El inmueble de Kristiansand se erige por su enfoque innovador en el uso de la madera, siendo una muestra icónica en proyectos de envergadura. Con cinco pisos y 28 departamentos, es una nueva página para la historia constructiva de Noruega con este material.
Fuente: Madera21
En el extremo sur de Noruega, en la provincia de Agder, la ciudad de Kristiansand marcó un hito al presentar su primer proyecto residencial construido en CLT. Durante el 2022, la oficina de arquitectura Oslotre dio a conocer el edificio St. Olavsvei 18, de cinco pisos, que alberga un total de 28 apartamentos.
La obra fue un hito significativo dentro de la arquitectura en madera local, sumando un capítulo más a la tradición noruega en este tipo de construcciones. En esta ocasión, con una iniciativa que sacó partido de las cualidades mecánicas del CLT y el Glulam y que permitió una eficiencia superior en su aplicación a gran escala.
St. Olavsvei 18 se llevó a cabo en el centro de Kristiansand, en un área de 1466 m2, desde un sitio que en su comienzo se definió como restrictivo y limitado. Un desafío que sus autores cogieron para garantizar que cada uno de sus hogares pudiera recibir luz desde al menos dos direcciones, gracias a la amplitud de los balcones y terrazas de los apartamentos de 40 m2.
La altura de cada uno de ellos, de 2,6 metros, se aprovecharon al máximo con ventanales de piso completo que mejoran la calidad espacial interior, contribuyendo en el mejor manejo del CLT, al reducir los recortes y minimizar la generación de desechos por el acristalamiento. Además, la estructura de losas de 12 cm y elementos de pared de no más de 8 cm de espesor, con vigas de Glulam, brindó una mayor flexibilidad y arreglos alternativos por su sistema de soporte ajustado.
En un país como Noruega, de marcados climas extremos, estos sistemas constructivos en madera son capaces de adaptarse a cualquier condición climática. Y si a esto se añade la ligereza y movilidad de sus componentes, se obtiene un levantamiento ágil y rápido. Otras cualidades son su aislamiento térmico y acústico, con un confort que prescinde de otros materiales más pesados o tóxicos.
Estética y sustentabilidad de su diseño
Quienes han visto la edificación pueden dar fe de su aclamado revestimiento, el que se compuso de columnas de duramen de pino, las que contrastaron con la madera de cedro engrasada que completó el resto de la fachada. Una distinción atractiva, cuya combinación bien podría acentuarse con los años, afirmaron en Oslotre, por el proceso de envejecimiento natural de la materia prima.
Su diseño creó un juego interesante entre sus paneles lisos y los listones de extrusión, con algunos de estos últimos que pasaron por algunas ventanas y cornisas para formar barandillas, manifestando una expresión ligera, dinámica y de bajo impacto en el entorno. “Siempre pretendemos usar la menor madera posible en nuestra arquitectura”, expresó el socio fundador de Oslotre, Jörrgen Tycho, refiriéndose a St. Olavsvei 18.
Y es que el arquitecto aseguró que uno de los objetivos de su firma son las consideraciones de carbono, ya que, como trabajan comúnmente con el material, tienen considerada una reducción entre el 40% al 60% del total de emisiones de dióxido de carbono. Algo que llevaron a cabo con otros dos de sus ejes. La obtención de madera local, como ocurrió con el CLT, así como con la que genere la menor huella, como pasó con el cedro. Éste fue trasladado desde Canadá, manifestaron en Oslotre, y eso incluso fue más productivo ambientalmente que haberlo traído desde otras partes de Europa.
“La clave es diseñar el edificio como uno de madera desde el principio”, indicó el líder de Olestre, lo que se tradujo en una fabricación, traslado de materiales y montaje en obra mucho más efectivo que cómo podía ser, por ejemplo, con hormigón. St. Olavsvei 18 se incorporó al listado de una serie de elevaciones en madera de Noruega, donde estuvo también el más alto en su tipo.
Nos referimos a Mjøstårnet, que con sus 85 metros de altura y 18 pisos de uso mixto, en su momento fue considerado el más alto de todo el mundo. Destronó en 2019 a The Treet, también noruego, el cual se elevaba a 53 metros y tenía una estructuración híbrida entre madera y hormigón.
Al igual que con St. Olavsvei 18, con Mjøstårnet el CLT y Glulam también fueron los protagonistas. Y tal como con la proyección de Kristiansand, se afianzaron los suficientes rendimientos para soportar cargas y otros aspectos ingenieriles, así como la búsqueda de opciones más ecológicas y capturadoras del carbono en el ambiente. La versatilidad de la madera no excluye tamaños ni intenciones cuando se trata de las bondades de su construcción.