Es sabido que el uso de tecnologías en el sector de la construcción no ha sido lo suficientemente masificado. Esto no obedece a la falta de buenas iniciativas o a la capacidad nacional, sino más bien, a que no se ha logrado comprobar a cabalidad el costo/beneficio de incorporar estos avances, o bien, se intenta implementar en todo tipo de proyecto sin la adecuada asesoría. Es en este contexto que DRS se propuso apoyar a sus clientes en la correcta utilización de nuevas tecnologías y probar la relación costo/beneficio que conlleva.
El uso de drones se ha convertido en una importante tecnología para apoyar todo tipo de proyectos, ya que pueden entregar imágenes como fotografías y videos con bastante información, tanto del estado de avance real del proyecto, así como de la topografía.
Sin embargo, la posibilidad de obtener toda la data descrita parece ser insuficiente aún para masificar el uso de drones, esto porque si bien significan un real aporte al proyecto, el vuelo hasta hoy es solo un insumo que debe ser revisado e interpretado por los profesionales del proyecto y, por consiguiente, sigue dependiendo del factor técnico humano para generar un informe.
Surge entonces la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si esta infamación del vuelo lo llevamos a un ambiente digital en 3D y lo comparamos con el modelamiento tridimensional BIM el proyecto?
Esta idea es uno de los desarrollos que durante el 2022 ha probado DRS en sus proyectos: el levantamiento digital de terreno, a través de vuelos Drone con el modelo tridimensional BIM del proyecto. De esta forma se obtiene automáticamente diferencias (ejecutado versus modelado) así como también errores de construcción y avances de obra física, eliminando el factor humano del proceso y liberando tiempo de trabajo de los profesionales, lo que permite optimizar recursos en otras actividades.
Claramente la integración de tecnologías Drone/BIM abre una oportunidad interesante para el rubro ya que, dependiendo del tamaño de la obra es posible obtener, en no más de 30 minutos: el porcentaje de avance físico del proyecto, los eventuales errores de ejecución en obra gruesa y la disposición logística del proyecto, a través de una secuencia de construcción optimizada. Tareas que a un profesional capacitado le podría tomar un día completo, o quizás más si a sus actividades se le debe sumar el chequeo de obra a través de planos en 2D (sin considerar el margen de error humano).
De acuerdo a las estimaciones de DRS, el margen de error de la medición de avance es menor al 1% y la asertividad de diferencias de proyecto versus realidad es de un 100%; es decir, los hallazgos críticos del proceso automatizado ha sido real y efectivo en lo visto en terreno.
De acuerdo a nuestra estimaciones el porte de esta tecnología mejoraría los tiempos de chequeo y revisión en terreno en cerca de un 20% y mejora el control y seguimiento de la obra de semanal o mensual a diaria si así se quiere.
Pero, ¿dónde ocupar este tipo de tecnología y cual es su costo beneficio? Claramente esta tecnología muestra sus mayores beneficios en proyectos de mayor extensión o complejidad donde el control de avance y obra gruesa son necesarios para mantenerse dentro de los plazos programados, así como la optimización de los recursos profesionales de la constructora o jefatura de proyecto del mandante. También es útil para mandantes que no puedan asistir constantemente o bien se encuentran zonas alejadas. En ese contexto, el costo beneficio se maximiza y se traspasa directamente a ahorros económicos.
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