En entrevista, Jorge Morales Guerrero, Coordinador Nacional Senior APL de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo – con la cual la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) recientemente firmó un Acuerdo de Producción Limpia para Antofagasta, Puerto Montt y Punta Arenas-, explicó: “el APL es un instrumento público – privado que al día de hoy está maduro, ya que nosotros venimos trabajando con él desde 1999 y el primer sector con el que lo hicimos fue el de la construcción. Llevamos a la fecha 213 APL y tenemos casi 10 mil empresas que han participado en algún acuerdo de producción limpia”. Este acuerdo propiciará la prevención, valorización y correcta gestión de Residuos de Construcción y Demolición (RCD) y el consumo sustentable del recurso hídrico en la industria de la construcción de cada región.

Fuente: CChC

Morales, quien tiene amplia experiencia en implementación de políticas públicas en temas ambientales y gestión ambiental en empresas productivas y de servicios, profundizó en cómo estos acuerdos permiten y propician la generación de sinergia y el apoyo entre las distintas empresas de una industria en particular, la Academia y el Estado, y destacó que ya no se trata solo de un tema de ética empresarial sino que los distintos mercados están exigiendo a las empresas ser amigables y activas con el medio ambiente y sus comunidades. “El APL es una opción muy económica, muy eficiente y muy rentable de avanzar de un modo concreto”, destacó. Ya que “se trata de un instrumento que requiere una baja inversión para ser implementado por las empresas, estas no tienen que pagar al Estado y la gran ventaja que tiene es que genera mucha rentabilidad”, sentenció.

¿Cómo se define desde la Agencia un APL? ¿Cuál es las implicancia e importancia que tiene que distintas industrias adhieran a este acuerdo?

El APL es un convenio público privado y es de carácter voluntario. Define un estándar productivo que es auditado por terceras partes, y que regula lo que no está contemplado en la legislación vigente, entonces permite demostrar cuánto mejora la empresa por sobre el cumplimiento normativo pero de modo que sea objetivo. El tema es que todas las empresas o muchas, se declaran sustentables, ecológicas, que cuidan el medio ambiente etc. pero ¿cómo lo demuestran? Una empresa que cumple la normativa no es una empresa sustentable, es una empresa que cumple la normativa, entonces nosotros apoyamos en esa definición y construimos un estándar objetivo y concreto que permite a la empresa decir realmente “estamos por sobre el cumplimiento normativo y estamos en esta etapa”. El gran valor que tiene el APL -y es porque es un instrumento público privado- es que la tercera parte que reconoce la mejora de la empresa, es el Estado a través de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo y a través de todas las instituciones públicas que firmaron el Acuerdo de Producción Limpia, entonces el Estado está detrás y no se trata de una relación comercial entre una empresa auditora y una empresa auditada (que sucede con todas las otras normas voluntarias), acá es el Estado el que dice que una empresa determinada efectivamente dio un paso adicional que merece ser reconocido.

¿Cuándo y cómo comienzan a existir los APL en Chile y cómo han sido su evolución?

El Acuerdo de Producción Limpia es un diseño metodológico que nace en la Unión Europea a fines de la década de los 90 y nosotros estamos trabajando en los APL en Chile más o menos desde la misma época. El primer acuerdo fue en 1999, el cual también fue firmado con la CChC entonces el APL como instrumento público privado se ha ido adaptando tras el pasar de los años a las necesidades de las empresas y del Estado; al principio los acuerdos tenían mucho foco en las medidas clásicas de producción limpia y la prevención de generación de emisiones, entonces en esos años había APLs que tenían foco en eficiencia en el uso del agua, residuos sólidos, eficiencia energética, cumplimiento en temas sanitarios (ámbito laboral). A medida que pasó el tiempo, los APLs se hicieron más complejos, dejamos la mirada clásica de la producción limpia que es solo la mirada de la prevención de la emisión e incorporamos la economía circular que es más que prevención, implica no solo el “evitar” sino en el fondo comprometerse en que lo que la empresa de alguna manera no pudo evitar, también debe hacerse cargo, relacionándose con otros actores, es una mirada más integral. De ese residuo, relacionándose con otros factores. Se trata de una mirada más integral que la mirada clásica de la prevención; es la misma empresa que se preocupa de mejorar sus procesos productivos generando un ecosistema virtuoso.

