Claudio Olate, especialista del IDIEM, explica que los áridos reciclados y artificiales no tendrán problemas para resistir el desgaste ambiental o desastres como terremotos. El árido es el mayor componente del hormigón, cuyos avances en circularidad son fundamentales para la sustentabilidad del sector construcción en la era de la crisis climática.

Fuente: Comunicado de Prensa IDIEM

En 2024, la construcción chilena vivirá un cambio regulatorio de impacto en el contexto de los avances exigidos para consolidar un sector con un menor impacto ambiental y una gestión más sustentable en la era de la crisis climática: se trata de la actualización de la norma NCh163-2013.

En Chile, los áridos equivalen al 70 por ciento del volumen del hormigón, el material de uso más extendido en la industria. En la época de máximo desempeño y en el boom de la construcción se llegó a utilizar un millón de metros cúbicos de hormigón al mes.

Dada su relevancia en términos estructurales, explica el especialista del IDIEM, Claudio Olate, el proceso regulatorio para la autorización del uso de áridos reciclados y artificiales ha sido especialmente complejo. “En Chile, el árido es de origen pétreo en su mayoría -piedras, arenas, extraídas de zonas como lechos de ríos, canteras, entre otros-, que son cada vez más escasos por las exigencias regulatorias. Seguir extrayendo áridos con la misma frecuencia es complejo desde el punto de vista ambiental. Ahí surge la necesidad de explorar los áridos alternativos”.

Reciclados y artificiales

Olate ha sido parte de los expertos que colaboraron con el comité técnico para las modificaciones a la norma NCh163-2013 “Áridos para morteros y hormigones – Requisitos”, organizado por el Instituto Nacional de Normalización (INN). Se espera que los cambios a la regulación se publiquen durante el primer trimestre de 2024, lo que permitirá la autorización del uso de áridos alternativos en los nuevos proyectos.

De esta forma, el mercado local podrá utilizar recursos provenientes de dos fuentes: recicladas de hormigón antiguo, utilizado en edificios o estructuras en desuso, entre ellos carreteras o inmuebles que son demolidos; y artificiales, extraídos de otros procesos industriales que generan material sólido, por ejemplo, en forma de escoria. Su tratamiento requiere de un proceso de chancado, selección y clasificación por tamaños y un tratamiento de lavado o retiro de impurezas. 

“La norma de áridos no pretende ser una guía o manual de cómo utilizar los áridos en el hormigón, esto es materia de la norma de hormigones y de los especialistas en diseño de mezclas. Solamente se refiere a los requisitos y características que deben cumplir los áridos alternativos, que serán muy similares a las del árido estándar en términos físicos, químicos y de tamaño de partículas. La principal diferencia estará en la frecuencia de los controles y ensayos para su inspección y validación, la que será más exigente que la requerida para áridos tradicionales”, sugiere el experto del IDIEM. 

Olate agrega que esto se explica porque el árido convencional proviene de lugares con propiedades geológicas conocidas y con pocas variaciones en sus décadas de uso, en contraposición con los áridos reciclados y artificiales, con menor historial y probablemente de variadas fuentes.

Las lecciones de Turquía

El terremoto registrado el pasado mes de febrero en Turquía causó más de 50 mil muertes y es el desastre natural de mayor costo económico a nivel mundial de 2023. La catástrofe tuvo una arista constructiva de interés para los especialistas en todo el mundo, pues se constató una deficiente aplicación de la normativa, en particular del reforzamiento del hormigón.

Luego del megasismo, organismos técnicos estimaron que en Turquía existen 7 millones de edificios que no son resistentes a emergencias telúricas. Claudio Olate utiliza esta referencia para valorar el extenso y cauteloso proceso de revisión que ha tenido la normativa de áridos alternativos en Chile, uno de los países más sísmicos del mundo y donde se registró el mayor terremoto de la historia en 1960.

“En el terremoto de 2010, de mayor magnitud que el terremoto de Turquía, hubo del orden de 500 muertos y la mayor parte de ellos por el tsunami, no por colapsos de estructuras. Esto nos habla de la calidad y la seguridad de la construcción en Chile, por eso los pasos son paulatinos y lentos, porque hay una lógica superior de asegurar el bien común y la vida de toda la población. El principal objetivo del comité a cargo de la norma, y en general de todas las regulaciones de la construcción, es mantener la calidad de los materiales”, comentó el investigador.

Los ensayos e investigaciones que han realizado especialistas del IDIEM, para evaluar el desempeño de áridos reciclados y artificiales arrojan resultados positivos mostrando un desempeño y características similares al material convencional.

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