El sistema convierte directamente el gas de efecto invernadero en formiato, un combustible sólido que puede almacenarse indefinidamente y usarse para calentar viviendas o suministrar energía a industrias.

Fuente: EcoInventos

En la lucha global contra el cambio climático, la búsqueda de soluciones para extraer el dióxido de carbono (CO2) del aire y convertirlo en algo útil es una prioridad. Un grupo de investigadores ha logrado un avance significativo en este campo.

Un proceso prometedor

Científicos de MIT y Harvard han desarrollado un proceso eficiente que transforma el CO2 en formiato, una sustancia que puede ser utilizada para generar electricidad en una celda de combustible, similar al hidrógeno o al metanol. Este formiato, en forma de potasio o sodio, no solo es seguro al no ser tóxico o inflamable, sino que también se puede almacenar y transportar con facilidad. De hecho, puede permanecer estable durante meses o incluso años en simples tanques de acero.

Ingenieros del MIT desarrollan un proceso eficiente para fabricar combustible a partir de CO2

¿Qué lo hace diferente?

Otros métodos para convertir el CO2 en combustible suelen ser ineficientes y complicados. Normalmente, primero se captura el CO2 y se convierte en carbonato de calcio, luego, mediante un proceso térmico, se transforma en un producto útil. Sin embargo, este último paso tiene una eficiencia menor al 20%.

El proceso desarrollado por el equipo de MIT y Harvard es diferente. Logra una conversión de más del 90%, y elimina la necesidad del ineficiente paso térmico. En su lugar, convierten el CO2 directamente en bicarbonato líquido metálico, que posteriormente se convierte en formiato de potasio o sodio a través de un proceso electroquímico. Luego, este líquido se seca, produciendo un polvo sólido que es altamente estable.

Una configuración de electrolizador con un cátodo de bicarbonato, una capa tampón intermedia, una membrana de intercambio catiónico y un ánodo de agua.

La clave del éxito

El proceso es revolucionario por varios motivos:

  1. Eficiencia y estabilidad: La conversión del CO2 en cristales de formiato sólido tiene una eficiencia de más del 96%. Además, estos cristales son tan estables que pueden almacenarse durante años o incluso décadas sin perder sus propiedades.
  2. Solución práctica: Los investigadores lograron superar problemas típicos en este tipo de procesos, como la acumulación de subproductos químicos que alteran el pH. Diseñaron el proceso para que se mantenga un pH equilibrado, lo que permite una conversión continua y eficiente.
  3. Celda de combustible personalizada: El equipo también diseñó una celda de combustible específicamente para el uso de este combustible de formiato, lo que permite obtener electricidad de manera eficiente.

Aplicaciones futuras

Este proceso innovador puede adaptarse a diversas escalas: desde aplicaciones domésticas hasta sistemas industriales o de almacenamiento a gran escala. Imagina un electroizador del tamaño de un refrigerador en tu hogar que convierta el CO2 en formiato, el cual podría ser almacenado en un tanque y utilizado cuando se necesite para generar electricidad y calor. Esta tecnología no solo es prometedora para hogares, sino que también podría ser útil en fábricas o incluso en redes eléctricas.

El profesor Ted Sargent, de la Universidad de Northwestern, menciona que el «formiato es un concepto intrigante«, destacando su eficiencia y potencial como portador de energía.

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