Cuando se incluyó al ciclo de congelación/deshielo como uno de los factores externos en la especificación por durabilidad del hormigón en la nueva norma NCh170:2016, no se consideraron los diferentes climas que posee Chile para especificar el diseño de mezcla del hormigón. La propuesta que desarrolla el Comité de Durabilidad del ICH, integra este dato y busca dar certeza al especificador a la hora de determinar qué tipo de hormigón corresponde y qué diseño debe tener, en las diferentes zonas climáticas de nuestro país.
Fuente: Hormigón al Día
Uno de los nuevos aspectos que se incorporaron a la actualización de la norma NCh170:2016, tiene relación con la especificación por durabilidad del hormigón, capítulo en el que abordó la acción de agentes externos e internos y cómo estos, al estar sometidos a ciertas condiciones o cumplir con ciertos parámetros, afectan a la durabilidad del material.
En ese sentido, uno de los aspectos que se agregó a la normativa es el que se refiere a la exposición del hormigón a agentes externos, puntualizando en tres tipos: congelación y deshielo, sulfatos y por agentes que provoquen corrosión.
Así, la norma establece una serie de requisitos o valores para que el hormigón, si es que se ve enfrentado a alguno de estos agentes externo, mantenga su durabilidad como material, de acuerdo a la especificación dada por el ingeniero calculista, como se mencionó en el artículo referido a la especificación por durabilidad publicado recientemente.
Sin embargo, aún persisten inconsistencias o dudas respecto a cómo especificar el nivel o magnitud del ataque al hormigón, en especial, cuando éste se ve enfrentado a ciclos de congelación y deshielo, dadas las características propias del territorio nacional.
Por este motivo, integrantes del Comité de Durabilidad del Instituto del Cemento y Hormigón de Chile (ICH) preparan un documento que busca aclarar esas dudas y establece una zonificación para determinar el grado de exposición por la acción de ciclos de congelación y deshielo.
Naturaleza de los ciclos de hielo/deshielo y aspectos de la norma NCh170:2016
Al analizar los requisitos de durabilidad del hormigón, en el caso de los ciclos de congelación y deshielo, la norma establece ciertas restricciones en cuanto al grado mínimo de resistencia a especificar y el porcentaje de aire total que debe tener el hormigón en función del tamaño máximo del árido que se utilizará en el diseño de la mezcla.
En ese sentido, Luis Ebensperger, Doctor en Ciencia de los Materiales de la Universidad Técnica de Munich, integrante de ASTM, RILEM, IABSE, además de formar parte del Comité de Durabilidad del ICH, explicó que “las definiciones que entrega la normativa fueron el primer paso para lograr una clasificación de los niveles de agresividad de este efecto sobre el hormigón, basándose en el hecho que existiendo ciclos de congelación/deshielo y presencia de humedad, existirá un daño del hormigón”.
Agregó que “como se trata de la ocurrencia conjunta de a lo menos 2 factores, no queda claro en qué condiciones ocurrirá este daño, a menos que se realice un estudio más acabado de los fenómenos físicos que ocurren al interior del hormigón”.
-¿Qué patologías producen los ciclos de congelación y deshielo en el hormigón, que hacen necesaria su especificación en la norma?
Luis Ebensperger: El efecto de los ciclos de Congelación/Deshielo del agua contenida al interior del hormigón en los poros capilares repercute en la generación de grandes tensiones en la matriz de cemento, debido al efecto que genera el agua al congelarse aumentando su volumen en aproximadamente 9 por ciento. Si la cantidad y distribución de poros dentro del hormigón es la adecuada, los poros son capaces de absorber esta fuerte expansión sin generar un deterioro interno. En caso contrario, se generan grietas, las cuales en cada nuevo ciclo producen un efecto acumulativo hasta llegar al rompimiento de la superficie del hormigón, acompañado incluso de desprendimientos del hormigón de recubrimiento.