La madera contralaminada o CLT, que puede acortar los tiempos de construcción en un 60%, está detrás de este inmueble en el centro de París.

Fuente: El Español

A veces hace falta mirar hacia atrás para poder avanzar. Y es que las soluciones idóneas para determinados problemas no siempre se encuentran en la última tecnología o los procesos más innovadores. La sencillez y el ingenio son lo que está detrás de sorprendentes inventos en España, como el que permite regar el campo gastando hasta un 70% menos de agua. Por eso conviene revisar las posibilidades que ofrecen materiales tan antiguos como la madera con nuevos ojos cuando se trata de buscar alternativas, sobre todo si se pueden combinar con técnicas de última generación.

Así se han popularizado en el sector de la arquitectura los paneles de madera contralaminada (conocidos como CLT, siglas en inglés de Cross-Laminated Timber), que están abriendo nuevas opciones incluso para la construcción de rascacielos. Es el mismo material que está detrás del último edificio del estudio de arquitectura francés Mobile Architectural Office (MAO), construido en pleno centro de París en tiempo récord. Gracias a las estructuras prefabricadas de CLT, capaces de reducir los tiempos de construcción hasta un 60%, se ha levantado la estructura completa de este inmueble de cinco pisos en apenas 10 días.

Las estructuras de madera que revolucionarán la construcción

Compuesto por seis viviendas y un local comercial de 40 m2 en la planta baja, este complejo residencial ocupa una esquina en una intersección de dos calles del 10º distrito, cerca del canal St. Martin y la Estación del Este de la capital francesa. Pero su gran atractivo en términos constructivos no es tanto el exterior, recubierto de una piel metálica acanalada de color blanco, sino su estructura de madera, que proporciona solidez y la máxima habitabilidad a este edificio compacto y elegante.

Proceso constructivo

Con una parcela reducida a una planta de apenas 100 metros cuadrados, los polifacéticos arquitectos de Mobile Architectural Office han conseguido sacar el máximo provecho a la discreta modernidad de este singular edificio residencial. Cada una de las seis viviendas, distribuidas en dúplex y tríplex en las 5 plantas, se organiza en torno al patio interior, cuya fachada está revestida de madera natural. En esa parte intramuros los vecinos comparten una escalera común y rellanos exteriores.

En la planta baja de la calle Robert Blache se accede al local comercial y el acceso a los pisos se realiza a través de un luminoso vestíbulo. Uno de los grandes valores de esta construcción son sus grandes ventanas verticales de tamaño uniforme, capaces de ofrecer gran luminosidad natural en cada una de las estancias, ya que todas las viviendas tienen orientación doble o triple.

Construcción de la estructura de madera del edificio Cyrille Lallement Omicrono

Si la madera está presente de manera discreta de cara al exterior en el marco de esos mismos ventanales, en el interior muchos de los elementos estructurales de la carpintería de madera se han dejado a la vista en paredes, escaleras y detalles constructivos, para aportar calidez y dejar testimonio del material clave en todo el edificio.

El principio estructural se basa en elementos de madera contralaminada verticales y horizontales, mientras los suelos macizos y pulidos son de procedencia vasca. Este tipo de construcción, además de ahorrar tiempo, es clave para reducir las emisiones de carbono y, una vez edificado, capturar CO2 a través de la madera. Y es que una de las principales ventajas de la construcción masiva con madera es que combina un material renovable con los beneficios de la prefabricación: los paneles se cortan en fábrica, se numeran y se montan in situ.

Ventanas y escaleras de madera del edificio Cyrille Lallement Omicrono

Para facilitar la estabilidad de todo el edificio y permitir los grandes ventanales, la estructura de la planta baja está hecha en hormigón armado con revestimiento metálico. El aislamiento de todo el edificio es de fibra de madera, mientras el suelo es de fibras vegetales o baldosas, en el caso de los pasillos comunes y los cuartos húmedos.

A partir del primer piso, la estructura se compone de paneles prefabricados de madera en la fachada, que combinan prestaciones técnicas y térmicas a la vez que garantizan una gestión simplificada de la obra, que ha tenido un coste de apenas 960.000 euros. Esta forma de proyectar el edificio ha permitido llevar a cabo todos los procesos de manera rápida y con pocas molestias para los habitantes de los edificios colindantes.

Obras del edificio con paneles de madera Cyrille Lallement Omicrono

Para completar el enfoque ecológico del inmueble, los arquitectos de MAO han instalado un sistema de recogida de agua de lluvia en el tejado, encargado de captar las precipitaciones y alimentar el jardín situado sobre el cuarto de bicicletas y el espacio verde de la planta baja. Ese mismo sistema de recuperación se encarga de abastecer los grifos de las zonas comunes y todas las instalaciones sanitarias, ofreciendo un importante ahorro de agua a la comunidad de vecinos.

Madera, material del futuro

Las últimas tendencias en la arquitectura apuntan a la impresión 3D como tecnología revolucionaria, capaz de acortar significativamente los tiempos de construcción y el coste de las obras. Sin embargo, materiales como la madera todavía tienen mucho que decir, por sus cualidades aislantes y su resistencia, además de la facilidad para trabajar con ella y poder adaptarla a las necesidades de cada elemento constructivo.

Centro cultural Sara, Suecia White Arkitekter Omicrono

Los países nórdicos llevan la delantera en este sentido, ya que lo que se busca es que el proceso sea lo más sostenible posible. Para ello es necesario la abundancia de materia prima en bosques cercanos, evitando así la contaminación por el transporte. Además, estas zonas están sujetas a un riguroso plan de protección y regeneración, para que siempre haya madera disponible para dar vida a esta nueva arquitectura. 

En Noruega, por ejemplo, el edificio Mjostarnet de Brumunddal tiene 85,4 metros de altura construidos con madera. El centro cultural de Sara, en Suecia, tampoco tiene nada que envidiarle. Se eleva unos 75 metros y es un centro cultural y hotel de vanguardia que persigue tener huella de carbono negativa gracias a la combinación de sus materiales con la tecnología que lo gobierna de forma autónoma.

Interior del edificio T3, en Minneapolis (EEUU) MGA Omicrono

Uno de los ‘profetas’ de esta revolución del CLT es el arquitecto canadiense Michael Green (responsable del estudio MGA), que lleva más de una década abogando por este tipo de construcción. Y lo ha hecho no sólo a través de edificios como T3, un edificio de oficinas construido en Minneapolis (EEUU) íntegramente con paneles, columnas y vigas de madera, sino con un libro tan influyente o más que su arquitectura: Argumentos a favor de los edificios altos de madera. En él se resume un futuro que está más cerca de lo que pensamos: “hacer un edificio de madera donde todo lo que necesites para edificarlo sea una gigantesca llave Allen“.

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