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La industria de la construcción enfrenta hoy un escenario de alta complejidad: presiones por aumentar la productividad, exigencias crecientes en sostenibilidad, déficit habitacional, escasez de mano de obra calificada, mayor incertidumbre y problemas de bienestar laboral, como la salud mental y el consumo de sustancias.
Industria y academia: una alianza estratégica para transformar la construcción
Octubre 16 - 2025
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3 minutos de lectura
Autor: Héctor Hernández López
Resolver estos desafíos requiere no solo experiencia práctica, sino también investigación rigurosa, innovación tecnológica y visión estratégica. En este contexto, la colaboración entre empresas constructoras y universidades se presenta como una oportunidad decisiva, aunque aun insuficientemente aprovechada.
Una empresa con fuertes vínculos de colaboración con la academia tiene más probabilidades de enfrentar con éxito los desafíos del sector. Como sostienen Evans et al. (2023), la colaboración universidad–industria “es un vehículo para mejorar la innovación mediante el intercambio de conocimiento, y un sello distintivo de la economía del conocimiento”.
Las universidades constituyen verdaderos semilleros de conocimiento en tecnologías y procesos que, en muchos casos, demoran en transferirse al mercado. Para las empresas constructoras, vincularse tempranamente con la academia implica la posibilidad de anticipar y validar innovaciones que transformarán el sector. Esto abarca desde la adopción de enfoques de construcción industrializada circular hasta la incorporación de tecnologías emergentes como gemelos digitales, inteligencia artificial, visión computacional, robótica, dispositivos portables (wearable technology) y contratos inteligentes aplicados a proyectos (smart contracts). El acceso temprano a estas soluciones no solo permite a las empresas prepararse para los cambios disruptivos que marcarán el futuro de la construcción, sino que también les otorga una ventaja competitiva estratégica, al reducir la incertidumbre en la planificación y fortalecer su capacidad de adaptación a escenarios complejos.
Los retos actuales de la construcción, como sostenibilidad, productividad o vivienda asequible, se entrelazan con aspectos sociales y de salud laboral. Aquí, las universidades ofrecen equipos multidisciplinarios capaces de analizar fenómenos de manera integral y complementar la experiencia práctica de las empresas. Un ejemplo es el trabajo conjunto entre la Escuela de Construcción Civil y la Escuela de Enfermería de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que ha permitido estudiar factores de riesgo en la salud mental de trabajadores de la construcción. Además, investigaciones recientes muestran que la construcción industrializada no solo mejora la eficiencia, sino que también puede generar condiciones laborales más seguras y saludables, aspecto gravitante en la industria. En esta misma línea, Ahmed et al. (2022) destacan que el vínculo efectivo entre academia e industria “acorta la brecha entre la teoría y la práctica, creando un ecosistema más eficiente y capaz de responder a problemas reales”.

La innovación y la mejora continua requieren más que buenas intenciones: necesitan datos, metodologías y análisis que permitan identificar oportunidades. La interacción con universidades impulsa la cultura de innovación dentro de las empresas, manteniéndolas al día en enfoques diversos y disruptivos. Un ejemplo es la innovación abierta, en la cual la academia puede asumir un rol articulador entre empresas que incluso compiten entre sí, generando espacios de colaboración precompetitiva para acelerar el desarrollo de soluciones tecnológicas y de gestión con impacto sectorial. Esto no solo permite a las empresas adaptarse mejor a cambios regulatorios y sociales, sino también responder con mayor agilidad a las expectativas de clientes e inversionistas. A ello se suma el acceso a talento joven mediante prácticas, tesis y proyectos aplicados, lo que genera un semillero de profesionales alineados con los desafíos del sector. De esta manera, la empresa reduce brechas de competencias y asegura la incorporación de capital humano avanzado, mientras los estudiantes adquieren experiencia en contextos reales, enriqueciendo su formación y entregando un valor agregado frente al mercado laboral.
Otro beneficio evidente es la legitimidad y posicionamiento que las empresas obtienen a través de estos vínculos. En un mercado cada vez más competitivo, no basta con construir, también es necesario proyectar una imagen de seriedad, innovación y compromiso con la sostenibilidad. Estas características son altamente valoradas por clientes, organismos públicos e internacionales, y fortalecen la posición de las empresas en licitaciones, alianzas estratégicas y mercados especializados. En este sentido, la generación de conocimiento universitario no solo impulsa el avance científico, sino que también se traduce en desarrollo económico (Anderson, 2001).
La evidencia muestra que la alianza industria–academia es un modelo win–win. Para la academia, implica acceso a datos reales, validación de modelos y pertinencia en la formación. Para la industria, acceso a conocimiento de frontera, talento joven y respaldo institucional. Y para el país, la posibilidad de generar innovación aplicada que responda a desafíos urgentes en vivienda, sostenibilidad y desarrollo productivo. Una constructora vinculada a la academia no solo resuelve mejor los problemas actuales, sino que también visualiza el futuro con mayor certeza. En un mundo incierto, alimentarse del conocimiento y la innovación que producen las universidades es clave para establecer las premisas correctas de la planificación estratégica.
La pregunta que queda abierta es por qué, teniendo a las universidades disponibles y dispuestas a colaborar, tantas empresas aún no aprovechan este recurso estratégico. La respuesta a los grandes desafíos del sector no vendrá de esfuerzos aislados, sino de la capacidad de co-crear soluciones conjuntas entre industria y academia. El futuro de la construcción será tanto más exitoso cuanto más sólida sea esta alianza.
Fuentes:
Ahmed, F., Fattani, M. T., Ali, S. R., & Enam, R. N. (2022). Strengthening the Bridge Between Academic and the Industry Through the Academia-Industry Collaboration Plan Design Model. Frontiers in Psychology, 13. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2022.875940
Anderson, Melissa S. (2001) The Complex Relations between the Academy and Industry, The Journal of Higher Education, 72:2, 226-246, https://doi.org/10.1080/00221546.2001.11778879
Evans, N., Miklosik, A., & Du, J. T. (2023). University-industry collaboration as a driver of digital transformation: Types, benefits and enablers. Heliyon, 9(10), e21017. https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2023.e21017
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