Los plásticos, fragancias y sabores de los productos que utilizamos día a día contienen polímeros en base a petróleo. La startup suiza Bloom ha decidido enfrentar este problema al producir un químico en base a lignina y hemicelulosa, polímeros que se pueden encontrar en restos de madera o en la cáscara de una bellota. Con esta alternativa, industrias como la textil o de combustibles, entre otras, pueden optar por una producción más circular y sostenible.

Fuente: Madera21

“¿Qué tienen en común un globo, un lápiz labial y unas tablas de esquí? Que las tres contienen petróleo, el cual también es uno de los ingredientes principales en los plásticos convencionales”. Con ese planteamiento la periodista Ana Maria Montero da inicio al programa Tech Talk de CNN Suiza.

En el capítulo del 27 de agosto de 2019 los invitados son los químicos suizos Remy Buser y Florent Héroguel, cofundadores del emprendimiento suizo Bloom Biorenewables. Previo a explicar en qué consiste su startup, los expertos ahondan en lo expuesto por la presentadora: efectivamente el petróleo está presente en los objetos y alimentos que consumimos diariamente. “El principal problema del petróleo es que es lineal: lo extraes de la tierra y lo pones en productos sobre los que las empresas no tienen control porque es el cliente quien decide qué hacer con el producto y esto implica una huella de CO2. Para solucionar esto proponemos sustituir el carbono por fuentes renovables que se basan en biomasa, es decir, madera y residuos agrícolas”, señala Buser durante la conversación.

Eso es lo que hace Bloom: ofrecen una solución química en base a “los polímeros más abundantes de la tierra” que son celulosa, lignina y  hemicelulosa, con el fin de que sus compradores reemplacen los polímeros en base a petróleo y apuesten por la fabricación de “productos sostenibles y competitivos”.

Dentro de la gama de aceites y químicos que genera Bloom, destacan cinco productos que pueden ser usados en diferentes nichos como combustibles, fragancias, plásticos o textiles. En el sitio web afirman que han revelado “el valor oculto” de los materiales biobasados porque evitan que se desperdicien la partes más “infrautilizadas” de las plantas.

Un equipo de científicos conscientes

Bloom Biorenewables SA nació bajo el alero de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL), una prestigiosa facultad de la Universidad de Lausana (Suiza) que imparte 13 carreras ligadas a ramas como la ingeniería, biociencias e informática.

Actualmente su equipo operacional está compuesto por Remy Buser, químico con más de cinco años de experiencia en emprendimientos; Florent Héroguel, doctor en química de la ETH Zürich; y Jean Behaghel de Bueren, estudiante del doctorado que ofrece la EPFL e ingeniero químico con experiencia en fragancia y sabor; además del directorio y otras personas que se desempeñan en las distintas áreas de la empresa.

La startup se consolidó en enero de 2019, pero la pasión por los biomateriales, investigación y pruebas de ensayo y error en el laboratorio, tuvieron su comienzo en 2016. Desde entonces que los jóvenes científicos, Florent Héroguel y Jean Behaghel de Bueren, veían en los desechos una oportunidad.

La visión de Bloom es “permitir una utilización eficiente de los recursos y promover el cambio hacia una sociedad verde y circular”. Aspecto que se ha visto reflejado en que han recibido 19 reconocimientos (a nivel europeo e internacional) relacionados al rol de los emprendimientos en economías más sostenibles. Además, hoy cuentan con más de diez colaboraciones con actores clave de la industria química.

biomateriales

Desechos como materia prima

Retazos de madera, corteza de árboles e incluso cáscaras de bellota, son algunos de los materiales que en Bloom ocupan para producir esta solución química libre de petróleo.  El proceso, descrito por Buser como “muy simple”, comienza con un pretratamiento de la madera (llamado organosolv) donde un químico adicional (aldehído) actúa como protección contra la degradación de las fracciones más vulnerables, que son la lignina y las hemicelulosas. La reacción, que tarda tres horas, se puede realizar con el equipo disponible en un laboratorio. “En la actualidad, Bloom es la única empresa del mundo capaz de aislar lignina a escala en su origen, interrumpiendo el campo y generando innumerables oportunidades nuevas para utilizar la lignina como fuente renovable de carbono en materiales y combustibles”, agrega.

También Buser hace un llamado a que más países decidan apostar por los biomateriales: “La extracción de biomateriales se puede realizar con baja tecnología. El proceso Bloom no requiere ningún equipo complejo y podría ejecutarse virtualmente en cualquier parte del mundo. La dificultad de los procesos químicos es la seguridad, que requiere un cierto nivel de tecnología y sistemas de control”.

Materiales biobasados: un pilar importante de la sustentabilidad

“Los biomateriales son el futuro”, afirma Remy Buser.

El CEO de Bloom también reconoce desafíos en la escena de los biomateriales: “Es muy difícil preparar los mercados porque parece que la mayoría de los actores en el campo de los materiales siguen ignorando la urgencia relacionada con la crisis climática. Esto, junto con el precio del petróleo extremadamente bajo, dificulta la adopción de biomateriales”.

Buser concluye este punto con una mirada optimista: a medida que la sociedad demanda procesos más sostenibles, las empresas tendrán que “asumir los costos medioambientales que conlleva la producción en base a carbono” por lo que en un futuro, afirma, “los biomateriales serán mucho más rentables que las alternativas fósiles”.

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