La urbanización y la evolución de las ciudades modernas han llevado al desarrollo de construcciones de edificios de gran altura, pero ¿cuál es el impacto ambiental real de estos edificios?
Fuente: Arch Daily
Diseñados tradicionalmente con el hormigón como principal material estructural, su construcción implica un aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera, la contaminación del aire y un aumento del consumo de energía y agua. Estas consecuencias exigen el desarrollo de nuevas estrategias sostenibles fuera de la zona de confort de la industria, como la incorporación de la madera como elemento estructural. La Madera Laminada Cruzada (CLT) ha surgido como una nueva estrategia estructural que los arquitectos chilenos han comenzado a incorporar a la arquitectura del país, adaptada a las condiciones y normas locales.
El ‘Proyecto Tamango’ de Tallwood Architects es un ejemplo de los desafíos y oportunidades de la construcción en madera en el país y la región, ya que podría ser el primer edificio de 12 pisos con estructura de madera prefabricada. Cambiando los paradigmas de construcción tradicionales de la zona, Tamango representa un paso hacia soluciones sostenibles que siguen un proceso de diseño integrado a través de todas las etapas de un proyecto arquitectónico.
¿Por qué construir arquitectura de gran altura en CLT?
Los edificios altos en CLT ya existen en todo el mundo, lo que demuestra que el uso de la madera como material estructural principal en edificios de gran altura puede ser el futuro. Además de ser un recurso renovable –”que no puede agotarse y es capaz de suministrar una fuente continua de energía limpia”–, la madera aporta soluciones sostenibles que, combinadas con los avances tecnológicos, cubren todas las etapas de su ciclo de vida, desde su fabricación, montaje y aplicación.
Durante su fabricación, cada kilogramo de madera captura 1,8 kgs de CO2, y su montaje necesita una construcción en seco, silenciosa y que no genere residuos. Al habitar el edificio, la madera tiene excelentes propiedades térmicas e higroscópicas (capacidad de retener y liberar humedad), que contribuyen a su eficiencia energética y al confort de los usuarios.
Las condiciones locales de Coyhaique, Chile, donde la quema de leña húmeda para calentar interiores libera una gran cantidad de emisiones de CO2, la ha convertido en una de las ciudades más contaminadas de América Latina. Ante esto, el objetivo de Tamango fue proponer soluciones innovadoras dentro de dos líneas principales: ser sustentables y desarrollar un sistema constructivo eficiente, siempre considerando el difícil acceso a materiales y mano de obra en la zona.
Sistema Constructivo: Estrategia de Materiales de Tamango
Invirtiendo el proceso tradicional, el diseño de Tamango incorpora un equipo multidisciplinario –integrado por ingenieros estructurales, especialistas en resistencia al fuego, eficiencia energética y acústica– que analizó todos los posibles resultados desde el inicio del proceso. Simultáneamente, el proyecto desarrolló un estudio de envolventes térmicas con expertos en eficiencia energética de Chile, Finlandia y Canadá, con el objetivo de crear un edificio de gran altura con estrategias sustentables que ayude a la descontaminación del área.
Usando las últimas innovaciones para unir capas de madera, los productos Mass Timber, también conocidos como “capas de madera comprimida que crean elementos de carga estructural”, pueden tener tamaños ajustables creados para paneles, postes y vigas, todo lo cual permite sistemas de alta resistencia (mucho como hormigón y acero) pero en pesos significativamente más ligeros. La estructura de Tamango fue desarrollada por elementos de madera previamente diseñados –CLT, LVL y Glulam– junto con madera aserrada certificada con diferentes grados estructurales.
Según la Engineered Wood Association, los paneles prefabricados de CLT están compuestos por varias capas prensadas –generalmente tres, cinco, siete o nueve– de tableros de madera secados en horno apilados en direcciones alternas, unidos con adhesivos estructurales. Mantener un ángulo recto al pegar estas capas le da al panel rigidez estructural en ambas direcciones. Para lograr resultados de estructuras prefabricadas precisos, el proyecto trabajó con un modelo de información de construcción (BIM) anterior, donde el equipo detalló cada panel y su ensamblaje futuro. Una vez en el sitio de construcción, estos paneles se unieron rápida y eficientemente, como un rompecabezas.
Como especifican Juan José Ugarte G. y Gerardo Armanet –arquitectos de Tallwood–, la madera es una solución que incorpora las fases de diseño y construcción a través de la medición previa y el montaje de los elementos, o como él dice, el proyecto se “construye antes de la construcción”.
Como complemento a los paneles CLT, la estrategia incorporó madera de chapa laminada (LVL), un material de construcción producido por chapas de madera secas y clasificadas que se unen bajo calor y presión en paneles grandes que generalmente se utilizan para vigas, cerchas, tablones y vigas.
¿Cómo beneficia el resultado final al medio ambiente?
A pesar de los obstáculos del proceso –por ejemplo, la falta de avances en el código chileno para estructuras de madera de altura de más de cinco niveles– los 1.870 m3 de estructuras de madera capturan 1.230 toneladas de CO2, que ya superan las emisiones durante su fabricación y transporte. Durante el proceso de diseño, desarrolló una estrategia de eficiencia energética que creó calefacción a partir de bombas eléctricas y una piel térmica que ahorra el 75% de los gastos en calefacción mensual y el 60% de ahorro de energía en contraste con proyectos de vivienda equivalentes. Además, si el ciclo de vida del edificio llega a su fin, sus elementos estructurales son fáciles de desmontar y quedan disponibles para su reutilización en futuros proyectos.
Como pionero regional, Tamango da el primer paso y se consolida como modelo para futuros proyectos de arquitectura en Latinoamérica, donde la altura ya no es un problema para los sistemas de estructuras de madera. Introducir la madera CLT en un edificio de 12 plantas, demuestra los esfuerzos del país durante las últimas décadas y posibilita nuevas oportunidades para la región.