La construcción industrializada, modelo operativo que se basa en elaborar de forma automatizada en una fábrica al menos el 80 % los elementos necesarios y después ensamblarlos en la zona de edificación, permite reducir un 60% los residuos que se producen en las obras y reducir la huella de carbono en el sector y las empresas que en el operan.
Fuente: EFE Verde
Actualmente se calcula que la construcción es responsable de prácticamente el 40 % de las emisiones de CO2, al tiempo que produce el 30% de los residuos sólidos y el 20% de la contaminación del agua.
Con este nuevo modelo de trabajar las construcciones se acortan los plazos de entrega en un 30% y se aumenta la eficiencia y la sostenibilidad de los proyectos y, bajo la opinión de los expertos que han participado en “Diálogos EFE Construcción” se está revolucionando el sector.
En el foro “El papel de la integración vertical en el desarrollo de la construcción industrializada”, organizado por la Agencia EFE junto al Grupo Avintia, los participantes analizaron el potencial de este sistema para transformar la industria de la edificación ofreciendo alternativas al modelo tradicional.
Mejores resultados
El sistema de construcción industrializada del grupo, Ávita, conecta los distintos agentes y empresas involucradas en el proceso, desde el diseño del proyecto y la fabricación de un edificio hasta su ensamblaje en el lugar de la obra, utilizando el conocimiento y el I+D de las empresas para integrarlo en soluciones específicamente más sostenibles y eficientes.
En este sentido, la directora de desarrollo de negocio de BUILDING GLASS, Saint-Gobain, Isabel Sánchez-Camacho, ha explicado que se encuentran “en un inicio del proceso”, por lo que ha considerado que este sistema “puede abrir caminos paralelos y supone un cambio radical a la construcción tradicional”.
Desde su experiencia, ha considerado que automatizar el desarrollo de los elementos permite “avanzar en otros aspectos” como la innovación o la profesionalización de la mano de obra y la sostenibilidad.
Eso sí, ha advertido que llevan “años” hablando de ello y necesitan que “se materialice” el progreso; idea que ha compartido el director general de Gerflor, José Manuel Suárez, para quien la construcción industrializada repercute en “un mejor producto”.
Para Suárez, al trabajar en una fábrica se puede, por ejemplo, replicar una pared siempre de la misma forma, lo que ayuda a tener controlado el producto que se coloca en la estructura y, sobre todo, ser fieles a lo que se comprometen con el consumidor final.
En cuanto a la apuesta por la sostenibilidad ha recalcado que su empresa tiene productos fabricados con “hasta un 80 % de material reciclado. Es decir se puede volver fabricar el material con el 80 por ciento de residuos que provienen del mismo material”.
Incluso Gerflor tiene “productos que emiten 10.000 % menos de los compuestos orgánicos que marca la ley”, si bien estas acciones “deben llevarse al usuario final, para que sepa estos productos tienen una serie de ventajas”.
Viviendas industrializadas en España
En España, el porcentaje de casas industrializadas es inferior al 2 % aunque se espera que para 2030, con base en datos del Clúster de la Edificación, este mercado representa el 40 % del total de casas construidas, pasando de alrededor de 1.000 unidades a 7.500 para esa fecha.
El director de Construcción Industrializada en Ávita, Francisco Nisa, ha manifestado que la administración pública está apoyando la vivienda asequible y sostenible, en la que bajo su criterio entra este tipo de construcción, por lo que considera positivo definir una diferenciación entre modelos.
Nisa ha profundizado en las fortalezas de este nicho, que no sólo redunda en la eficiencia durante el desarrollo del proyecto, sino también en la postventa y mantenimiento de las estructuras, así como que sean más sostenibles.
El director de Marketing de BAXI, Jaume Alcover, ha comentado el “gran esfuerzo” de los fabricantes en I+D para garantizar la eficiencia de toda la cadena: “el producto solo no funciona, todo lo acompañamos con soporte. Cuando entregas un producto, piensas en que dure 20 o 30 años, por lo que volvemos a pensar en el usuario para el mantenimiento de esa construcción”.
En esta dirección, ha señalado la digitalización como “una palanca fundamental” que permite monitorear aspectos como el consumo o el desgaste de los materiales a la hora de prevenir posibles reparaciones.
Por último, el director de Operaciones de Kömmerling, Ignacio Mayoral, no ha querido perder la ocasión para desarrollar que la construcción industrializada se basa en un modelo de construcción conjunta en todo el recorrido, “una colaboración continuada” en la que todos los agentes de producción deben tener la sostenibilidad como eje principal.
“Apostamos por la innovación, creemos que hay que cambiar la forma en la que se construye y esto es un claro ejemplo. Creo que es positivo compartir esta visión con todas las empresas del sector. (…) La sostenibilidad no puede ser un tema de debate, tiene que estar intrínseco al proceso”, ha añadido.
Mayoral ha explicado cómo año tras año ha aumentado la demanda del uso de productos reciclados y ha puesto como ejemplo que trabajan con soluciones que han pasado de tener el 30% de material reciclado al 50 % en los últimos ejercicios.