La automatización de los equipos de construcción ya está en marcha. De hecho, si se considera el tipo de tecnología que mejora el guiado de control de las máquinas como una forma de autonomía, entonces ya lleva años en marcha.

Fuente: Construction Technology

En la ConExpo 2023 de Las Vegas, el sector de la construcción vio hacia dónde podría ir.

Varias empresas presentaron prototipos de máquinas, como Bobcat con su concepto de cargadora autónoma Rogue X y Develon con sus máquinas autónomas sin conductor Concept-X2.

Pero, ¿hasta dónde puede llegar la autonomía en la construcción?

La empresa estadounidense de tecnología industrial Trimble clasifica la autonomía en una escala de cinco niveles. Según esta escala, el nivel uno es aquel en el que los operarios realizan la mayoría de las tareas, mientras que el nivel cinco es aquel en el que una máquina puede funcionar con total autonomía.

Hay algún límite para la autonomía de los equipos de construcción
La máquina Rogue X de Bobcat. (FOTO: Bobcat)

El presidente y director ejecutivo de Trimble, Rob Painter, considera actualmente que la construcción se encuentra en el nivel uno o dos.

“Creo que seguirá progresando. Creemos que [las máquinas] pueden ser más automatizadas y más productivas”, afirma.

Painter habla de operaciones que en el pasado habrían necesitado dos personas y convertirlas en una sola. Cita el ejemplo de una máquina manejada por un hombre que dirige una segunda máquina automatizada, o de una segunda máquina manejada por control remoto.

También explica cómo Trimble está empezando a coordinar flotas mixtas de maquinaria en las obras para allanar el camino hacia una mayor automatización.

“Los contratistas utilizan una gran variedad de hierros en las obras. Creemos que la obra necesita un cerebro. Esas máquinas no pueden aparecer y funcionar automáticamente. Alguien tiene que ser capaz de proporcionar ese cerebro; estamos trabajando para ser esa capa de inteligencia”.

“Tenemos que ser capaces de proporcionar un conjunto de órdenes de trabajo coordinadas y luego aportar la inteligencia de cómo va ese trabajo una vez que la máquina se mueve de forma más autónoma”.

No obstante, Painter no cree que la construcción “vaya a pasar al nivel 5 de autonomía de la noche a la mañana”. La construcción suele ser una operación muy personalizada”, explica.

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“No se trata de una mina, que es más bien un entorno controlado de circuito cerrado que se presta a la automatización. Vemos la autonomía [en la construcción] como un proceso progresivo. Y no creemos que todos los proyectos de obra vayan a tener sentido para hacerse de forma autónoma”.

La supervisión humana sigue siendo necesaria

Es una opinión que comparte Chris Sleight, director gerente de Off-Highway Research. “En lo que respecta a los equipos de construcción, existe un amplio espectro”, afirma.

“Hay ejemplos de equipos autónomos que ya funcionan en la minería, donde se trata más bien de un circuito cerrado. Poco a poco se está extendiendo a minas y canteras más pequeñas. El siguiente ámbito en el que podría aplicarse es el de los proyectos de infraestructuras de nueva construcción, donde ya existe un alto grado de control de máquinas como topadoras, niveladoras y pavimentadoras”.

Pero Sleight señala que adoptar altos niveles de control o automatización de las máquinas es caro y tiene que ser rentable. En un sector como la construcción de carreteras, puede parecer factible porque el proyecto ya está digitalizado y el coste de instalación sería relativamente pequeño.

“Para automatizar, es necesario que el proyecto tenga una mentalidad totalmente digital. Eso ocurre con las carreteras: es un ámbito en el que ya se ha concebido el control de máquinas y, con la escasez de personal cualificado, es difícil encontrar buenos operarios. La automatización quizá no sea el mejor paso. ¿Realmente se necesita a alguien en la cabina de una máquina en la que la cuchilla se mueve sola y el operario se limita a conducir hacia delante y hacia atrás? Se puede ver cómo funciona”, afirma.

