El cambio climático causará estragos y las poblaciones más pobres serán las más afectadas. Las ciudades son la solución más viable para gestionar los efectos del cambio climático, sobre todo en contextos de renta baja. La urbanización sostenible presenta oportunidades de resiliencia y crecimiento económico. Considerar este potencial junto con los costes permitirá a las ciudades aprovechar ganancias de productividad y habitabilidad, contribuyendo al mismo tiempo a los objetivos de sostenibilidad.

Fuente: World Economic Forum

Es bien sabido que el cambio climático causará estragos y que los más pobres serán los más afectados. En África, la inacción ya está costando a la economía entre un 10 y un 15% del PIB anual.

Sin embargo, no hay que pasar por alto las oportunidades que brinda la transición ecológica. Las consecuencias del cambio climático exigen un nuevo enfoque del crecimiento económico, sostenible desde el punto de vista ambiental y de la inclusión. Esto debe aprovecharse estratégicamente para alinear los objetivos climáticos con los de desarrollo y mitigación de la pobreza.

Muchas de estas oportunidades se presentarán en las ciudades. En primer lugar, vivir en ciudades puede proteger frente a las vulnerabilidades climáticas. Ellas son la solución más viable para gestionar los efectos del cambio climático, sobre todo en contextos de renta baja. En segundo lugar, las ciudades desempeñan un papel central a la hora de estimular la innovación, así como el comercio y las oportunidades de trabajo.

Cómo estimular el crecimiento con urbanización sostenible en los países en desarrollo

La consecución de estos objetivos a nivel local requiere “hacer las cosas de forma más sostenible”, “hacer cosas nuevas sostenibles” y ajustarse de forma proactiva a la “reducción de oportunidades”. A continuación se analizan estos aspectos.

Mejorar la habitabilidad mediante una urbanización sostenible

La migración inducida por el clima, impulsada por la disminución de la productividad agrícola y los fenómenos meteorológicos extremos, agravará los éxodos rurales hacia las ciudades por razones económicas. Mediante una eficiente provisión de bienes y servicios públicos, los centros urbanos bien gestionados pueden contribuir a la resiliencia ambiental y contrarrestar factores de estrés ambiental.

La mitigación también se consigue mediante formas urbanas más densas e inversiones en tecnologías de energías renovables, que tienen diversos niveles de potencial en los países africanos.

Como se muestra en la Figura 1, la senda socioeconómica compartida (shared socio-economic path or SSP) 1, que modela un compromiso mucho mayor con la adaptación y la mitigación, se correlaciona con unos niveles de urbanización mucho más altos que la SSP 3, que modela una situación más cercana a lo habitual.

Figura 1: Urbanización bajo diferentes vías socioeconómicas compartidas; la urbanización es mucho mayor en el escenario SSP1, asociado a un mayor compromiso hacia la adaptación y la mitigación.
Figura 1: Urbanización bajo diferentes vías socioeconómicas compartidas; la urbanización es mucho mayor en el escenario SSP1, asociado a un mayor compromiso hacia la adaptación y la mitigación. Image: Basado en cálculos del autor a partir de datos de Riahi, et al (2017)

“Hacer las cosas de forma más sostenible” simplemente duplicando la gestión eficiente de la ciudad ya puede contribuir a la adaptación al clima y a su mitigación. Los servicios urbanos, como la provisión de infraestructuras básicas de agua, saneamiento e higiene, pueden amortiguar los choques, y el aumento de la densidad y la mejora de la planificación del uso del suelo urbano reducen las emisiones relacionadas con el transporte y otras infraestructuras en una cuarta parte en comparación con la tendencia actual de expansión urbana.

