La construcción está experimentando una auténtica revolución, una idea que cada vez dejamos más patente en forma de increíbles inventos. Lo vimos primero con este robot que coloca 500 ladrillos por hora y va a jubilar a los albañiles, pero todavía nos quedan más por repasar. ¿Sabías que las algas se están empezando a usar en los edificios? Así plantean convertirlas en el cemento del futuro.

Fuente: Ecoticias

Las algas son organismos acuáticos que realizan la fotosíntesis y constituyen la base de la cadena alimenticia en los ecosistemas acuáticos. Entre las algas más comunes se encuentran las verdes, las rojas y las pardas. En los últimos años, las algas han despertado gran interés como material de construcción sostenible.

Esta tendencia ha dado origen a la bioconstrucción con algas. Esto se debe a que presentan algunas propiedades muy interesantes: son un recurso natural abundante, tienen capacidad aislante, permiten fabricar materiales ligeros y resistentes, y su producción y uso son respetuosos con el medio ambiente.

El potencial de las algas en la construcción es enorme. Podrían utilizarse para fabricar bloques, paneles, revestimientos, pinturas, aislamientos y otros materiales de construcción con un impacto ambiental muy bajo. Su uso masivo podría transformar el sector de la construcción hacia modelos más sostenibles y circulares.

Las propiedades de la construcción con algas: todo por la sostenibilidad

Las algas poseen propiedades únicas que las convierten en un material ideal para la construcción sostenible. Entre sus principales características destacan:

  • Absorción acústica: Las algas tienen una gran capacidad para absorber el sonido gracias a su estructura porosa. Esta propiedad permite aislar ruidos y mejorar la acústica de los espacios.
  • Resistencia mecánica: Aunque parezcan frágiles, las algas presentan una notable resistencia mecánica que las hace aptas para soportar cargas en la construcción. Sus fibras tienen gran flexibilidad y firmeza.
  • Aislamiento térmico: La composición de las algas les confiere excelentes propiedades aislantes tanto para el frío como para el calor. Son idóneas para climatizar edificios de forma natural.
  • Ligereza: Los materiales de algas son extremadamente ligeros en comparación con los convencionales. Esto facilita su transporte y colocación, abaratando costes.
  • Asequibilidad: Las algas son un recurso renovable que crece de forma natural y rápida en los océanos. Su obtención no requiere grandes inversiones energéticas, por lo que resultan muy económicas.

El biocemento con algas, una propuesta de futuro que creará «edificios verdes»

El biocemento de algas es un invento del sector que no tiene más de diez años (en su fase de producción industrial). Se trata de un material innovador que utiliza algas marinas para crear un cemento ecológico. El proceso para fabricar este biocemento es el siguiente:

  • Las algas marinas se cultivan en tanques con agua salada y luz solar. Las especies más utilizadas son la Spirulina y la Diatomea.
  • Cuando las algas alcanzan la madurez, se extraen y se someten a un proceso de calcinación. Esto consiste en calentar las algas a altas temperaturas para eliminar la materia orgánica.
  • Lo que queda después de la calcinación es carbonato cálcico, que es el principal componente de la piedra caliza utilizada para hacer cemento Portland tradicional.
  • Este carbonato cálcico se muele hasta obtener un polvo fino que se mezcla con otros ingredientes como arena, arcilla y agua para producir el biocemento.
  • El biocemento resultante posee propiedades similares al cemento Portland, pero con la ventaja de que su fabricación genera menos CO2, un 70 % menos según los investigadores.

De esta manera, el uso de algas como materia prima permite obtener un cemento más ecológico y sostenible. Los investigadores siguen trabajando para mejorar la resistencia y durabilidad de este innovador material.

Como has visto, la construcción con algas es una propuesta de futuro que ya podemos ver en el presente, aunque no es la única. Justo hace unos días conocimos el material que China lleva usando 5000 años y que nosotros también vamos a emplear. Sin duda, supone un enorme salto cualitativo para mejorar la eficiencia energética y reducir el efecto isla de calor en nuestras ciudades.

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