La catástrofe que se ha vivido en el centro-sur por las lluvias más intensas que se tengan registro en los últimos treinta años, nos vuelven a recordar la vulnerabilidad a que estamos expuestos ante fenómenos climatológicos de gran envergadura -según la Dirección Meteorológica en algunas zonas cayeron hasta 589 milímetros de agua-, algo que sabemos quienes vivimos en Atacama.

Fuente: CChC
Columna: Juan Pablo Hinojosa Usaj, presidente CChC Atacama

Los aluviones de 2015 y 2017 dejaron una huella imborrable en nuestra comunidad y, ¿cómo no?, si nuestras calles quedaron totalmente inundadas, hubo miles de viviendas con pérdida total, infraestructura pública y privada con serios daños, aislamiento de localidades y las consecuencias más terribles que son pérdidas de vidas.

Juan Pablo Hinojosa Usaj, presidente CChC Atacama

La pregunta es: ¿cómo estamos hoy? Se ha avanzado, sin dudas, gracias a la limpieza y ensanchamiento de cauces y al desarrollo de parte de las obras de mitigación, pero aún estamos lejos de una situación ideal. Según ha comunicado el MOP, de los siete grandes proyectos que el Estado comprometió para proteger a la región, Quebrada Paipote muestra una ejecución significativa, Río Salado está en etapa de expropiaciones y pronto inicio de licitaciones y los demás están en tramitación de permisos o aún sin comenzar.

En este contexto, también preocupa el crecimiento inorgánico de nuestras ciudades. Un buen ejemplo es Copiapó. Es evidente que muchos asentamientos irregulares se han comenzado a instalar nuevamente en zonas de riesgo, como en lugares cercanos a cauces y quebradas. Una realidad que incluye diversas aristas, pero que en lo concreto es un foco de peligro en caso de nuevos aluviones.

La evidencia nos demuestra que es fundamental contar con infraestructura resiliente que ayude a mitigar las consecuencias de estos fenómenos y estrategias claras ante una eventual emergencia. En este sentido, es importante que juegue un rol relevante la memoria colectiva, se impidan construcciones en zonas de riesgo, estemos preparados culturalmente en base al aprendizaje adquirido y especialmente que las obras de mitigación estén entre las prioridades de Atacama, pues el avance a la fecha no es sustantivo, y son claves para eventos que no hace mucho provocaron un daño profundo en la región.

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