En este tema en la economía circular es el sistema completo el que cambia, se deja esta visión de la producción lineal y pasa a ser una economía circular. De esta manera hoy los APL son mucho más complejos, en el caso del sector de la construcción, para poder hacer economía circular hay que integrar a la Academia, hay que integrar a otras empresas de la cadena de valor, hay que integrar también a los servicios públicos para que ellos también generen condiciones habilitantes. En síntesis, hay que generar y organizar un sistema complejo y solo ahí bajo esas condiciones las empresas y el sector efectivamente podrán avanzar hacia la economía circular. Ahora, aparte de la economía circular, los APLs están trabajando también en temas relacionados por ejemplo con las emisiones de gases de efecto invernadero que al principio no estaban considerados, también con temas de seguridad hídrica, con temas de biodiversidad. Muchos APL tienen integrados temas de responsabilidad social, valor compartido es decir como la misma empresa es capaz de generar riquezas no solo para sus accionistas sino también para el territorio, que los territorios no solo sean fuentes de extracción de materia prima y que reciba emisiones de diverso tipo, sino que la empresa sea capaz de contribuir. Así, el APL se constituye hoy en un instrumento mucho más integral, complejo y que abarca todas las necesidades de las empresas modernas y del Estado.

¿Con qué aspectos distintivos cuenta el APL de la construcción firmado recientemente en Antofagasta y otras ciudades de Chile que lo diferencian de otros APL?

El primero es que es un APL que nace desde una experiencia ya exitosa ya que está comprobado que el APL del sector de la construcción que se desarrolló en la región de Valparaíso lo fue, entonces ahí ya hay un aprendizaje lo cual es muy relevante. El otro gran tema es que en este APL se integra a múltiples actores que están muy bien alineados para que cada región sea capaz de construir su estrategia de economía circular para el sector de construcción, y eso es muy interesante e innovador: no es una mirada descentralizada, no es Santiago o el nivel central el que le dice a la empresa o el que le dice a la región cómo avanzar hacia la economía circular sino que cada región se está haciendo cargo de identificar dónde están sus problemáticas, cuáles son sus brechas productivas, sus brechas políticas y de modo articulado, entre todos los actores, son capaces de levantarlas. Es un APL va a fomentar mucha innovación, hay un trabajo interesante con la Academia, con estudiantes universitarios que cursan estas materias y hay una serie de mecanismos que van a motivar que estas personas puedan generar conocimientos y generar nuevas medidas pero siempre desde el ámbito regional, también eso es fundamental destacarlo; acá hay una mirada clara y muy concreta de descentralización, ahora siempre alineado a las políticas nacionales pero acá el realce de las regiones es bien fundamental.

El otro gran tema es que el APL también busca -e igualmente de un modo público-privado, asociativo- dar respuesta a las grandes necesidades ambientales que tienen las regiones con respecto al manejo de los residuos sólidos, por ejemplo las regiones que actualmente son parte del APL, ninguna tiene sitio de disposición final de residuos de la construcción, eso implica que actualmente las ciudades sobre todo están siendo afectadas por contaminación producto de vertedero ilegal lo que claramente tiene una consecuencia en la calidad de vida de la población, entonces el APL también hace un llamado para que los distintos actores busquen estrategias coordinadas, se sienten a conversar entre sí y sean capaces de resolver esta situación. Y por ejemplo establece recetas que permiten utilizar las condiciones ya existentes, por ejemplo se recomienda analizar la ley de concesiones del Ministerio de Obras Públicas o la ley de suelo compartido del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que son dos instrumentos que permiten la colaboración publico privada para el desarrollo del proyectos sin inversión y que no han sido utilizados para dar solución a este problema ambiental que tienen todas estas regiones, entonces yo pienso que además propiciar los espacios para conversar, el APL entrega caminos bien concretos para resolver estas problemáticas que siempre son eternas. El problema que tiene el país es que las regiones nunca han podido avanzar en dar soluciones a la falta de sitios de disposición final y claramente hay un problema de desigualdad entre Santiago y las demás regiones del país.

