En el año 2020, a través de un webinar, la CDT lanzó un estudio de productividad en el sector. Realizada sobre una base de datos de 156 proyectos registrados desde el 2013 al 2019, el informe identificó los tiempos efectivos de trabajo en proyectos en construcción. Se dividió el tiempo utilizado en 4 categorías: tiempo que Agregan valor (AV), de Soporte (So), Detenciones Autorizadas (DA) y el tiempo que No agrega valor (NAV).
De este modo, el estudio reveló que el 58% del tiempo de trabajo Agrega Valor, el 19% es tiempo usado en soporte, el 3% corresponde a detenciones autorizadas, mientras que el 20% del tiempo corresponde a la categoría No agrega valor. Por otra parte, el mismo estudio hace una división más simple: “Tiempo Efectivo de trabajo” (TE) que es la suma entre actividades que agregan valor y soporte, y “Tiempo no utilizado” (TNU) que es la suma de detenciones más actividades que no agregan valor, consignando que el 77% del tiempo corresponde a actividades de TE y el 23% es TNU.
Ahora bien, como sabemos, durante el 2021 hubo una importante reactivación del sector de la construcción producto de la liberación de medidas sanitarias, el inicio de proyectos paralizados y la normalización de transportes e importación de materiales. No obstante, restricciones como cambios de mascarillas, aforo en comedores y duchas, testeos de control y permisos para vacunación, forman parte de los argumentos del retraso de algunos proyectos o la causa de pérdidas de productividad, al momento de revisar el uso de tiempo en reuniones de obra.
Es asi que, con la base metodológica de la CDT y sus datos comparados, en DRS decidimos medir el tiempo en 5 de nuestros proyectos según los segmentos indicados en el estudio, junto con sus causas. Resultando que en promedio los tiempos medidos por DRS son 2% superiores a los obtenidos por la CDT en sus proyectos prepandemia: en proyectos DRS TE corresponde a 79 y el 77% en el estudio CDT. Si bien la diferencia es menor y está dentro de los márgenes de error, no deja de ser destacable que, con todo lo expresado y tiempos asignados a controles sanitarios, la proporcionalidad de tiempos efectivos de trabajo se mantiene.
De estos resultados, lo más destacable es que si bien existen mayores tiempos de detención y/o reducciones de jornadas, éstas han sido absorbidas por otros tiempos ociosos sin reducir el tiempo efectivo de trabajo.
Las razones de la mantención de estos porcentajes “pasada la pandemia” respecto a los tiempos efectivo versus al tiempo no utilizado, pueden ser varias: la presión por el cumplimiento de los plazos, así como también el mayor control que se requiere sobre el personal para cumplir los protocolos sanitarios, entre otras. Bajo nuestra perspectiva, la causa es que existe una brecha de productividad que no es correctamente aprovechada en situaciones “normales” y que se ven forzadas a incorporar en temporadas de mayor estrés del contrato, entre estos factores están: mejores planificaciones semanales, la conversación constante con proveedores y el control de compras y entregas.
Durante el 2021, el abastecimiento de materiales, así como la mantención de subcontratos, fue complejo, lo que requirió mayor y mejor comunicación; asimismo, la integración de proveedores, métodos conocidos para el mejoramiento de la productividad.
En resumen, si analizamos estrictamente los números, vemos que los mayores tiempos asignados a protocolos sanitarios, asi como la provisión retrasada de materiales, se han absorbido con una mejor planificación, comunicaciones más efectivas y gestión de compromisos en obra. Lo anterior, confirma que es posible aumentar la productividad; que existe aún, una brecha por cumplir dentro de los niveles de construcción tradicional para mejorar rangos y rendimientos. Y que este aumento de productividad puede ser aún mayor, si se incorporan otro tipo de tecnologías o sistemas de construcción.
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