Como una forma de agregar valor a los proyectos, esta metodología de planificación, seguimiento y control, permite optimizar el cumplimiento de plazos y costos mediante un aumento en los compromisos de los equipos y en su capacidad de prever situaciones que afecten el normal desarrollo de las actividades.
Gracias a su uso, se han medido aumentos de márgenes de utilidad promedio cercanos al 90% en proyectos industriales mineros.
Además, algunas experiencias, indican que el uso de esta herramienta ha permitido que el cumplimiento de las actividades del proyecto aumente entre un 70% y 75% promedio.

Para áreas como la minería, construcción o ingeniería, implementar nuevas tecnologías y eliminar actividades que no agregan mayor valor, es un paso de suma importancia en la administración de proyectos. Bajo esa premisa se realizan diversos esfuerzos que apuntan a dar respuesta a esa inquietud. Uno de ellos es una metodología de planificación, seguimiento y control de proyectos, llamada Last Planner®, que incorpora los principios de la filosofía Lean Construction en las prácticas habituales de la construcción, posibilitando el cumplimiento de plazos y costos, así como un aumento en los compromisos de los equipos de trabajo. “Esta filosofía se orienta hacia la administración de la producción en construcción, cuyo objetivo fundamental es eliminar las actividades que no agregan valor o generan pérdidas”, indica Carolina Tapia, subgerenta de Gestión de Proyectos de la Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT, de la Cámara Chilena de la Construcción, CChC. La profesional comenta que en la filosofía Lean Construction hay una serie de principios fundamentales relacionados con satisfacer los requerimientos del cliente y disminuir actividades de ese tipo. “La idea es reducirlas lo más posible, pero se debe entender que siempre habrán actividades, como aseo de los frentes de trabajo, esperas por secuencias constructivas u otras, que no se podrán sacar”, explica.

Los otros principios son: reducir el tiempo de ciclo, la reducción de la variabilidad, el aumento de la flexibilidad de la empresa (normas ISO, LEED®) y de la transparencia de los procesos, concentrar el control en el proceso completo, así como construir la mejora continua en el mismo, además de balancear mejoras de flujos con las de conversión y hacer benchmarking (proceso sistemático y continuo para evaluar comparativamente los productos, servicios y procesos de trabajo en organizaciones).
Propuesto por Lauri Koskela en 1992, el modelo analiza los principios y aplicaciones del JIT (justo a tiempo) y TQM (control total de la calidad) en la industria de la construcción, intentando identificar las bases que él define como “la nueva filosofía de producción”. El Lean Construction enfoca los esfuerzos a la estabilidad del flujo de trabajo y gracias a esto se han desarrollado diversas herramientas tendientes a reducir las pérdidas a través del proceso productivo. Dentro de estas aparece Last Planner® (último planificador), sistema que presenta cambios en cómo los proyectos son planificados y controlados.

El último planificador

Last Planner® es un sistema de control que mejora el cumplimiento de actividades y la correcta utilización de recursos de los proyectos de construcción. Desarrollado originalmente por los fundadores del Lean Construction Institute, Glenn Ballard y Gregory Howell, su marco teórico se sustenta en un principio básico basado en aumentar el cumplimiento de las actividades de construcción al disminuir la incertidumbre asociada a la planificación. “Al controlar la incertidumbre, se aumenta la confiabilidad de la planificación y con ello se mejora la productividad del proyecto. Asimismo, se involucra a todo el equipo humano en la planificación, al personal directivo, operativo, supervisión, áreas de apoyo de obra y subcontratos, por lo que se consigue mayor confiabilidad y compromiso de las personas con el programa”, explica Tapia.

Según señalan los autores Botero y Álvarez (2005), una buena planificación ocurre cuando se superan algunos obstáculos presentes, al entender que esta “no se concibe como un sistema, sino que se basa en las habilidades y el talento del profesional a cargo de la programación”.

Un punto fundamental respecto a la implementación de este sistema de control, es su estricto cumplimiento que en términos generales consiste en crear planificaciones intermedias y semanales. “La planificación es el sistema que da dirección y velocidad al proyecto y en el caso de Last Planner®, comúnmente usa cuatro niveles: planificación maestra; de fases; intermedia y de corto plazo”, detalla Luis Alarcón, director del Centro de Excelencia en Gestión de Producción de la Pontificia Universidad Católica de Chile, GEPUC. “En cada uno de esos niveles se busca cumplir compromisos, asegurando que estos existan y que se liberen las restricciones que puedan impedir el cumplimiento de la planificación en forma oportuna”, agrega el experto.

El plan maestro es la secuencia general del proyecto, en todo su plazo, con un nivel de detalle adecuado para el control. De acuerdo a Tapia, sobre la  base de este se extrae un programa proyectado y se realizan revisiones semanales para “medir restricciones para las tareas programadas, así como a los responsables de liberación de estas restricciones. También se mide el cumplimiento de actividades programadas y las causas que por alguna razón lo impidan”.

