Columna escrita por Miguel Lagos Z., Pablo Mendoza Z., Eduardo Muñoz C., Ximena Vargas M. y Nicolás Vásquez P. – Departamento de Ingeniería Civil – FCFM.

Fuente: Beauchef Magazine

En abril del año en curso, el gobernador de la Región Metropolitana presentó un protocolo de racionamiento hídrico para el Gran Santiago que, basado en estados de alerta según disponibilidad, define una estrategia de abastecimiento de agua potable. Esta alarmante medida surgió ante el agotamiento de las reservas de agua dulce, que alcanzó un 40% de su capacidad en enero de este año, causado por la persistente sequía que afecta a Chile central desde 2010.

Las precipitaciones ocurridas desde abril a la fecha (14 de noviembre), que en algunas zonas del país ubican al año en curso por sobre lo registrado en 2021, tendieron a disolver (al menos hasta julio) el fantasma del racionamiento hídrico, aliviando a gran parte de la zona centro-sur del país donde, se ha mantenido un déficit de precipitaciones por 13 años. Sin embargo, aún se mantiene un déficit de precipitaciones, pues nos encontramos por debajo de un año normal (-43% en Quinta Normal, -39,8% en Curicó, -25,5% en Chillán).

El fantasma del racionamiento y la necesidad de una estrategia hacia la resiliencia hídrica

Si bien la contingencia suscitada por la escasez hídrica y la amenaza de racionamiento hídrico ha disminuido, la condición seca persiste y, por lo tanto, el problema se mantiene vigente en la zona central del país. En consecuencia, las recientes lluvias nos entregan una nueva oportunidad para avanzar hacia una planificación estratégica del agua, con una visión país a largo plazo que asegure un desarrollo sostenible que nos permita avanzar hacia la resiliencia hídrica.

Una planificación estratégica país del recurso hídrico con una mirada hacia el futuro exige contar con proyecciones de cambio climático e hidrológico generadas con la mayor rigurosidad técnica y científica disponible, las cuales permitan entender cómo los sistemas hidrológicos responderán a condiciones más secas y cálidas. En este sentido, el estudio “Actualización del Balance Hídrico Nacional”, iniciativa impulsada por la Dirección General de Aguas (DGA) y liderada por la División de Recursos Hídricos y Medio Ambiente del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad, orientado a estudiar el ciclo hidrológico en Chile en el periodo histórico y condiciones futuras, proyecta una disminución de hasta 30% en la disponibilidad hídrica para el periodo 2030-2060 en las cuencas comprendidas entre los ríos Aconcagua y Rapel, como consecuencia de las proyecciones climáticas más cálidas (1,5 °C) y secas (16% de disminución) esperadas. 

Para proponer soluciones resilientes en base a las investigaciones generadas hasta la fecha es indispensable considerar aspectos tales como (1) la planificación agrícola, ambiental y urbana con un  enfoque de cambio climático, (2) mejoras en la gestión de la demanda hídrica por uso, (3) aumento de la red de monitoreo enfocado en mejorar la cuantificación de la oferta hídrica, transparente a todos los usuarios y (4) un fortalecimiento del marco normativo en materia de cambio climático para su incorporación en la concepción, diseño e implementación de políticas públicas ligadas al recurso hídrico. Solo desde una perspectiva multisectorial será posible que Chile avance hacia la resiliencia hídrica.

Ver Anterior

11 contenedores se convierten en hogar de lujo gracias a la creatividad de un nigeriano

Ver Siguiente

El aerogenerador gigante V236-15.0 MW de Vestas produce su primer kWh

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...

Comentar Publicación