El Bloque de Madera Encastrado (BME) es un sistema constructivo que se podría resumir en ladrillos de madera ensamblados unos con otros. Surgió en Argentina en torno al 2017, y actualmente se encuentra en proceso de homologación en el resto de países del continente americano, tras haber superado con éxito las múltiples pruebas realizadas en la Universidad de Córdoba, Argentina, así como en la de Chile.
Fuente: Arquitectura y Empresa
El fundador es Julio Humberto Nespeca, al cual se le ocurrió esta idea ante la frustración de presenciar cómo un grave incendio forestal devastaba la pinada que formaba parte de su patrimonio. Como buen empresario, supo ver la oportunidad en medio del desastre y, analizando la enorme demanda de vivienda que hay hoy en día en Latinoamérica, concluyó que desarrollar un sistema sostenible en madera podría atajar dos problemas de golpe.
En cuanto a la geometría y composición, se trata de unas piezas rectangulares de varios tamaños posibles, realizadas con madera maciza y talladas por máquinas industriales. También están dotadas de capas contra insectos y hongos, y poseen una serie de ranuras para facilitar el ensamblaje entre ellas, que se realiza a través de listones y tornillos metálicos, con los que se puede jugar para alternarlos y generar interesantes celosías que ofrecen un atractivo filtro de luz en el interior de los espacios.
Este sistema de encastre agiliza mucho el montaje puesto que se encaja como un Lego, y al ser un elemento auto portante, prescinde de vigas y pilares. El asentimiento sobre el terreno depende del tipo de árido y de la topografía del mismo, a veces las viviendas se elevan sobre plateas de hormigón, otras veces se construyen estructuras de hierro o de madera para darles soporte.
Algunas de las ventajas de este sistema es que, al ser de madera, es resistente, se puede utilizar en espacios exteriores e interiores, es moldeable y económico, estético, cálido y renovable. Asimismo, la disposición en bloques hace que su construcción sea muy rápida y reduce la cantidad de desperdicios en la obra. Posteriormente, la madera se protege sellando las juntas y así se consigue un gran asilamiento tanto térmico como acústico y que no condensa a la humedad.
Desde el punto de vista ecológico, de nuevo son todo ventajas: este tipo de vivienda deja una huella de carbono 65% menor que el de una construcción convencional puesto que, en el procedimiento de fabricación de los boques, la cantidad de energía empleada para el BME es 80 veces menor, y usa 7 veces menos de energía para calefactar el interior debido a las propiedades térmicas del material.
En cuanto a la rapidez de ejecución, actualmente disponen de una planta de fabricación que tiene la capacidad de llevar a cabo la construcción completa de una vivienda de unos 80m2 de superficie en tan sólo 45 días, y el precio ronda los 1000 dólares por m2. Otro matiz importante es que, a pesar del aspecto rural que tienen la mayoría de edificaciones en su página web, con esta técnica se pueden realizar edificios más modernos, incluso de dos plantas. Como dice Nespeca, “Lo más complicado es romper paradigmas y arquetipos ya implantados en la sociedad. Quiero decir con esto que vamos a hacia una construcción y una arquitectura sostenible, animarse a la construcción en madera, a la utilización de energías alternativas y nuevas tecnologías que facilitarán nuestra vida cotidiana”.