El 58% del PVC fabricado a nivel mundial va dirigido al sector de la construcción, principalmente en forma de tubos, canalizaciones, perfiles extruidos para carpinterías y láminas para imprimación o recubrimientos. De ahí que la mayor cantidad de residuos de este material producidos tanto de postconsumo como de procesos de instalación, los genere esta industria.

Fuente: InfoConstrucción

No obstante, la mayoría de los procesos y técnicas de reciclaje que están desarrolladas para los plásticos proceden de productos de uso doméstico (plásticos de un solo uso). Y debido a esto, los elementos de PVC provenientes de demoliciones y rehabilitaciones, como ventanas, suelen acabar en contenedores de residuos inertes mezclados con resultados de reciclado de baja calidad. “Esto significa que en el proceso de tratamiento no se eliminan los componentes peligrosos o residuales del material primario”, afirman desde Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie (AEA).

Esta es una de las principales conclusiones derivadas de CoCircular. Estudio sobre la reciclabilidad de los materiales para carpinterías de pvc y aluminio”, publicado por la AEA, que representa a más de 600 empresas del sector, y desarrollado por terceros independientes con el objetivo de conocer la circularidad real de los materiales de PVC y aluminio dentro de los productos de perfilería para carpinterías.

El estudio está enfocado con un análisis del ciclo de vida del material, desde su clasificación como residuo de postconsumo hasta su transformación en nuevo producto, centrándose en los tres eslabones principales de la cadena de valor: producción del residuo, tratamiento y transformación a materia secundaria o reciclada (recuperación) y fabricación de nuevos productos reciclados.

“La realidad en obra es que todos los elementos de este material que aparecen están mezclados entre sí, en diferentes cantidades y calidades, y dependerá de la capacidad tecnológica de la planta de tratamiento de que sean correctamente clasificados. Y si no lo son, por la imposibilidad de realizar una clasificación económicamente viable, terminarán depositados todos juntos en vertedero de inertes” explica el secretario general de la AEA, Gonzalo de Olabarria.

“Por el contrario que el plástico, más del 90% del aluminio utilizado en materiales de construcción se recicla. Este metalpuede ser reciclado infinitas veces sin perder sus propiedades y  sin disminuir su calidad. No se descompone en presencia de agua, ni se altera en contacto con el aire. Apenas sufre degradación ni con los procesos y técnicas de recuperación, ni con el paso del tiempo”, añade Olaberria.

Del amplio estudio “CoCircular. Estudio sobre la reciclabilidad de los materiales para carpinterías de pvc y aluminio” también se derivan las siguientes conclusiones:

  • Hasta la actualización y publicación de las nuevas normativas de gestión de residuos en el 2022, no existían objetivos claramente definidos para la separación de las distintas familias de materiales que forman el conjunto de RCDs (Residuos de Construcción y Demolición).
  • Falta definición y normativa específica que gestione y acometa con claridad las peculiaridades y tipologías de residuos que genera el sector.
  • Se percibe una necesidad clara de subdivisión en la clasificación de grupos de residuos demasiado extensos y complejos, como el caso particular de los plásticos.
  • Actualmente, incluso con la entrada en vigor de las nuevas normativas, no existe una adecuada vigilancia y seguimiento de su cumplimiento por parte de la administración pública.
  • Generalmente las gestoras especializadas en RCD, centran sus tratamientos de valorización en los materiales pétreos. Estas gestoras no poseen la tecnología necesaria para la clasificación y segregación efectiva de residuos más allá de materiales pétreos y metálicos.
  • No se aplican tarifas diferenciadas para residuos separados. Esto dificulta la viabilidad/rentabilidad económica de la segregación en obra.
  • Únicamente los residuos metálicos/chatarra aportan retorno económico y optimizan costes de gestión, fomentando su separación en obra.
  • Falta de concienciación y formación que facilite la segregación y separación de los residuos producidos, tanto para cumplimiento normativo, como para reducir el impacto medioambiental del sector.
  • La tipología de obra nueva ha experimentado mejoras sustanciales en sus procesos de gestión y tratamiento de residuos.
  • Las obras de demolición, rehabilitación y/o reforma siguen realizando una deficiente gestión y tratamiento de los RCDs, siendo efectivos únicamente sobre los residuos pétreos.
  • Únicamente se realiza separación efectiva en las familias de residuos que ofrecen rentabilidad y optimización económica, que actualmente son los metales.

En definitiva, “el alumino es y se presenta como material del presente y del futuro en línea con los objetivos de una economía circular real y, hasta que las condiciones actuales no cambien, este material seguirá siendo más ventajoso que otras alternativas a la hora de apoyar los valores de circularidad y reciclabilidad en las obras de construcción y rehabilitación”, concluye Olaberria.

Consulta “CoCircular. Estudio sobre la reciclabilidad de los materiales para carpinterías de pvc y aluminio”.

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