Los usos de la impresión 3D y su aplicación en el mundo de la construcción son múltiples. La empresa Californiana Emerging Object nos sorprende con la columna Quake que está fabricada mediante impresión 3D de ladrillo de arena que mediante un ensamblaje en seco y basándose en el arte inca, son capaces de resistir la fuerza de un terremoto sin sufrir daños.
Fuente: Arquitectura y Empresa
Estos peculiares ladrillos están diseñados de manera no requieren ningún tipo de cemento o mortero para mantenerlos juntos, sino que, debido al diseño y forma de los ladrillos que se entrelazan y quedan firmemente anclados unos con otros. La columna Quakees por el diseño de sus piezas es capaz de soportar terremotos. Una vez colocados los ladrillos de arena que quedan perfectamente trabados en seco y no permiten ningún tipo de movimiento horizontal que son los que afectan a las estructuras durante los terremotos.
Existen varias ventajas que hacen pensar que la impresión 3D puede mejorar las técnicas arquitectónicas de construcción convencionales. Poniendo un ejemplo sencillo, cada ladrillo 3D puede tener un código que indique al albañil dónde debe ser colocado en concreto el ladrillo en la estructura. Esto hace que la estructura sea tan fácil de montar como si se tratara de un juego de Lego por lo que la cualificación puede ser baja pues tan solo requiere unas pocas instrucciones.
En Emerging Objects estudiaron el comportamiento de las estructuras de los edificios en países con una alta actividad sísmica y observaron que las paredes de piedra seca de las construcciones Incas en Perú se movían muy poco durante los terremotos, volviendo a su sitio sin ningún daño estructural.
La fabricación de estos los ladrillos tenía una notable diferencia a las construcciones Incas pues dejan el pilar hueco para garantizar una alta relación resistencia-peso. Sin embargo, los bloques de piedra inca eran de grandes dimensiones y pesaban varias toneladas.
La Columna Quake impresa en 3D podría ser un gran avance en las zonas con alta sismicidad o en aquellas áreas en las que en el pasado se ha demostrado que los edificios fallan cuando se produce una actividad sísmica significativa.