El proyecto apunta a instalar capacidades en el sector para que, a través de construcciones industrializadas, se puedan entregar mejores condiciones de vida a quienes hoy están hacinados o allegados, sin sacrificar sus redes familiares, sociales y laborales. 

Fuente: El Mercurio

La cifra ha detonado amplio debate este año: se estima que en la actualidad se requieren entre 640 y 650 mil soluciones para abordar el déficit habitacional en Chile.

Un problema social de enormes implicancias al que pretende hacer frente un desafío de innovación abierta lanzado por el programa Construir Innovando de la Cámara Chilena de la Construcción, junto a la organización Déficit Cero y el Ministerio de Vivienda.

“El objetivo mayor del reto es diversificar la solución habitacional. De las casi 650 mil soluciones que se requieren para abordar el déficit habitacional, el 80% son familias que hoy viven hacinadas o allegadas. Y la solución que se les da es la misma: la vivienda social. Pero muchas veces eso no le sirve a esas personas, porque significa que van a tener que moverse a la periferia o a otra región. Por eso hay que diversificar la solución”, explica Enrique Matuschka, coordinador urbano de Déficit Cero.

Convocatoria de innovación abierta busca hacer frente al déficit habitacional

Por ello, el desafío apunta a masificar el uso de un instrumento de política pública que asoma como clave para resolver esta crisis: el programa Pequeños Condominios. En simple, este subsidio permite tomar un sitio ya construido con alguna solución habitacional y reconvertirlo en un pequeño edificio de baja altura, de modo que en el mismo espacio donde antes había una sola vivienda, se puedan generar dos o tres departamentos independientes.

“Este desafío es un ejemplo de que, a partir de la innovación abierta, se puede movilizar a la industria, la sociedad civil y el sector público para enfrentar un problema social acuciante”, destaca Conrad von Igel, gerente de Innovación de la Cámara.

Incentivando la industrialización

El modelo de microerradicación a través de Pequeños Condominios tiene ventajas enormes para enfrentar el déficit. La primera es que permite entregarle una vivienda a quienes hoy viven allegados o hacinados sin necesidad de que deban irse a otro barrio, de manera que conservan sus vínculos sociales y familiares y no pierden el acceso a servicios urbanos, como metro, áreas verdes, equipamiento y fuentes laborales, entre otros. La segunda es que provoca una regeneración de la ciudad, pasando de viviendas precarias, muchas veces autoconstruidas, a construcciones de mejor estándar.

Es una idea de alto potencial: en el país hay más de 350 mil lotes del tamaño que estos proyectos requieren (9 por 18 metros) y solo en Santiago hay más de 216 mil. Se estima que si se pudiera aplicar el modelo solo al 10% de los lotes capitalinos, eso permitiría levantar unas 55 mil viviendas.

De hecho, el Plan de Emergencia Habitacional del Gobierno se puso como objetivo construir cuatro mil soluciones a través de Pequeños Condominios en sus cuatro años de gestión.

El desafío es que desde que se lanzó el programa, en 2017, solo se han levantado 19 proyectos en todo el país usando este instrumento. A juicio de Déficit Cero, hay cuatro factores que están frenando el escalamiento de esta solución. “Que las familias no conocen el programa, que hay barreras normativas (no es lo mismo construir en terrenos nuevos que en sitios consolidados, se requieren más incentivos), que hay obstáculos jurídicos sobre la tenencia del suelo y que hay un problema de productividad (no hay actores en la industria que estén tomando estos proyectos). Esto último es lo que queremos abordar con el reto, que haya más actores dispuestos a hacer estos proyectos”, indica Matuschka.

Para los organizadores del desafío, la clave está en promover los procesos de industrialización (construcción prefabricada) aplicada a este tipo de obras. “Básicamente, este concurso busca generar una oferta innovadora de industrialización, lo que implica una mejora en costos y beneficios en términos de estándares de calidad y sostenibilidad del proceso de construcción. En resumen buscamos generar capacidades en la industria para resolver el déficit habitacional a través de estrategias de microerradicación”, explica Von Igel.

“Hay dos factores a favor de la industrialización. Primero, que un Pequeño Condominio se levanta en paños construidos, no en sitios eriazos, por lo que hay retos de acceso, calles pequeñas y llegar con piezas es una mejor solución. Segundo, un factor social: implica sacar a las familias que viven ahí mientras se construye y debe ser por el menor tiempo posible; si la industrialización logra acortar los plazos de construcción, se benefician las familias”, complementa Matuschka.

El reto de innovación abierta propone una serie de diseños arquitectónicos ya aprobados por el Minvu para soluciones habitacionales y el foco está puesto en cómo los participantes logran conformar propuestas integrales de industrialización para producirlos. La idea es que los mejores modelos puedan ser construidos como piloto en proyectos reales durante 2023. Ese es el premio.

“Este es un pilotaje controlado, donde además estamos incentivando la formación de consorcios entre constructoras y empresas industriales. De este modo, lo bonito es que incluso los que no ganen, van a quedar con capacidades instaladas para hacerse cargo de estas microerradicaciones”, subraya Von Igel.

Las bases están disponibles en el sitio de la Cámara Chilena de la Construcción.

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