Las carteras de pedidos están llenas y aun así el sector de la construcción no estalla en irrefrenable júbilo. Tras dos años difíciles por COVID parecía que se podía volver a respirar, pero muy pronto la situación geopolítica aplacó los ánimos. Los problemas logísticos y, sobre todo, la escasez de materias primas, impiden al sector de la construcción satisfacer la creciente demanda en proyectos de construcción. Pero esta situación también ofrece una oportunidad para el desarrollo, del que podrá beneficiarse el sector de la construcción a largo plazo.

Fuente: Interempresas

El sector de la construcción tiene un gran problema de sostenibilidad medioambiental. Muchas personas intentan favorecer el medioambiente en sus actividades cotidianas, como consumir menos carne o volar menos. Pero los intentos de frenar el cambio climático a escala individual solo logran una pequeña contribución, ya que la mayor parte de las emisiones de CO2 se deben a la industria. Y el sector de la construcción participa en gran medida.

Las ’emisiones grises’ son aquellas que se producen durante la obra y durante la fabricación de materiales de construcción. Es responsable del 39% de las emisiones mundiales de CO2, según la organización World Green Building Council, y de la mitad de la basura anual generada en Alemania, según su agencia del medioambiente.

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El sector de la construcción está en pleno cambio. El futuro se puede proyectar de forma más sostenible con materias primas novedosas y procesos optimizados. (Sarawut Kaewket, Shutterstock).

La tala de árboles y la impermeabilización de suelos interrumpen el proceso de almacenamiento de CO2 y la protección contra inundaciones. El sector de la construcción necesita una revolución interna para luchar contra estos problemas e impulsar la protección del medioambiente.

Todo depende de la materia prima

Uno de los temas importantes para lograr una construcción más sostenible es la materia prima empleada y qué características debe aportar en el futuro. Por ejemplo, un equipo de investigadores suizos trabaja en un proyecto para desarrollar un cemento que no se base en calcáreas, sino en carbonatos de magnesio. Estos se transforman con agua y CO2 para dar lugar al cemento, que de esta manera consume más dióxido de carbono del que emite. Los materiales alternativos como la arcilla vuelven a tener mucha demanda para equilibrar la balanza climática de los proyectos de construcción. La arcilla absorbe y almacena la humedad del aire, su captación del calor es más lenta y así mantiene los edificios más frescos en verano y cálidos en invierno. La madera también ha cobrado protagonismo y apenas existen edificaciones que se proyecten sin instalaciones fotovoltaicas o zonas verdes.

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El sector de la construcción causa el 38 % de las emisiones de COa escala mundial, más que ningún otro sector (Surplex).

Una mina de oro sustituye a la escombrera

Pero para alcanzar las metas del cambio climático y proyectar un sector de la construcción más sostenible hace falta algo más que un cambio de mentalidad respecto a las materias primas. Otra megatendencia del sector es la ‘minería urbana’. Consiste en considerar un área urbana como un almacén de materia prima, del cual se extraen materiales para proyectos nuevos. De modo que, por ejemplo, los edificios a derribar se pueden desmontar sistemáticamente para recuperar materiales como la piedra, la madera y el hierro y reutilizarlos en un proyecto nuevo. Con el cuidado adecuado de los edificios, los materiales se encuentran en buenas condiciones para volver a emplearlos. Este procedimiento frena la acumulación de residuos por la deconstrucción o el derribo de un edificio y, al mismo tiempo, reduce la cantidad de materiales nuevos que se necesitan para el proyecto siguiente.

Para diseñar una minería urbana más sencilla y eficiente en el futuro, se deberá tener en cuenta la deconstrucción desde la fase de proyecto de las construcciones nuevas. En este sentido, actualmente se estudian nuevas formas de unión del hormigón para poder volver a separar piezas de gran tamaño con mayor facilidad. Por tanto, mediante la minería urbana se cuidan los recursos, hay menos afectación del medioambiente y se reducen las emisiones gracias a la menor producción de materiales nuevos.

Una segunda vida para la maquinaria de obras

Sin embargo, el proceso de construcción sostenible no se detiene en la materia prima, continúa con la forma en que se construye. La economía circular aplicada en la minería urbana también puede integrar las máquinas de construcción. Con la maquinaria de obras usada se pueden ahorrar emisiones de CO2 y material. Las casas de subastas como Surplex están especializadas en la venta de máquinas usadas y apoyan al vendedor y al comprador en cada paso del proceso. Si en el proceso productivo de su empresa ya no se necesita, por ejemplo, una grúa, Surplex puede acogerla en su porfolio para ponerla a la venta. De esta manera, en vez de tener que desguazarla, esta encontrará un nuevo propietario. Así, el vendedor no solo recupera liquidez a partir de su capital, también confiere una mayor sostenibilidad a su empresa al limitar la producción de máquinas nuevas y evitar, de esta forma, cierto perjuicio al medioambiente.

Diseñamos hoy el sector de la construcción del mañana

El sector de la construcción es uno de los mayores agentes del cambio climático. La urbanización de grandes superficies, la tala de árboles y el uso de materiales nocivos aumenta las emisiones grises peligrosas para el clima mundial. Las materias primas modernas, la minería urbana y la economía circular de materiales y máquinas, sin embargo, pueden modernizar el sector desde hoy mismo y reducir notablemente su gran aportación en la emisión de CO2 a escala mundial.

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