CDT Próximamente será inaugurado un nuevo conjunto de concreto albergará una de las mayores colecciones de especies marinas al ubicarse en el borde del Mar de Cortés, mejor conocido como el acuario del mundo.
Fuente: Arquitectura y Empresa
En medio de un paisaje tropical, en la costa de la ciudad de Mazatlán, Sinaloa se construye el nuevo Acuario próximo a inaugurarse en las siguientes semanas.
El proyecto diseñado por la oficina liderada por la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao forma parte de un plan maestro que busca regenerar esa zona de la ciudad junto con un nuevo estadio de futbol, nueva infraestructura para el disfrute de la laguna adyacente y por último, ser el preámbulo y muestra de lo que se puede experimentar en el llamado Mar de Cortés, delimitado por la península de Baja California.
El acuario busca integrarse con la laguna y de esa manera con el sistema hídrico y de vegetación presente en la ciudad. De esa manera se contempla que el diseño del acuario y sus alrededores aporte cierto grado de resiliencia pues están diseñados para resistir fenómenos naturales como los huracanes, eventos relativamente frecuentes en la zona del Pacífico. En su interior albergará también el futuro Centro de investigación y de Protección de la vida del Mar de Cortés.
A diferencia de otros acuarios, este se dedicará exclusivamente al estudio del área natural protegida en la cual se inserta y no tiene ambiciones de mostrar ecosistemas ajenos a la región. Sin embargo no por eso la diversidad animal y vegetal será poca, pues el Mar de Cortés es uno de las zonas con mayor biodiversidad y fue bautizado por el oceanógrafo francés Jacques Cousteau como el “acuario del mundo”.
Por medio de una multiplicidad de zonas educativas que van desde las aguas profundas, las costas, zonas de tierra y bosques, así como un aviario y manglares, el programa y la silueta del edificio se fue definiendo. Si bien, a primera vista, podría parecer que el edificio se trata de una imposición dura de hormigón entintado a la vista sobre superficies suaves, la arquitecta indica que es precisamente lo contrario lo que se ha intentado lograr, es decir, que la vegetación se la que al final se imponga sobre el edificio, que las plantas equilibren la dureza del material y que en algún tiempo, cuando las plantas hayan crecido y madurado, parezca casi que el edificio ha sido del mismo mar que intenta poner en valor.
Cierto o no, en el edificio se retoman valores de la arquitectura latinoamericana y en especial la mexicana, como la gran escala y la articulación de grandes volúmenes de hormigón, un material por todos conocido como no muy respetuoso con el medio ambiente.
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