plástico PETG reciclado. La tecnología de fabricación aditiva utilizada para ello fue la de extrusión a través de brazos robóticos industriales. Una vez completadas todas las piezas, fueron trasladadas al establecimiento donde se llevó a cabo su ensamblaje e instalación.
Con respecto a la forma del muro, el equipo detrás de este proyecto explica: “El local, estrecho, alto y largo, se rediseña partiendo de una idea muy clara, trasladar al cliente la unicidad y exclusividad de la tarta de queso a través de un gesto formal que trazara analogías con las propiedades matéricas del producto”. De esta forma, el mural 3D se compone de geometrías curvas plegadas y una materialidad que varía según la curvatura del plástico en contraste con la luz. “Las formas y texturas, el retorcido por gravedad después de su corte, el color crema variable y el tostado exterior procedente del horneado, se convierten en el imaginario que ha dado forma al alzado de la propuesta”, concluyen. Vista desde el exterior, la estructura parece más brillante y dorada, mientras que al acceder al interior es más sólida y blanca.