La coordinación y la prolijidad de los equipos que realicen este trabajo resultan fundamentales para obtener la terminación esperada. La estética es la protagonista en esta solución, por lo que hay que saber cuidar cada detalle.
Fuente: Hormigón al Día
Un acabado perfecto. Esa es la premisa que debe cumplir el hormigón arquitectónico. Se trata de un hormigón que no lleva ningún tipo de revestimiento y su terminación superficial queda expuesta en todo el elemento. Aquí el aspecto visual es protagonista de la obra. Un material que se luce y deja al descubierto algunos de sus muchos atributos: textura y acabado.
Si bien los procedimientos y equipos pueden ser casi los mismos que en un hormigón de obra gruesa, explica el ingeniero civil Renato Vargas, la diferencia radica en que se debe contar con un profesional a cargo además de personal capacitado y entrenado que lleve a cabo muy bien las distintas actividades que demanda construir un muro. Esto quiere decir, “que tengan las competencias reales y que las usen, se involucren todos los actores y se comuniquen entre sí en pos de hacer bien el trabajo. Lo anterior se puede ir mejorando si se lleva a cabo un buen control de cada partida respaldado por una lista de chequeo y hacer cumplir cada recomendación o procedimiento que haya dado el mejor resultado”, graficó el experto.
La tarea recién comienza. Cada detalle importa en la realización de este trabajo. A continuación, Vargas compartió con Revista Hormigón al Día los detalles de la correcta ejecución para un muro de hormigón arquitectónico.
1. Mantener una comunicación permanente y efectiva entre profesionales, mandos medios y trabajadores.
En una obra de este tipo no es fácil describir un diseño arquitectónico por escrito lo que hace necesario mantener reuniones informativas permanentes entre las partes involucradas, esto es, arquitecto, profesionales de obra y jefatura de mandos medios asegurándose que la información sea bien transmitida a los niveles de ejecución y materialización de las partidas de la obra, vale decir a los trabajadores.
2. Realizar un buen diseño del hormigón a emplear ajustándose a las especificaciones técnicas y a los requerimientos del mandante.
Los profesionales de obra deben especificar correctamente el hormigón, indicando su resistencia (f´c), fracción defectuosa (fd), tamaño máximo (Dn), asentamiento de cono (h), además de especificar que es para una obra de hormigón arquitectónico y que será bombeado o que se empleará otro método de colocación. Aunque la resistencia mecánica y la fracción defectuosa debe especificarla el proyectista, tanto el tamaño máximo del árido como el asentamiento de cono, deberán determinarse en obra. Los valores recomendados en general son Dn= 20 mm y h= 12 cm. El hormigón debe tener cohesión, mantener su homogeneidad y provenir de la misma planta para evitar cambio en los materiales componentes.
Desde CBB añadieron que un hormigón con capacidades de ser bombeado es apto para la mayoría de estas aplicaciones. Si la experiencia de la obra, dados sus procedimientos, requiere una mezcla más fina aún, puede especificarse mediante una curva granulométrica al momento de solicitarlo (el método Faury es adecuado para estas situaciones).
3. Confeccionar una maqueta de prueba en la que se empleen todos los equipos, materiales, procedimientos y personal destinados a la construcción de la obra.
Esta zona de pruebas, que también pueden ser en algunos muros de subterráneos, debe ser construida con el personal que participará en toda la obra, los equipos y materiales elegidos y todo lo que sea necesario para obtener texturas, relieves, etc. Se deberá hacer un respaldo escrito de cada uno de los procedimientos empleados hasta lograr la terminación superficial y las características definidas y deseadas del hormigón.
Esta etapa simula el proceso constructivo a emplear, es un instrumento de medición, permite mejoras y afinar detalles, da cuenta del grado de uniformidad visual, en la terminación y el color, permite probar el tipo de encofrado e internalizar los cuidados al desmoldar y posibilita instruir a los trabajadores. Mostrar los resultados de la maqueta sirve para obtener la aprobación del mandante y fijar el procedimiento para aplicar en la obra.