Relacionado con lo que dice, ¿Cuáles son las metas del APL de Antofagasta y como se pueden agrupar a grandes rasgos?

Hay una primera meta que tiene que ver con que cada empresa se tiene que hacer cargo con el apoyo de la CChC de sus residuos, cada empresa tiene que ser capaz de revisar cómo trabaja, ver dónde están sus fallas y buscar soluciones para una mejor gestión de residuos de la construcción y después hay un grupo de metas que tiene que ver con condiciones habilitantes, es decir con cómo el Estado con el apoyo de los privados son capaces de resolver aquellas fallas estructurarles que impiden que las regiones avancen hacia la economía circular y eso que tiene que ver por ejemplo con la falta de innovación, falta de una oferta de empresas de valorización de residuos, la falta de lugares de disposición de residuos, falta de información en cuanto a los volúmenes generados. Acá volvemos a las ideas generales conversadas, hay grandes metas que tienen que ver con eso: si sólo dejamos a las empresas tratando de incorporar la economía circular no va a resultar. Entonces son dos grandes metas, una que tiene que ver con lo que deben hacer las empresas para mejorar y otra que tiene que ver con condiciones externas que van a ayudar a mejorar el trabajo que hacen las empresas.

¿Cuáles son los desafíos que enfrentarán las empresas de la industria de la construcción para cumplir con las exigencias del APL?

Uno de los principales temas tiene que ver con la falta de cultura en economía circular que existe al interior de las empresas, porque generalmente los trabajadores tanto de nivel profesional como no, no conocen estos conceptos y no los tienen incorporados. Y muchas veces llevan haciendo el mismo trabajo durante toda la vida y cuando incorporamos la economía circular implica formar nuevamente. Muchas veces esos cambios generan resistencia en los colaboradores y no es fácil abordarlo. Entonces lo primero de todo es la resistencia interna. Pero para eso el APL cuenta con muchas metas de educación, de capacitación, de entregar ciertas competencias a la gente y que ellos puedan entender y dar real valor a la problemática ambiental que tiene el país hoy, a la problemática ambiental que tiene mi región hoy y cómo nosotros desde nuestro puesto de trabajo somos capaces de ayudar. Ahí hay un tema de mejora en el cambio cultural de las empresas. Otra dificultad tiene que ver con la falta de innovación; acá va a llegar un momento donde todas las empresas van a haber hecho las mejoras en su proceso productivo: van a clasificar mejor sus residuos, los van a segregar, los van a contabilizar y van a llegar a una cantidad de residuos que pueden ser clasificados, que pueden ser valorizados, pero la región no tiene todavía empresas que se dediquen a eso y ha pasado en otros APLs que cuando sucede eso se genera frustración, entonces para eso están estas metas que son de estas condiciones habilitantes, entonces ahí es muy importante avanzar rápido; las empresas en la mejora de sus procesos pero también tenemos que ser capaces de coordinar el surgimiento de una oferta nueva de empresas valorizadoras que queden en la región, es decir que la región no tenga que llevar sus residuos a Santiago o a otra ciudad para valorizarlos.

Hay temas que tienen que ver también con cómo avanzamos en procesos de industrialización, cómo avanzamos en estandarización de insumos de la construcción. Por ejemplo, se generan gran cantidad de residuos porque hay muchos paneles con tamaños dimensionados y hay poca oferta, entonces los paneles hay que cortarlos para adecuarlos en las obras, entonces las empresas deben buscar poder conversar con las empresas proveedoras de este insumo para solicitar los tamaños de modo que cuando se vayan a instalar en la obra no haya que hacer ajustes. Es decir, hay que trabajar no solo en lo que sucede una vez generado el residuo sino ver qué podemos hacer en la serie de ofertas de materiales que existen hoy en el mercado, de modo que esta oferta ya tenga incorporado el concepto del ecodiseño, es decir generar diseños tales que se minimicen el impacto ambiental, como por ejemplo la generación de residuos, en eso el país está un paso atrás, está “al debe”. Tenemos que ser capaces de contar con un sector económico que sea más eficiente, que sea más productivo, que sea más innovador y eso no solo se entrega en la obra de construcción sino que en toda la cadena de valor del sector de la construcción.

