La firma de arquitectura internacional Emre Arolat Architects, es la responsable del diseño de una de las mezquitas más impresionantes en la ciudad de Estambul. Un proyecto de arquitectura eficiente, pensado en fundirse con la religión y la naturaleza.
Fuente: Arquitectura y Empresa
El proyecto, obra del estudio de arquitectura internacional Emre Arolat Architects, fue diseñado como una respuesta a la familia Sancaklar que quería construir una mezquita en una parcela con vista al lago Buyukcekmece localizado a las afueras de Estambul.
El problema principal del proyecto fue una confrontación con el esquema de la mezquita otomana clásica, que con los años se ha convertido en un anacronismo en blanco con las técnicas de construcción actuales. La Mezquita Sancaklar tiene como objetivo alejarse de lo que entendemos como una arquitectura funcional basada en la forma, para centrarse en la naturaleza propia de un espacio creado para la oración y el espíritu.
La parcela se ubica en un paisaje natural separado de las comunidades suburbanas circundantes por una calle muy transitada. Los únicos elementos visibles de la mezquita son el patio rodeado por muros horizontales y una masa prismática vertical de piedra (minarete) y su inscripción, que indica que se trata de un lugar de oración.
Los altos muros que rodean el patio superior de la mezquita, representan un claro límite entre el mundo exterior caótico y el ambiente sereno de la colina. Un contraste entre la naturaleza y la urbe, que se ve representado a través de una elección de materiales donde la piedra natural y el hormigón refuerzan esta contraposición, únicamente ligada por una paleta de color comprometida en abrazar ambos mundos.
La pendiente natural se convierte en escalones a medida que uno avanza por el lugar, baja la colina y conduce a la entrada en el patio inferior. La casa de té, el espacio común y la biblioteca al otro lado de la mezquita, enriquecen la característica de reunión de este espacio abierto. La sala de oración a la que se llega directamente, un simple espacio similar a una cueva, se convierte en un lugar espectacular e inspirador para orar y estar a solas con Dios.
El interior sigue una línea minimalista, donde los materiales se presentan tal y como son, libres de redundancias. Las paredes y el techo refuerzan el sentimiento de purificación y humildad, y el espacio puede definirse como un espacio de meditación. El único adorno es la luz del día que se filtra en la pared de la Qiblah, un adorno que va cambiando según la hora del día.
Por primera vez en la arquitectura de las mezquitas, en la Mezquita Sancaklar las mujeres tienen la oportunidad de rezar justo en la misma fila que los hombres, a diferencia de estar en la parte de atrás como en todos los demás. Aquí, ellas se colocan en una parte elevada y separada de la sala.
El complejo al completo incluye salas de abluciones, baños y la casa del imán desde donde puede llegar directamente a la zona de oración.
El edificio se funde completamente con la topografía y, de esta manera pacífica, abraza la forma del suelo. Esta inmersión en el terreno, la cual además ofrece una cubierta verde, proporcionan un aislamiento natural contra la pérdida y ganancia de calor. Los materiales principales del proyecto son principalmente: vegetación rural, que no necesita mantenimiento y que se funde con la pradera del entorno, y roca de la zona. Todas estas características evitan el uso de energía y agua extra, consiguiendo de esta manera que la Mezquita Sancaklar sea además un espacio respetuoso con el planeta.