4. Hacer una inspección previa de la armadura, elementos embebidos y de los encofrados.
En hormigones arquitectónicos o a la vista, es muy importante preocuparse de la correcta instalación de la enfierradura, en particular revisar las trabas en muros para comprobar que no han quedado inmersas en el recubrimiento a fin de evitar su oxidación y consecuentes manchas en la superficie del hormigón.
Otro aspecto relacionado con el recubrimiento es verificar que no sea el mínimo, debido a que en muros el agua de exudación que asciende se queda bajo las armaduras horizontales, que en general están más cerca de la superficie, y por concentración de mayor cantidad de agua, aparecen manchas más obscuras en la superficie. También es recomendable controlar la correcta colocación de elementos embebidos como ductos de instalaciones y asegurarse que no haya más de lo permitido por el proyectista y que queden en el núcleo del elemento estructural.
Por otro lado, aunque los encofrados merecen un capítulo aparte, es fundamental que se use el mismo sistema en toda la obra con el mismo material que será la cara de contacto con el hormigón. Además, se debe vigilar que no existan rendijas entre bastidores o placas del sistema de encofrados, es decir, los encofrados deben ser esencialmente estancos; esto es, no permitir encofrados por los cuales salga lechada, ni siquiera gotas de agua, ya que este es el mejor secreto para obtener superficies estéticamente buenas.
Para lo anterior, hay que volver a las buenas prácticas de calafateo con materiales modernos como burletes de esponja de caucho de poros no conectados y silicona. Otro aspecto importante es el empleo de un buen desmoldante. Para este tipo de obras debe ser del tipo químicamente activo, ya que además de cumplir su función básica de impedir que el hormigón se adhiera, también debe poder retirarse con facilidad por lavado, para dejar al descubierto la obra en cuya superficie se muestra el hormigón limpio y sano.
5. Contar con máquinas, equipos y herramientas de calidad y cantidad adecuadas.
Esta recomendación es la que permite que una obra de este tipo no se detenga por falla o inexistencia de equipos de reemplazo y se cumpla la propiedad de monolitismo de una estructura de hormigón. Esto incluye la eliminación de juntas de construcción, lo que exige, además, un abastecimiento continuo de hormigón y una muy buena planificación de las faenas de hormigonado.
6. Contar con personal capacitado para las faenas de hormigonado.
Dado que este tipo de obra exige máxima perfección desde el punto de vista estructural y estético, quienes operan directamente en obra con el hormigón, deben estar interiorizados de la trascendencia de la obra, sus terminaciones, su aspecto final y las consecuencias negativas que puede tener una mala o errada ejecución. Para tener la certeza que se materializará y obtendrá lo buscado hay que formar y entrenar a los trabajadores mediante capacitación en obra haciendo un seguimiento y cambios de conducta, en los temas de enfierradura, encofrados, colocación, compactación y curado y protección del hormigón.
7. Control de la correcta aplicación de los procesos de colocación y compactación del hormigón.
El profesional preparado en el tema de hormigón a la vista debe contar con dos listas de chequeo completas y bien elaboradas para asegurarse de controlar por separado los procedimientos de colocación y compactación del hormigón. En la etapa de colocación debe controlar que no se produzca segregación, limitar la altura de caída a menos de 1 m y vigilar que sea en caída libre. En caso de muros se deben formar capas de menos de 50 cm o ligeramente menores que el largo de la sonda del vibrador de inmersión.