Además, las ciudades pueden trabajar para “hacer nuevas cosas sostenibles”. El cambio climático exigirá nuevas actuaciones para garantizar la habitabilidad. En las ciudades costeras, puede ser necesario equilibrar nuevas infraestructuras duras, como los diques, con infraestructuras blandas, como la protección de los manglares o la forestación en el marco de nuevos acuerdos climáticos. En las ciudades que se calientan rápidamente, encontrar formas de reducir los supercontaminantes -que absorben la luz solar y aumentan las temperaturas a un ritmo mayor que el dióxido de carbono- es otra área de interés.

Por último, las ciudades deben poner en marcha planes para adaptarse continuamentea la reducción de oportunidades. Las decisiones que se tomen hoy sobre cuestiones como el uso del vehículo privado o los materiales de construcción tendrán consecuencias a largo plazo, ya que la vida útil típica de las infraestructuras urbanas y del entorno construido es de aproximadamente 125 y 75 años, respectivamente. Las ciudades deben evitar encerrarse en vías de desarrollo con altas emisiones de carbono, que son más difíciles y más caras de adaptar, e integrar las consideraciones climáticas en sus planes de inversión.

Mejorar la productividad y las perspectivas de creación de empleo mediante una urbanización sostenible

La transición a una economía neta cero exige que los consumidores, las empresas, los mercados y los gobiernos se adapten a nuevos modelos de producción y consumo. Es importante destacar que la transición se apoyará en la innovación, que abarca el desarrollo y la implantación de tecnologías con bajas emisiones de carbono y prácticas sostenibles en toda la economía. La transición ofrece muchas oportunidades de crecimiento para las ciudades africanas en desarrollo, así como la posibilidad de estimular la creación de empleo tanto de alta como de baja cualificación.

Estas tecnologías y prácticas más limpias permiten a las ciudades hacer “las cosas de forma más sostenible” al mejorar su eficiencia en el uso de los recursos, al tiempo que mejoran la productividad en general. La construcción de las ciudades del mañana, por ejemplo, puede impulsar el empleo en sectores de gran intensidad de mano de obra, como la industria de la construcción, al tiempo que impulsa el crecimiento dadas las externalidades generadas, como se indica a través de este programa en Zambia.

Del mismo modo, las ciudades pueden hacer “nuevas cosas sostenibles” a medida que se crean nuevos mercados y cadenas de valor asociadas para atender la demanda internacional. Los países africanos dispondrán de ventajas comparativas nuevas y diversas en esta economía cambiante. Entre ellas se encuentran las dotaciones naturales, así como los conocimientos técnicos para fabricar y exportar bienes intermedios que son fundamentales en un mundo de emisiones netas cero.

En Zimbabue, por ejemplo, las grandes reservas de níquel del país podrían utilizarse para producir bienes intermedios en la fabricación de baterías renovables. La Figura 2 muestra la brecha existente entre la producción minera y las reservas de minerales críticos necesarios para las tecnologías con bajas emisiones de carbono, una oportunidad que podría aprovecharse.

Es importante que las ciudades tengan visión de futuro y se adapten activamente a la reducción de oportunidades, diversificando sus actividades y abandonando el carbón y las cadenas de valor asociadas, ya sea cambiando a otros minerales con demanda (Figura 2), explotando su potencial en energías renovables o introduciéndose en industrias sin chimeneas.

Figura 2: Producción y reservas de minerales críticos netos cero en países en desarrollo
Figura 2: Producción y reservas de minerales críticos netos cero en países en desarrollo Image: Datos de Arrobas et al. 2017

Alinear los objetivos de crecimiento y mitigación de la pobreza con los objetivos globales para una transición neta cero

La urbanización sostenible ofrece oportunidades tanto para la resiliencia como para el crecimiento económico. Considerar este potencial junto con los costes permitirá a las ciudades desbloquear ganancias de productividad y habitabilidad, contribuyendo al mismo tiempo a los objetivos de sostenibilidad. Las ciudades de los países en desarrollo, con el apoyo de agentes nacionales e internacionales, deben ser proactivas a la hora de invertir en las infraestructuras y las competencias necesarias para adelantarse a los acontecimientos y cosechar los frutos de esta transición.

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