Con la idea de establecer una puerta de entrada significativa para Hong Kong, el estudio de arquitectura Aedas, a través del arquitecto Andrew Bromberg, diseñó un monumental espacio cuyo gran atractivo es su techo flotante, que alberga un jardín de 3 hectáreas, además de ofrecer espectaculares panorámicas de la ciudad.

Fuente: Hormigón al Día

Conectar a China continental con Hong Kong vía terrestre significó todo un desafío. En un primer término, esta puerta de entrada debía albergar a la nueva sección del tren rápido que une a las zonas de Guangzhou, Shenzhen y Hong Kong. Se trata de un tramo de 142 kilómetros de largo que, además, se conecta con la Red Nacional de Tren de Alta Velocidad, llegando así a Beijing, a más de 25.000 kilómetros del destino final.

Estación West Kowloon

Debido a la gran cantidad de pasajeros, provenientes de distintos puntos de China Continental -no sólo de Beijing- la estación de trenes West Kowloon se planteó con características más similares a las de un aeropuerto que las de un terminal de ferrocarril subterráneo, partiendo por su superficie, de 400.000 m2 utilizables.

Andrew Bromberg, del estudio de arquitectura Aedas, estuvo a cargo de este monumental proyecto y una de las principales preocupaciones en el diseño fue que los pasajeros supiesen que estaban en Hong Kong. Para ello, el arquitecto se preocupó de conectar el contexto urbano colindante con la estación misma, generando la integración entre ambas.

Un amplio espacio para la fluidez de los pasajeros

Los 400.000 metros cuadrados que posee la estación West Kowloon facilitan el tránsito de los pasajeros, sirviendo además como un gran espacio cívico cuyas vistas -por ejemplo, a la Bahía Victoria- brindan la sensación de “estar en Hong Kong” una vez se transita por este espacio.

Otro de los elementos que consideró el arquitecto fue la incorporación de una plaza verde de 3 hectáreas al sitio. Con esto, el plano exterior se inclina hacia la entrada de la estación, mientras que el techo va en elevación, dejando un espacio de 45 metros de alto, cuyo foco va hacia la fachada sur de la estación, que observa al paisaje urbano de Hong Kong.

Dada la extensión de West Kowloon, la idea es que los pasajeros se muevan de manera fluida por la estación, especialmente por su techo, que es un gran jardín que ofrece también panorámicas de la ciudad.

Soluciones ingeniosas y espacios demarcados

El interior de la estación es un gran volumen que cuenta con la presencia de unas 20 columnas de acero inclinadas, las que sirven de soporte para el gran techo flotante, que cuenta además con paneles de cristal para el ingreso de luz natural.

Si bien lo que destaca es el techo y el enorme jardín de 3 hectáreas, West Kowloon tiene mucho más que ofrecer. Las oficinas de administración se encuentran a nivel subterráneo y la estructura de esa parte es de hormigón armado.

Debido a la extensión de West Kowloon, se utilizaron ingeniosas soluciones en términos de energía y ventilación para este complejo. Desde el uso de agua de mar para regular la temperatura de la estación en su conjunto, a la instalación de una red de 100 m2 de ejes de ventilación para mantener la circulación del aire en la sección subterránea de la estación.

Inaugurada en 2018, la estación de trenes West Kowloon marcó un interesante punto en Hong Kong, al diseñarse como una infraestructura centrada en las personas, además de ser una de las pocas edificaciones “planas” dentro de una ciudad cuyo paisaje urbano se compone de imponentes rascacielos. “Esta nueva estación es una oportunidad para que todos descubran nuevas conexiones con la ciudad de Hong Kong y se sientan parte de ella”, comentó en la ocasión Andrew Bromberg.

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