La compactación mediante vibración reviste una importancia enorme en la calidad y estética del hormigón, por lo que cuando se usa un vibrador de inmersión es preciso controlar que este sea de un diámetro compatible con las dimensiones del elemento, que tenga a lo menos 12.000 vpm, que las inserciones sean a 1,5 veces su radio de acción (nunca por sobre los 35 cm de distancia, agregaron desde CBB), se haga por lo tanto ordenadamente según una malla de vibración especificada previamente por el profesional de obra y que se mantenga vibrando en cada inserción hasta que termine de explotar burbujas. Adicionalmente, proporciona paramentos uniformes en color y sin líneas de llenado si se deja que con su propio peso y energía penetre más abajo de la capa subyacente.
8. Control de las faenas de desmolde y descimbre.
Básicamente esta actividad debe hacerse a una edad mayor a la acostumbrada en una obra convencional, con el objeto de que haya alcanzado resistencias mayores como para asegurarse de no estropear las aristas, texturas o formas bajo o sobre relieve y con el cuidado de no hacer palanca sobre el hormigón para sacar el encofrado. Esta es una etapa muy esperada ya que aquí se puede observar el fruto de un trabajo bien hecho y bien controlado.
9. Control de la correcta elección y aplicación del curado y protección más conveniente.
Como las superficies son expuestas se descartan las membranas de curado que sellan, lo que hace tener un gran cuidado en aplicar el sistema que permite mantener una zona húmeda cercana al paramento. Esto se puede lograr con mantas de geotextil saturadas de agua, pero ubicadas a unos 10 cm de la superficie de los elementos verticales evitando que tomen contacto ya que cualquier concentración de humedad cambiará el color superficial del hormigón. En el caso de pilares, después de proteger las aristas se puede usar una película de plástico adherente para envolverlo en toda su altura.
10. Tener presente que una obra de hormigón visto se obtiene en plena etapa de obra gruesa por lo que se debe proteger cada elemento que se vaya obteniendo.
En este contexto se deben elegir estructuras menores o materiales que impidan tomar contacto con un paramento terminado, especialmente debido a que en etapa de obra gruesa aún hay mucho que avanzar en distintas otras actividades.
Más consideraciones
Desde Melón Hormigones, explicaron que en la etapa inicial se deben definir las expectativas de terminación y elegir el hormigón correcto. “La calidad de la terminación depende de lo que se defina por el mandante o el arquitecto. Por ser una manufactura esto va a tener un porcentaje de errores, por lo que debe quedar definida previamente la calidad de la terminación que se busca. Así se determina el procedimiento constructivo y el hormigón”, comentaron.
Además, conviene visualizar si lo plasmado en el proyecto de arquitectura e ingeniería es posible construirlo. “Ese es el desafío, pasar el concepto artístico a la realidad”, precisaron.
De acuerdo a Melón Hormigones, el hormigón visto debe ser ejecutado correctamente desde el principio ya que no permite reparaciones. “Cualquier reparación posterior corresponde a un enlucido, por lo tanto deja de ser hormigón visto. Así, el hormigón arquitectónico corresponde a un hormigón tal como quedó en la obra gruesa. Por lo tanto desde el principio se toman las precauciones”, señalaron.
Asimismo, en CBB, informaron que antes de iniciar una obra con hormigón a la vista, es necesario efectuar pruebas para definir una secuencia de trabajo y determinar:
- Alturas de vaciado.
- Altura de la capa de hormigón.
- Docilidad requerida.
- Método de curado del hormigón.
- Tiempo de vibrado.
- Tipo de moldaje y consideraciones.
- Tipo y dosis de desmoldante.
- Método de aplicación del desmoldante.
- Tiempo de descimbre.
En tanto, si se implementan bombas plumas el aporte a la segregación que se genera en inadecuadas disposiciones de las plumas puede llegar a ser relevante, explica. Aparte de aumentar el desgaste del último codo en una disposición incorrecta (en zig zag), el hormigón saldrá desde el flexible con una velocidad de proyección vertical varias veces mayor que la resultante con una disposición semicircular, además de disminuir el desgaste del último codo. Por lo tanto, es imprescindible velar por adoptar una correcta disposición de los brazos de la pluma.