Los equipos de trabajo deben colaborar en la determinación de los planes, haciendo que cada participante pueda contribuir a la toma de decisiones que resulten congruentes entre sí. El plan maestro cubre todas las actividades de construcción del proyecto desde su inicio hasta su término. El intermedio, en tanto, corresponde al segundo nivel en la jerarquía de la planificación. Abarca intervalos de cinco a seis semanas y las actividades son exploradas con más detalle, lo que permite determinar las sub tareas para luego ejecutarlas. Una vez concluido este paso, las actividades son sometidas al proceso de preparación, donde las restricciones son eliminadas dejando la actividad lista para ser llevada a cabo. Por su parte, el plan semanal se determina con base en el plan intermedio y contiene las actividades que se pueden ejecutar, como lo dice su nombre, durante cada semana. Algunas características comprometidas en la realización de planes de trabajo de este tipo son: una acertada selección de la secuencia del trabajo (de acuerdo al plan maestro establecido), de las estrategias de ejecución y de las características que hacen que un diseño pueda ser construido. También se incluye: la correcta cantidad de trabajo seleccionada, considerando la capacidad de trabajo de las cuadrillas que ejecutarán las actividades y la garantía de que todos los prerrequisitos se han realizado contando con recursos disponibles para tal fin.

Se recomienda que la comunicación de los planes se realice de forma pública para que todos los integrantes del proyecto los conozcan. Con esto se logra que aquellos que trabajan en la obra tengan una visión general del proyecto y no simplemente de sus tareas individuales.

Aplicación en proyectos

De acuerdo a Alarcón, y gracias al uso de Last Planner®, se han medido “aumentos de productividad de hasta un 80% en proyectos de edificación, aumento de márgenes de utilidad promedio cercanos al 90% en proyectos industriales mineros y reducciones de accidentabilidad a cero en estos mismos”.

Otros ejemplos donde se ha utilizado la metodología, son algunos proyectos realizados por Sigdo Koppers que contaron con la asesoría y acompañamiento de la CDT en la implementación. En la división Ministro Hales de Codelco, se trabajó en la construcción de una planta concentradora de cobre, en la que se contempló el montaje electromecánico de un molino SAG, dos molinos de bolas, celdas de flotación, edificio de pebbles (material duro y difícil de ser reducido, como piedras y guijarros) correas de alimentación y recirculación del material.

En el caso del proyecto Caserones, se realizó la construcción de un taller para el mantenimiento de camiones mineros, una sub-estación eléctrica de 23 KV y una planta concentradora de cobre compuesta por el montaje electromecánico de un molino SAG, dos de bolas, edificio de pebbles, celdas de flotación, una planta de molibdeno, correas de alimentación y recirculación del material.

En el proyecto Olap, en tanto, se realizó el montaje electromecánico para la nueva pila de lixiviación de cobre, mientras que el proyecto Termoeléctrica Cochrane consiste en la construcción de una planta termoeléctrica en el sector de Mejillones que generará alrededor de 500 MW al sistema interconectado.

El encargado de Implementación de Last Planner® para los proyectos de Ingeniería y Construcción de Sigdo Koppers, Eric Fuentes, explica que se hicieron dos pilotos en Proyecto Termoeléctrica Angamos y Proyecto Andina y se decidió implementar esta metodología desde el comienzo en dos proyectos paralelos (Ministro Hales y Caserones). “Primero se realizaron capacitaciones al personal de oficina técnica y terreno para después hacer un coaching de terreno a los principales “planificadores”. Posteriormente comenzamos a implementar las reuniones de plan intermedio, semanal y de cumplimiento, comprometiendo así a nuestros trabajadores a levantar todas las restricciones que pudieran aparecer en un horizonte de seis semanas”, detalla Fuentes.

El experto indica que planificar ayuda a evitar la detención de actividades que pudieran retrasar los proyectos y que en el caso de estos ejemplos hay cuatro grandes etapas. “Se realiza una adecuada planificación al mediano plazo para identificar todas las restricciones que puedan aparecer. Luego se elabora una planificación semanal con actividades que efectivamente puedan llevarse a cabo (libre de restricciones) y a continuación se compromete al personal involucrado (con nombre y apellido), a levantar la totalidad de las restricciones con fecha de compromiso. Finalmente se efectúa un análisis a las causas de no cumplimiento de las actividades que fueron planificadas, pero que no se realizaron. Esto para identificar errores y no volver a cometerlos”, detalla.

Gracias a esta metodología, el aumento en cumplimiento fue considerable. “Normalmente los porcentajes eran alrededor de 50% promedio. Utilizando la herramienta Last Planner® estos aumentaron entre el 70% y 75% promedio entre todos los proyectos de Sigdo Kopper, haciendo que nuestros índices de productividad también mejoraran y, en algunos casos, se mantuvieron durante las etapas más difíciles de la obra”, cuenta Fuentes.

Así, con una adecuada planificación, seguimiento y control de los proyectos, esta metodología permite no solo mejorar el cumplimiento de plazos y costos, mediante el aumento de los compromisos entre los involucrados, sino que además incrementa la capacidad de prever situaciones que pudieran afectar el desarrollo del mismo.

Taller CDT

El pasado mes de septiembre, la Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT, impartió la sexta versión del taller “Mejorando la productividad con Lean Construction”, cuyo objetivo principal fue capacitar a los alumnos en la metodología de planificación Last Planner®. En la actividad, los asistentes realizaron ejercicios prácticos para apreciar las técnicas y metodologías actuales de planificación que han demostrado mejoras en la productividad y reducción de pérdidas en los proyectos en que se han implementado. El taller estuvo dirigido a arquitectos, ingenieros civiles, constructores y profesionales de obras involucrados en las áreas de gestión, planificación, control y ejecución de proyectos.

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