Laia Montserrat, arquitecta de Slow Studio, explica los entresijos de la construcción bioclimática, una forma de diseño que busca reducir al máximo el gasto energético

Fuente: Idealista

La sostenibilidad y el respeto hacia el medioambiente son cada vez más esenciales. La construcción bioclimática emerge como una respuesta al desafío de reducir nuestra huella en la naturaleza. Esta innovadora forma de edificación no solo abraza los principios de diseño sostenible, sino que se centra en lograr la armonía total con el clima y el entorno circundante para aprovechar los recursos energéticos disponibles. Laia Montserrat, arquitecta de Slow Studio, explica a idealista/news los entresijos de la construcción bioclimática.

Slow Studio es un estudio de arquitectura con más de 10 años de experiencia en arquitectura sostenible. Los socios fundadores, Víctor Vergés y Jade Serra, se formaron en bioconstrucción en el Instituto Español de Baubiologie (IEB), donde aprendieron de algunos de los mejores expertos en bioconstrucción en España y Alemania. 

¿Es más caro construir una casa ‘eco-friendly’ que una normal?

Si hablamos exclusivamente de consumo energético, algo que para nosotros ya es una cuestión del siglo pasado, no existe sobrecoste como tal, puesto que la reducción de consumo la conseguimos principalmente mediante el diseño bioclimático, reduciendo la demanda de energía con medios pasivos como la captación y protección solar, la acumulación de temperatura en los materiales de construcción o el elevado aislamiento y la estanqueidad.

Slow Studio

Actualmente, el Código Técnico de la Edificación vigente contempla la obligatoriedad de que las viviendas sean de consumo nulo o casi nulo desde 2020, así que hablar de sobrecostes en este campo no tiene ya mucho sentido porque es algo de obligado cumplimiento y que marca la regulación desde hace ya varios años.

Otra cosa es que hablemos de sostenibilidad en términos de consumo de recursos planetarios limitados e impacto medioambiental y sobre la salud de las personas, que sería la definición correcta de sostenibilidad en construcción.

A nivel de consumo de recursos planetarios e impacto medioambiental, si comparamos una misma casa construida con materiales de reducido impacto con una vivienda mal denominada “convencional” construida a base de materiales de elevada huella ecológica como hormigón, acero y plásticos; y únicamente nos centramos en el coste por m2 construido, el sobrecoste puede ser del orden del 30 al 50% 

Sin embargo, la arquitectura sostenible no es una opción a comparar, es una necesidad y una urgencia debido a la situación de emergencia climática en la que nos encontramos. Por lo tanto, no se trata de comparar, se trata de luchar para conseguir llevar a cabo proyectos de impacto nulo de manera económicamente viable. Y esto no es solo un tema de sostenibilidad, sino que afecta a la salud y bienestar de los usuarios, así como al planeta que habitamos.

Para llevar a cabo una vivienda sostenible, no podemos pretender acabar el proyecto y licitar con materiales naturales y de reducido impacto, porque entonces nunca van a salir los números. Es necesario plantear una estrategia desde el inicio de proyecto, partiendo de la suficiencia de m2, pasando por la puesta en valor de los materiales y la reducción de acabados e instalaciones innecesarias. 

Llevar a cabo un proyecto sostenible en términos de impacto nulo es viable económicamente en el momento en el que se plantea una estrategia integral desde inicio de proyecto.

Vivienda bioclimática en Montseny, Barcelona
Slow Studio

¿Qué es lo que más consume energía en una vivienda? 

En las viviendas que tienen más de 10 o 20 años, previas a las directivas de eficiencia energética más recientes, el gasto más importante es, por supuesto, la calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano. Se trata de casas con muy poco aislamiento y poco estancas en las que el intercambio de temperatura con el exterior está asegurado y el control higrotérmico es inexistente. 

En las viviendas de reciente construcción, después de la última actualización del Código Técnico de la Edificación en 2020 en las que ya se exige consumo nulo, si se han llevado a cabo de forma rigurosa siguiendo la normativa y tanto aislamiento como estanqueidad resultan adecuados, además de haber implementado estrategias de control pasivo propias de la arquitectura bioclimática, el consumo en calefacción y climatización se reduce y el gasto de electricidad más grueso pasa a ser la generación de agua caliente sanitaria, que se puede generar fácilmente mediante energías renovables.

¿Hay subvenciones o ayudas fiscales para la rehabilitación y construcción sostenible? 

Las subvenciones más relevantes de las que disponemos ahora mismo están enfocadas en rehabilitación, ya que la Unión Europea ha hecho una apuesta muy importante por la rehabilitación y actualización de los edificios para reducir el consumo energético de todas aquellas edificaciones mal aisladas o con poca estanqueidad. 

En muchos casos, también a nivel municipal existen ayudas, sobre todo enfocadas a bonificaciones en el IBI, que permiten amortizar rápidamente instalaciones de producción de energía renovable.

