Un estudio de arquitectura turco presenta un rascacielos futurista lleno de curvas y espacios.
Fuente: ABC
En la ciudad de los rascacielos hay tantos ejemplos de virtuosismo de la arquitectura vertical que resulta difícil destacar. Desde los míticos Chrysler (1929) y Empire State (1931) hasta los más recientes One57 (2014); 432 Park Avenue (2015), obra del arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, que en aquel momento se vendió como la torre residencial más alta (426 m) del hemisferio occidental, o Central Park Tower, que ostenta actualmente ese récord, con 472 metros.
Los mejores estudios de arquitectura del mundo suelen plantear cada cierto tiempo propuestas para aumentar esa nómina de grandes edificios de Manhattan, muchos de ellos dedicados a viviendas particulares con precios que sobrepasan nuestra imaginación.
La última de esas propuestas es la Sarcostyle Tower, del estudio turco Hayri Atak Architectural Design Studio. Para empezar, su silueta no se parece a ninguna de las que le rodean. Es la primera fase de un proyecto «que alimenta conceptos como anatomía y célula y revela su base muy claramente con su forma amorfa y estática completamente diferente a estructuras similares», según la definición de sus creadores.
El estudio turco ha creado una estructura de forma sinuosa que aparentemente se enrolla sobre sí misma, que deja una serie de vacíos con diferentes interpretaciones dependiendo desde dónde se mire el edificio. Hay que intuye en esas formas un diseño de película de ciencia ficción.
La Sarcostyle Tower se une a otros proyectos singulares a la espera de financiación, como el East 34th (una superficie suave y ondulada, de 232 metros, que no recurre a los típicos pináculos) o The Big Bend, de la firma de arquitectura de Oiio Studio. Este último tiene forma de U. De llevarse a cabo sería el edificio más largo (que no es lo mismo que alto) del mundo (1.200 m).
Hayri Atak es el mismo estudio que planea construir un hotel suspendido sobre un acantilado en Noruega.