Sin embargo, señala que cuanto más se desciende en la escala, menos probable resulta la autonomía de la máquina. Esto es especialmente cierto en el caso de la reparación y el mantenimiento, que constituyen una parte importante del trabajo de construcción en Europa. Los emplazamientos pueden ser estrechos y las condiciones del terreno y los servicios enterrados impredecibles. Es probable que esto dificulte mucho más la automatización.

“Cada obra es diferente y no existe necesariamente un plan que se pueda imponer a las máquinas. Resulta difícil ver cuál sería el argumento económico para una obra pequeña, compleja y confinada”, añade Sleight.

Por su parte, el Dr. Ruediger Kaub, Director General del fabricante de equipos de ingeniería de cimentaciones Bauer Maschinen Group, también ve un futuro brillante para la automatización en la construcción.

“Mi gran visión es que, al final, nuestras máquinas tienen que trabajar completamente teledirigidas, en su mayor parte automatizadas”, afirma.

La empresa está trabajando en sistemas que lo permitan, quizá con un operario a distancia sentado en una oficina con tres máquinas bajo su control. Pero Kaub no se plantea eliminar por completo a las personas de la ecuación. “Todavía necesitamos al ser humano vigilando”, añade.

Y un informe de la consultora de gestión global McKinsey sostiene que, en lugar de que la automatización deje sin trabajo a los profesionales de la construcción, puede aumentar la productividad de un sector que adolece de baja productividad y falta de trabajadores cualificados.

Los trabajadores tendrán que aprender a trabajar codo con codo -o en un papel híbrido- con las máquinas”, predice el informe, en lugar de que las máquinas asuman por completo las funciones humanas y se vuelvan totalmente autónomas.

Precaución de los clientes

Por otra parte, la cautela de los clientes potenciales también podría ser un factor que limitara la automatización, o al menos ralentizara su adopción.

La construcción en todo el mundo está sujeta a estrictas normas de seguridad y los contratistas y otras empresas responsables de la seguridad en las obras querrán estar seguros de que la tecnología funciona según lo previsto antes de ponerla en marcha.

Incluso cuando lo hacen, es probable que sea con la ayuda de una estrecha supervisión humana.

Trimble mostró su nueva tecnología en la feria de Las Vegas (Foto: Trimble)

Uwe Müller, director del programa de pilotos comerciales de Volvo Construction Equipment, explica por qué el sector de la construcción aún no ha experimentado una mayor automatización, a pesar de las posibles ventajas en cuanto a productividad, seguridad y eficiencia: “Creo que el sector de la construcción está preparado para el cambio, pero la verdadera pregunta es hasta qué punto”.

“Algunos de nuestros clientes estarían encantados de utilizar máquinas autónomas hoy mismo, pero otros quieren esperar hasta que la tecnología esté más madura.

“Los clientes quieren estar seguros de que cualquier máquina nueva es segura, fiable, duradera y productiva”.

Pero esa actitud cautelosa parece estar empezando a cambiar. Según un estudio de la empresa tecnológica Hexagon, el 84% de los responsables de la toma de decisiones tecnológicas en empresas contratistas generales de Norteamérica, Reino Unido y Australia han adoptado algún tipo de tecnología autónoma en el último año para hacer frente a retos empresariales clave.

Otra consideración es el coste. Una tecnología tan innovadora no es barata y las empresas constructoras se han mostrado tradicionalmente reacias a realizar un desembolso de capital significativo si no pueden estar seguras de que se reducirán los costes operativos más adelante.

“Hasta ahora ha sido difícil argumentar a favor de los equipos de construcción automatizados porque la tecnología que los sustenta es cara. Sin embargo, a medida que los costes empiezan a bajar y continúa la demanda de mayor eficacia, seguridad y productividad, la automatización se está convirtiendo en una opción atractiva y viable.”

Volvo CE todavía no tiene planes para la industrialización de una máquina autónoma en esta fase. Y las máquinas autónomas Rogue X de Bobcat y Concept-X-2 de Develon también permanecen -por ahora- en fase de concepto.

No obstante, parece ser una cuestión de “cuándo” más que de “si” las máquinas de construcción se automatizarán más, aunque reconociendo la necesidad continua de supervisión humana y sólo para determinados tipos de proyectos y obras.

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