En obra nueva, ahora mismo, prácticamente no hay ayudas. Sin embargo, la inversión en una vivienda de consumo nulo y reducido impacto es rápidamente amortizable, ya que es posible construir una casa que no solo consuma energía, sino que incluso produzca más de la que consume. Esto por no hablar de los beneficios en el bienestar, confort y salud de una vivienda construida con materiales naturales y respetuosos.

¿Qué tecnologías o sistemas sostenibles suelen implementar en sus proyectos?

Nosotros somos partidarios de reducir la tecnología, ya que con el diseño bioclimático conseguimos reducciones de consumo del orden del 80-90%. La mayoría de las viviendas que construimos hoy en día ya no necesitan sistemas de calefacción y climatización para conseguir temperaturas de confort medias de 18 a 24 grados a lo largo de todo el año.

De este modo, la primera premisa sería reducir el consumo y a partir de aquí, cubrir el consumo restante con energías renovables como paneles solares. 

De hecho, el problema de la tecnología suele ser que tiene una vida limitada con una rotación media de 7 a 10 años en comparación con una casa que tiene una vida útil de 100 o 200 años (o incluso más según qué sistemas constructivos se utilicen). Es por ello que toda la inversión que podamos destinar a diseño bioclimático en lugar de instalaciones y tecnología será fácilmente amortizable.

Casa bioclimática en la sierra de Madrid
Slow Studio

¿Cuánto se puede reducir el consumo de energía con el diseño bioclimático?

El trabajo de la arquitectura pasiva bioclimática puede reducir el consumo energético hasta un 80-90%, y esta demanda extra se puede suplir con energías renovables, como placas solares, en el caso que las condiciones del terreno, la ubicación y el entorno resulten favorables.

¿Todas las casas pueden ser más ‘eco-friendly’?

Sí, por supuesto, nosotros trabajamos con viviendas centenarias, de más de 100 o 200 años. Son casas construidas con muros de argamasa y cal que disponen de una excepcional inercia térmica, así que con sencillas intervenciones de aislamiento exterior y estanqueidad conseguimos resultados sorprendentes a nivel de eficiencia energética.

En la mayoría de viviendas construidas hace 20 o 30 años, la base constructiva es buena, pero entonces no se tenía en cuenta el aislamiento o la estanqueidad, que son intervenciones rápidamente amortizables a nivel de consumo energético.

Siempre es necesario tener en cuenta que, cuando llevamos a cabo una rehabilitación energética, debemos trabajar con materiales naturales y transpirables y evitar los aislamientos plásticos que no permiten la transpiración natural de los muros y generan humedades y condensaciones.

¿Cuánto se puede ahorrar al optar por una casa con diseño bioclimático?

Si la casa cumple la normativa de eficiencia energética actual, tiene un diseño bioclimático que reduce la demanda energética y la producción de energía se produce mediante recursos renovables, los costes de consumo de una vivienda hoy en día son prácticamente cero.

 ¿Qué cambios deben hacerse para fomentar más la construcción ‘verde’?

Para nosotros, el cambio esencial es que se empiecen a computar las emisiones en las normativas de construcción. Hay varios países de la Unión Europea que ya incluyen en sus normativas de construcción la limitación de demanda energética y el control de emisiones de CO2 e impacto de los materiales de construcción. 

Esta va a ser la nueva realidad de nuestro país, ya que el borrador de la Directiva del Parlamento Europeo de Eficiencia Energética de Edificios (EPBD) publicado el pasado mes de marzo y cuya aprobación definitiva se espera que se produzca a lo largo del próximo año, ya no solo habla de eficiencia energética, sino que habla de cómputo de emisiones de CO2, y este es el cambio necesario y urgente que tenemos que hacer.

Aquí es donde los materiales naturales, sostenibles y de reducido impacto van a empezar a ser competitivos, cuando contemplemos los costes que tiene para el planeta el optar por materiales contaminantes que están contribuyendo a agravar la crisis climática que afrontamos.

¿Qué pequeños hábitos o instalaciones pueden incorporar a su vida diaria las personas para hacer su casa más ‘eco-friendly’?

El hábito principal que nosotros siempre recomendamos es indagar e investigar cada material o cada modificación que vayamos a hacer en nuestra casa. Por ejemplo, si tengo que cambiar un pavimento, puedo preguntarme cuál es la opción de producción local de menor impacto que incluya una protección sin tóxicos. 

Si tengo que decidir sobre un parquet, debería entender qué cantidad de madera incorpora en relación al aglomerado con resinas que pueden ser tóxicas e indagar si la capa superior es madera o es una foto de madera forrada de plástico que va a sobrecargar electrostáticamente el ambiente.

En caso de cambiar unas carpinterías, podemos informarnos sobre el impacto del PVC en comparación al impacto del aluminio o de la madera, y el bienestar o confort térmico que un material u otro va a suponer.

En el momento en que compramos un sofá, podemos indagar sobre si los textiles que lo componen son de producción sostenible o si incorporan retardantes de llama o productos para evitar las manchas que puedan resultar tóxicas y hermanarse al ambiente durante toda la vida útil del producto.

A modo de resumen, el hábito más importante que deberíamos tener en nuestra vivienda es el de ser conscientes de cada decisión que tomamos. 

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