Francis Kéré ha realizado distintas construcciones usando los mismos materiales que históricamente usaron los lugareños.

Fuente: Plataforma Arquitectura

Las paredes de arcilla tienen una alta inercia térmica. Esto significa que actúan como un amortiguador climático, creando un retardo térmico en el flujo de calor desde el exterior hacia el interior, absorbiendo calor durante el día y liberándolo durante la noche. El material es especialmente adecuado para climas cálidos y secos, como el de Gando, donde Francis Kéré construyó su primera escuela. Después de años de estudiar en el extranjero, Kéré regresó a su comunidad de origen con la intención de construir esta escuela con los mismos materiales que históricamente usaron los lugareños, que muchos vieron originalmente como extraños, como dijo en esta conferencia. A pesar del prejuicio inicial, fue la combinación de materiales y técnicas locales con el conocimiento adquirido de Kéré lo que finalmente dio fuerza al proyecto.

Proporcionar confort térmico sin la ayuda de dispositivos eléctricos en un clima extremo como el de Burkina Faso requiere algunas estrategias pasivas muy bien pensadas. En primer lugar, es fundamental proporcionar abundante ventilación natural. En el caso de la Escuela de Educación Primaria y su posterior ampliación en Gando, todas las aulas tienen aberturas en ambos extremos, generando ventilación cruzada. Además, al crear pequeñas aberturas en los techos, el aire cálido y más liviano sube, creando un flujo de aire que refresca la habitación. Y a través de un espacio libre entre las paredes y el techo metálico, se reduce el calor de las tejas metálicas y el aire circula de adentro hacia afuera, creando un ambiente cómodo para que los niños aprendan. Por lo tanto, estos revestimientos no solo protegen el edificio del sol, sino también de las lluvias intensas ocasionales, protegiendo así los materiales de la intemperie. Más allá de la estética y el rendimiento, se eligieron las tejas metálicas porque están disponibles localmente, así como la estructura de barras de refuerzo que las sostiene, un principio rector que caracteriza el trabajo de Kéré donde quiera que vaya.

Además de la escuela primaria de Gando, la mayoría de los proyectos de Kéré utilizan materiales locales de manera inteligente e innovadora para responder al calor, el agua de lluvia y otras condiciones climáticas exclusivas de las comunidades de África occidental. Por ello, para comprender mejor cómo su arquitectura se adapta adecuadamente a su contexto, a continuación analizamos algunos otros proyectos destacados según el uso de materiales tradicionales y técnicas constructivas.

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Espacios intermedios e iluminación cenital: Biblioteca de la Escuela Primaria Gando. Gando, Burkina Faso

Como muchos de los edificios de Kéré, este caso se centró en priorizar la comodidad, buscando crear un espacio de biblioteca tranquilo y abierto donde los estudiantes puedan aprender y relajarse. Con eso en mente, la madera de eucalipto – comúnmente utilizada en Burkina Faso como material para leña – se utilizó rítmicamente en la fachada, creando un espacio de sombra intermedio protegido del sol. También en respuesta a las condiciones climáticas, la construcción del techo integra una innovación técnica: las tradicionales vasijas de barro, hechas a mano por mujeres del pueblo, se colocaron en la estructura de hormigón para garantizar la iluminación y ventilación natural. De esta manera, Kéré logra aprovechar este característico objeto cultural, transformándolo en un elemento constructivo extremadamente práctico capaz de filtrar la luz, generar circulación pasiva de aire y crear una hermosa experiencia sensorial.

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Modularidad y colores tierra: Viviendas para Doctores en Léo. Léo, Burkina Faso

Con el objetivo de brindar un ambiente agradable y seguro para promover el intercambio de conocimientos entre médicos especialistas, este proyecto de alojamiento sigue un sistema modular. El edificio está formado por un muro de doble capa de bloques de hormigón de origen local y bloques de tierra comprimida estabilizada (CEB). Además de proporcionar integridad estructural, las capas dobles aumentan la masa térmica, manteniendo los interiores frescos durante el día. Para proteger contra la degradación asociada con las condiciones climáticas, una capa de yeso coloreado cubre las paredes exteriores. Realizado en CEB, el techo interior se diseña como una bóveda singular con los extremos abiertos para la iluminación natural y la ventilación pasiva. Además, sobre el techo se coloca una cubierta de chapa ondulada que protege el edificio del calor excesivo y, al mismo tiempo, resguarda a los usuarios de la lluvia y el sol. En cuanto a las precipitaciones, el techo inclinado dirige el agua a un depósito en el lugar, que luego se utiliza para el riego.

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Luz filtrada y brisa fresca: Centro de aprendizaje infantil SKF-RTL. Nyang’oma Kogelo, Kenia

Sirviendo como una instalación educativa, las paredes de este proyecto están hechas de ladrillos de tierra comprimida hechos en el sitio, que se colocan delicadamente para seguir las superficies curvas suaves del edificio. Estos están interrumpidos por aberturas cubiertas con paneles de troncos de bambú que, actuando como celosías naturales, permiten el paso de luz filtrada y una brisa fresca al espacio. En contraste con las formas fluidas del espacio, un techo de mariposa de acero elevado proporciona abundante sombra mientras permite que el aire circule por toda la estructura y que el agua de lluvia se recolecte en el medio. Como resultado, esto crea un clima interior agradable que es ideal para actividades educativas.

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Redefiniendo un material local a través del buen desempeño: Orfanato Noomdo. Koudougou, Burkina Faso

Inspirado en los complejos residenciales cercanos, el orfanato está organizado por una serie de grupos que rodean un patio central. El suelo y las paredes exteriores están hechos de piedra de laterita de origen local, que, según el propio Kéré, solía ser rechazada por la población local al ser vista como “un material de gente pobre”. Proyectos como estos, sin embargo, sirvieron para superar el estereotipo y demostrar las posibilidades del material con las técnicas de construcción adecuadas. Después de extraerla de la tierra, la laterita se puede moldear fácilmente en ladrillos de color rojo intenso, que luego se endurecen cuando se dejan al sol. Con una buena capacidad para absorber el intenso calor diurno e irradiarlo durante la noche, el material es una excelente fuente de masa térmica. Además, cada ventana está diseñada para responder a diversos desafíos climáticos. Por ejemplo, al incluir una salida de aire, el aire fresco puede fluir directamente hacia el interior. Al mismo tiempo, una doble cubierta –compuesta por una bóveda con un alto voladizo sobre cerchas de acero– permite que el aire caliente escape hacia arriba.

La gran ventaja de trabajar con materiales locales y métodos constructivos tradicionales es que son económicos, de fácil acceso y ambientalmente sostenibles. También estimulan la economía local, fortalecen la identidad cultural e involucran habilidades que son fáciles de enseñar, empoderando a comunidades enteras. Y al usar estos materiales de una manera que responda con precisión a las condiciones climáticas, los proyectos de Kéré pueden garantizar comodidad, seguridad y una arquitectura de alta calidad, que es clave para mejorar la calidad de vida en áreas desatendidas que anteriormente no tenían acceso a electricidad o agua potable. En este sentido, a través de una comprensión profunda del clima y los recursos del contexto, los edificios de Kére están “atados al suelo sobre el que se asientan y a las personas que los pisan”, como afirma el jurado del Premio Pritzker.

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