El objetivo principal de Relitia, es entregar a la comunidad una vía de reciclaje sostenible, transparente y que permita recuperar componentes claves para la industria de baterías, planteando la hipótesis de que se pueden volver a reinsertar en la cadena productiva de nuevas baterías, más sustentables y con un menor impacto ambiental.

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Nacida de una idea conjunta por saber cómo se componen las baterías de ion litio y plantear una vía de valorización para dispositivos tan complejos en su estructura y composición química, Nicole Briones, química industrial y Doctora en Ciencias con mención en Química y Víctor Rojas, Doctor en Química, co-fundaron: Relitia, la primera startup en Latinoamérica en recuperar materiales críticos como litio, níquel, manganeso, cobalto, grafito, cobre y aluminio.

El objetivo principal de esta startup de base científico-tecnológica, es entregar a la comunidad una vía de reciclaje sostenible, transparente y que permita recuperar componentes claves para la industria de baterías, planteando la hipótesis de que se pueden volver a reinsertar en la cadena productiva de nuevas baterías, más sustentables y con un menor impacto ambiental. “En su etapa temprana fue financiada por proyectos de innovación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) para luego pasar a proyectos gubernamentales financiados por CORFO”, cuenta Briones, agregando que fueron parte de la primera generación del programa de aceleración de SQM Lithium Venture.

Proceso de reconversión

El proceso se inicia con la recepción de las baterías y su testeo inicial, para decidir si pueden ser utilizadas en una segunda vida o derechamente llevarlas al proceso de reciclaje. “Para el primer caso, contamos con colaboradores que realizan el reacondicionamiento de ciertas baterías para su aplicación en dispositivos como scooters o computadores. En el segundo caso, nuestro proceso permite llevar las baterías hasta un voltaje seguro de manipulación, al cual denominamos descarga”, explica Briones.

Luego de ello, las baterías son desarmadas logrando llegar a sus elementos principales: ánodo, cátodo y separador. Según detalla la cofundadora de Relitia, estos componentes son llevados a un proceso químico que permite separar cuantitativamente elementos como el grafito, cobre, aluminio, sales metálicas y finalmente, recuperar el carbonato de litio.

Otros elementos inertes como el separador (que básicamente es un plástico de la familia de los polipropilenos) o la carcasa de acero, también son recuperados. “Estimamos que el 90% de los componentes de una batería están siendo reciclados con nuestro proceso, de los cuales, se podría fabricar una nueva batería, hasta con un 50% de esos elementos. Es un modelo de producción totalmente circular”, señala Briones, agregando que han logrado testear los elementos recuperados en prototipos de baterías tipo botón, como la que usan los relojes, alcanzando capacidades de almacenamiento similares a los productos comerciales, haciendo a sus materiales completamente competitivos a nivel técnico.

En cuanto a los tipos de baterías utilizadas, desde Relitia indican que trabajan solo con baterías de ion litio, que se encuentran en los teléfonos celulares, laptops, herramientas y en toda la industria de la electromovilidad (esto involucra vehículos menores como scooter y bicicletas, hasta vehículos grandes como automóviles o buses eléctricos). “Nuestro objetivo es que los materiales recuperados puedan ser reinsertados en la producción de nuevas baterías, más sustentables y que no requieran de la minería extractiva como única opción para obtener sus componentes. Por un lado, recuperamos el grafito que puede servir para la fabricación de ánodos y por otro, el carbonato de litio y sales metálicas de cobalto, níquel o manganeso que sirven para producir los materiales del cátodo de estos dispositivos de almacenamiento de energía”, explica Briones.

Usos y pasos a futuro

Según cuentan desde Relitia una aplicación interesante en el sector construcción de aquellas baterías que podría reutilizarse como segunda vida, es en la instalación de puntos de carga de vehículos eléctricos utilizando baterías de estado estacionario o BESS (Battery energy storage system). “En Estados Unidos se usa bastante utilizar baterías como fuentes de energía para la carga de estos vehículos, por lo que se hace interesante reacondicionar las baterías de segunda vida como opción para áreas residenciales o condominios de departamentos u oficinas”, cuenta Briones.

En cuanto a los siguientes pasos para la startup, su co-fundadora indica que están buscando el escalamiento de la tecnología para poder procesar mayor cantidad de baterías fuera de uso, logrando, por ejemplo, acuerdos comerciales con marcas de vehículos eléctricos. “Esto nos permitirá contar con una planta y con todos los permisos medioambientales que se requieren para poder entregar un certificado de recepción. Para lograr esto, es necesario el levantamiento de inversión y para ello estamos desarrollando toda una ruta para lograr cerrar rondas de inversión a futuro y así instalar nuestra planta”, señala Briones.

Si quieres conocer más sobre Relitia, visita: www.relitia.cl

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