A primera vista, este proyecto que posee 22 unidades habitacionales de 1 y 2 dormitorios ubicado en un barrio al sur de Ciudad de México parece un edificio de hormigón más entre los que existen en la capital azteca. Sin embargo, su fachada, la que se determina por sus ventanas, adquiere una característica única que lo hace destacar entre otras construcciones colindantes.
Fuente: Hormigón al Día
Ciudad de México alberga una serie de edificios icónicos que evidencian los distintos estilos arquitectónicos que conviven en esta ciudad de más de 9.000 millones de habitantes. Entre otros, destacan el Museo de Bellas Artes (de influencia europea), el edificio de la Lotería Nacional (art-deco), el edificio Calamkul -también conocido como “La Lavadora”- y la torre Virreyes (por su forma, rebautizada popularmente como “El Dorito”), los que muestran los distintos lenguajes arquitectónicos que conviven en la capital mexicana.
No tan imponente como esas edificaciones, pero de igual manera una muestra del rico patrimonio arquitectónico que existe en Ciudad de México, se levantan otros proyectos, alejados de los grandes focos, los que se funden con el paisaje urbano de la ciudad. Ese es el caso, por ejemplo, del edificio de departamentos DL1310, desarrollado en conjunto por los estudios de arquitectura Michan y Young & Ayata.
Si bien a primera vista parece otro edificio de hormigón más, este proyecto poco a poco revela sus particularidades. La disposición de las ventanas, por ejemplo, que parecen embebidas dentro de los muros de hormigón, cambian radicalmente la fachada del proyecto, dotándola de una cierta curvatura y quebrando una constante dentro del propio barrio. Al mismo tiempo, estos mismos elementos permiten una mayor entrada de luz natural y vistas panorámicas al entorno urbano que le rodea.
Hormigón y un diseño para las aperturas
El edificio DL1310 se ubica en el barrio de Tetelpan, en la parte sur de Ciudad de México. Desde las primeras etapas del diseño, explicaron los arquitectos, se decidió trabajar con hormigón colocado in situ. “También, que las unidades fuesen simples y directas y que el edificio maximizaría tanto su espacio como altura permitida”, agregaron.
De esta manera, el DL1310 se configuró como un edificio para departamentos de 1 y 2 dormitorios con estacionamientos en el punto más bajo. “Estas restricciones -comentaron desde los estudios de arquitectura- fueron bien recibidas por el cliente y, por otra parte, nos permitió enfocar nuestros esfuerzos en una interesante oportunidad: las aperturas”.
Para centrar el diseño en las ventanas, los arquitectos se basaron en una modificación del código constructivo que permitía un piso extra si la edificación se aparta de las líneas de lote en ambos lados, lo que también abre las elevaciones laterales para las aperturas.
Gracias a esta variación, la estrategia del sitio consistió en conducir las elevaciones laterales hacia las líneas de lote. Esto, sin embargo, “hacía indeseables las ventanas estándar. Para permitir la entrada de luz, ventilación y una vista que no estuviese bloqueada por futuras construcciones, y que estuviese en todos los lados del edificio, se desarrolló un esquema para manipular las ventanas en algo familiar, pero al mismo tiempo, sutilmente extraño”, explicaron los arquitectos en la descripción del proyecto.
Una fachada que brinda nuevas oportunidades
Gracias a modelos digitales y la investigación que realizaron los estudios de arquitectura sobre las superficies regladas de hormigón en la arquitectura latinoamericana, las ventanas -rectangulares y más bien tradicionales- se dispusieron rotando sobre la fachada del edificio, generando así en dos superficies regladas en la parte alta y en la baja, transformando a la ventana en una bahía trapezoidal. “De esta manera, se generan superficies regladas en la cabecera y en el alféizar, y el borde la losa de piso se engrosa o adelgaza a lo largo de la elevación”, comentaron desde el estudio Young & Ayata.
Esto genera un efecto en la fachada, que se transforma en un elemento contundente en cuanto a su planitud, dicen los arquitectos, y, al mismo tiempo, presenta un dinamismo inédito gracias a las “suaves sombras onduladas que se generan en el bajorrelieve”. En esa misma línea, cada ventana generó momentos de vista únicos en las unidades del edificio, debido a la perspectiva oblicua de las aperturas, “haciendo que cada unidad única a medida que se acercaba al recinto”, explicaron.
Para la construcción del DL1310 se utilizaron metodologías constructivas más bien tradicionales, mezcladas con encofrados reutilizados de fibra de vidrio. Finalmente, las 22 unidades que conforman al proyecto poseen aperturas en cinco tamaños distintos, las que rotan por toda la fachada del edificio, resultando en un mosaico de trapezoides invertidos y regulados en todos los lados y creando así una variedad de vistas y perspectivas al tiempo que la fachada se une con los diseños estandarizados de las unidades.