La construcción es uno de los sectores más importantes de la economía mundial. Según el informe ‘Reinventing construction through a productivity revolution’ elaborado por McKinsey & Company, su gasto supone un 13% del total y se estima que sus ingresos anuales estén alrededor de los 10 billones de dólares, con una previsión de aumentar hasta los 14 billones en 2025. Si hablamos a escala nacional, la construcción representó el 4,8% del PIB de España en 2022.

Fuente: El Economista
Columna de Pedro Agulló, CEO y Fundador de Billdin

Sin embargo, en términos de digitalización y nuevas tecnologías, los datos nos demuestran que todavía queda mucho camino por recorrer. Según el índice de digitalización de MGI (McKinsey Global Institute), la construcción es uno de los sectores menos digitalizados del mundo.

En Estados Unidos ocupa el penúltimo lugar y en Europa es el último de la lista. En España, a pesar de que el gasto en Investigación y Desarrollo en el sector de la construcción aumentó en un 8,2% en 2021, la ratio de inversión sobre el total del gasto representó tan solo un 1%, igual que en otros sectores como el de la agricultura, silvicultura y pesca.

La Inteligencia Artificial (IA), por su parte, ha adquirido gran presencia en los procesos de automatización de muchísimas empresas y se ha convertido en una herramienta creativa capaz de desempeñar múltiples funciones. Según datos del último informe del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, el uso principal que las compañías han hecho de este tipo de aplicaciones ha sido el de automatizar flujos de trabajo y ayudarse de ellas en la toma de decisiones.

Digitalizar el sector de la construcción
Imagen de Innova Labs en Pixabay

Si comparamos cifras, en sectores como el de la información y las comunicaciones en nuestro país el nivel de implementación de la IA supera el 40%, mientras que en la construcción sólo el 6,3% de las empresas lo usan. Sin embargo, está claro que tiene mucho que aportar a la construcción. La inteligencia artificial puede ofrecer soluciones mucho más eficientes en todas las etapas de un proyecto, permitiendo a las empresas ser más competentes, reducir costes y contribuir a la construcción de un futuro más sostenible.

A pesar de su relevancia en términos económicos, la industria de la construcción se enfrenta todavía hoy a algunos problemas que ralentizan su camino hacia la digitalización, como el aumento de los costes de los materiales, márgenes reducidos que son cada vez más ajustados, la baja especialización o el envejecimiento de su plantilla.

Mientras que otros sectores, como la industria o los servicios, han integrado la digitalización en sus procesos y han experimentado mejoras significativas, resulta evidente que la construcción sigue anclada en métodos tradicionales tediosos y todavía demasiado manuales por falta de herramientas a su alcance que permitan esa actualización. Además, es cierto que el miedo al proceso de cambio y la familiaridad que ya tienen con los sistemas que se han utilizado siempre, que en muchos casos han sido personalizados y adaptados a las necesidades de cada empresa; sumado a la falta de información sobre el valor que podrían aportarles nuevas soluciones, hace que sea más complicado que las empresas del sector de la construcción estén realmente digitalizadas.

Con todos estos datos sobre la mesa es inevitable preguntarse, ¿Cómo pueden las empresas avanzar hacia una Construcción 4.0? ¿Es simplemente una cuestión de mayor inversión económica? ¿Han tenido hasta ahora herramientas óptimas a su alcance que faciliten esta transformación? ¿Es justo dejar que recaiga todo el peso sobre ellas?

Queda claro que las nuevas tecnologías impulsarán a las constructoras hacia un futuro más competitivo, permitiéndoles responder con mayor rapidez a los imprevistos derivados del proceso constructivo, brindándoles un alto valor predictivo sobre posibles desviaciones presupuestarias, ofreciéndoles análisis e informes de rentabilidad actualizados en tiempo real y ayudándoles a controlar y reducir su impacto ecológico.

Pero el papel que jueguen las tecnológicas en impulsar este proceso es clave. Tenemos la oportunidad de democratizar la digitalización, haciéndola accesible a estas empresas, a través de herramientas sencillas, ágiles, interconectadas y transparentes que faciliten su evolución y no requieran de grandes formaciones ni infraestructuras de cambio para su implementación. Somos las tecnológicas las que debemos abrazar este cambio, acercándonos a las constructoras de una forma mucho más pragmática para que éstas puedan responder de forma ágil y eficaz a la dinámica de mercado.

En un mundo cada vez más automatizado e inmerso en la transición tecnológica, no podemos dejar que un sector tan importante como la construcción se estanque en plena revolución digital, tenemos esa responsabilidad.

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