Masificación del modelo y mayores incentivos, son los retos a superar para avanzar.
Fuente: Portafolio
Construir proyectos ambientalmente sostenibles es una tendencia que rápidamente ha cogido terreno en el sector inmobiliario; así se detalló durante el seminario internacional de Edificaciones Sostenibles y Net Zero, desarrollado en la Universidad de los Andes, donde expertos de la región destacaron el papel protagónico que ha tomado este modelo en el renglón.
Y es que si bien en el foro se explicó que estas tendencias suelen ser más acogidas en proyectos a gran escala, la vivienda ha incorporado varios elementos de este modelo para hacer infraestructuras acordes a los lineamientos establecidos en la ley.
Incluso, en el caso de Colombia, en el que la Vivienda de Interés Social (VIS) y Vivienda de Interés Prioritario (VIP) no deben cumplir un mínimo de estos criterios sobre sustentabilidad medioambiental, los incentivos tributarios han hecho que se incorporen cada vez más estos lineamientos en los proyectos.
“Los constructores del sector entienden la importancia de incorporar estas medidas y lo hacen de manera voluntaria. Se han generado incentivos muy importantes para este tipo de proyectos y esto ha impulsado las buenas cifras, que son más de las que esperábamos”, reconoció el viceministro de Vivienda, Felipe Arbouin Gómez en su intervención.
Además, los proyectos construidos bajo estos criterios, no solamente ofrecen ventajas a los constructores. Para los adquirientes es una oportunidad no solo de contribuir con el medioambiente, sino significa un ahorro en servicios públicos esenciales, y por la naturaleza de este tipo de vivienda, ayuda a las familias más necesitadas.
Así mismo, el funcionario del alto Gobierno remarcó que a través del equipo de sostenibilidad del Ministerio de Vivienda y el trabajo mancomunado con el sector empresarial, el país ha logrado avanzar en esta materia pese a que años atrás se creía que los costos directos a la edificación se impactarían entre un 6% y 10% a las finanzas del proyecto.
“La barrera era muy alta, pero con proyectos desarrollados logramos analizar que, pese al impacto a los materiales, de la pandemia, y gracias a la evolución de ciertos insumos, el impacto medio se redujo al 1,46%, es decir, que ya no sería inmanejable, lo que nos puede llevar a pensar en si se podría pensar si eventualmente ¿es el momento para hablar de una obligatoriedad para VIS o VIP?”, remarcó el viceministro.
Los retos
Para Angélica Ospina, directora Técnica y Ejecutiva (e) del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), el mayor reto es la integración de todos los actores de la cadena, pues si bien, los grandes empresarios son la mayoría en las cifras, las medianas y pequeñas avanzan mesuradamente.
“También hay retos en costos. De esta manera, es necesario seguir trabajando en incentivos que nos ayuden a que sea posible que cada vez más se incorporen más actores”, menciona.
Con estos incentivos el modelo se concibe como un gana y gana, a lo que la directiva de la CCCS considera que derivaría en un motor de la construcción medioambiental.
“Lograr masificar es el reto más grande, faltan muchos por subirse y los actores que ya están arriba deben retarse más para avanzar. El sector financiero ha jugado un papel fundamental y es necesario que se mantenga para que esta convergencia derive en un avance significativo”, reconoce.
Además, considera que es necesario que los compradores reconozcan el valor de este tipo de vivienda les puede brindar.