Y el otro gran desafío es que el Estado también tiene que adecuarse. Una de las críticas que existen es que las empresas tratan de hacer economía circular pero es el mismo Estado cuando es mandante el que se lo impide. Entonces el Estado por una parte tiene un discurso que fomenta la economía circular, pero por otra tiene una burocracia que la impide. Entonces el Estado también tiene que modernizarse, generar incentivos, por ejemplo, en sus licitaciones, y esas son discusiones de largo plazo; hay normativas, temas regulatorios que impiden estos avances. Muchas veces cuando las empresas están motivadas y avanzando en estos temas y se encuentran con estas murallas genera desmotivación, entonces ahí estamos también nosotros como APL avanzando en esas tareas.

¿Cómo esperan que sea la evolución del APL en la industria de la construcción durante los próximos años y qué otras regiones deberían unirse a esta iniciativa?

A nosotros nos gustaría que ojalá todas las regiones tengan APL de la construcción, siempre con una mirada regional y que ojalá otros sectores, otros eslabones de la cadena, también se unieran a estos acuerdos de producción limpia, Por ejemplo, que tuviéramos un APL para las empresas de valorización, o para las empresas proveedoras de materiales.

Deberíamos ser capaces de trabajar y de hacer programas específicos para los recicladores base, deberíamos por lo tanto tener un esquema muy bien organizado, muy coherente de distintos APLs para distintas cadenas del sector de la construcción que tengan como foco final el verdadero desarrollo de la economía circular.

¿Qué llamado haría, desde la Agencia a empresas que aún no han adherido al APL, destacando los beneficios que tendrá para ellos el estar presentes en este?

Partir diciendo que el APL es un instrumento ya probado, está muy maduro, nosotros venimos trabajando desde 1999 con los acuerdos y el primer APL como destaqué en un comienzo, fue con el sector de la construcción. Llevamos a la fecha 213 APL y tenemos casi 10 mil empresas que han participado en algún acuerdo de producción limpia.

Los APL son un instrumento que requiere una baja inversión para ser implementado por las empresas, estas no tienen que pagar al Estado por ser parte del APL. La gran ventaja que tiene es que genera mucha rentabilidad. Las empresas cuando son parte del APL mejoran sus procesos productivos, se ordenan, tienen una mirada más innovadora y por lo tanto al final del proceso efectivamente pasan a ser más competitivas. Disminuyen sus impactos ambientales y ahora los mercados están exigiendo a las empresas ser amigables y activas con el medio ambiente y comunidades, de lo contrario los mercados las castigan y acá hay una opción muy económica, muy eficiente y muy rentable de avanzar de modo concreto en estas exigencias que hacen los mercados. Es mucho más fácil, mejorar y ser amigables dentro de un Acuerdo de Producción Limpia donde existen instancias de colaboración horizontales, todas las empresas se apoyan entre sí: la empresa que está más avanzada, que tiene mejores prácticas ambientales apoyan a las empresas que están más retrasadas y además está el Estado que también apoya a las empresas. Entonces es mucho más fácil ser parte de este grupo virtuoso que trabajar de modo aislado. Las empresas tienen que avanzar, ya no es un tema solo sino de exigencias de los mercados. Hacemos la invitación a mejorar con el apoyo de todo el ecosistema, del entorno de las empresas y del Estado. Y el otro aspecto relevante es que es necesario avanzar en temas de economía circular, acá hay una deuda que es grande y para avanzar realmente se necesita del apoyo de todos. Hay problemas que son importantes en el país y que trabajando entre las empresas y con el Estado tenemos que ser capaces de resolver.

Ojalá todas las empresas se unan, puedan poner su granito de arena en este gran tema y así entre todos podamos ser capaces de contar lo antes posible con sitio de disposición final para RCD, de tener en el menor tiempo posible empresas valorizadoras y tener un sector de la construcción que ofrezca una mejor calidad de vida a todos los habitantes.

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