Ese es uno de los llamados de la Andi, al hacer analizar las perspectivas para el 2024.

Fuente: Portafolio

Para la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), “no hay razones estructurales para proyectar un 2024 muy distinto al segundo semestre de 2023. Para 2024, de no tomarse medidas, tendremos una tasa de crecimiento entre 1% y 1,5%”.

En ese sentido, plantea, “los esfuerzos de todos deben concentrarse en superar las causas que nos tienen en estos niveles”.

De esta manera, el gremio hace un repaso de lo que le pasó a la economía y al sector privado en el 2023 y lo que se espera para el año que comienza.

El documento indica que para los meses que vienen será de gran importancia concentrar los esfuerzos del Estado en reactivar la construcción. Para ello, considera clave adoptar acciones específicas: la asignación de presupuesto y definición de condiciones razonables para la asignación de subsidios a la cuota inicial de la tasa de interés en VIS, la puesta en marcha de proyectos de infraestructura y condiciones para generar confianza en el sector empresarial en términos regulatorios, generar empleo y reducir la informalidad laboral.

Para la Andi, el 2024 será un año retador. “Nuestro llamado es destacar la importancia de una agenda de crecimiento que se traduzca en una reactivación económica y permita recuperar no solo el crecimiento de corto plazo sino el crecimiento potencial de la economía”, dice.

Las reformas

En el documento de análisis, el gremio señala que algunas de las mayores fuentes de incertidumbre han estado en los anuncios que pueden afectar a la economía y a proyectos de Ley radicados en el Congreso.

Por ejemplo, menciona que las perspectivas de inestabilidad en el sistema de salud, que no solo preocupa por la imprevisión que plantea una eventual crisis de servicio y atención a pacientes, sino que representa más del 6% del PIB y que plantea un gran déficit fiscal al no contar con una estimación de la carga para el Estado.

Por otro lado, expresa inquietud por el trámite de una reforma pensional que preocupa por su efecto sobre el ahorro nacional, el mercado de valores y las contingencias futuras sobre el Estado.

A lo anterior, suma una reforma laboral que, a su juicio, “poco se ocupa de la productividad laboral, la generación de empleo o la reducción de la informalidad, preocupando especialmente a emprendedores y pymes por sus efectos en su capacidad de mantener y generar empleo”.

En general, advierte que “un debate constructivo, en el cual se tuviera en cuenta las observaciones y propuestas del sector empresarial a estos proyectos, estamos seguros sería fuente de confianza para los actores económicos y sociales”.

Finalmente, el principal gremio de los empresarios del país señala que se debe resaltar la importancia de contar con regulaciones que contribuyan a ratificar las condiciones propicias para soportar los procesos de inversión en distintos sectores.

En esa dirección, advierte “parte fundamental de la confianza en una economía reside en la estabilidad de las normas y regulaciones que aplican a los sectores”.

Desde su perspectiva, esta realidad tiene especial importancia en los esfuerzos conjuntos de sectores público y privado, en donde el peso de la regulación es vital, como el caso de servicios públicos, infraestructura, salud, educación.

La viabilidad, sostenibilidad e inversión en los mismos dependerá de las señales que envíe el estado a los inversionistas, afirma.

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