Los ingenieros suecos han ideado una nueva e interesante forma de producir electricidad a partir de los pequeños detalles de la madera. La tecnología aprovecha los procesos naturales que ya tienen lugar en el secado de la madera, pero los sobrealimenta para capturar electricidad suficiente para hacer funcionar LED y otros dispositivos pequeños.
Fuente: NewAtlas
La investigación, llevada a cabo por nanoingenieros del KTH Royal Institute of Technology, se centra en la secuencia de acontecimientos que tienen lugar cuando la madera se moja y luego se seca. Este proceso, denominado transpiración, tiene lugar en todas las plantas cuando el agua se mueve a través de ellas y luego se evapora, y de hecho produce pequeñas cantidades de biolectricidad.
Los esfuerzos anteriores por capturar y utilizar esta electricidad se han visto obstaculizados por la baja densidad de potencia, pero los autores creen haberlo resuelto modificando las paredes celulares de la madera. Con un novedoso tratamiento a base de hidróxido de sodio, el equipo consiguió crear versiones muy porosas con mayor superficie y mayor permeabilidad de la pared celular al agua.
El resultado es una mayor carga superficial y transporte de agua a través del material, lo que mejora su capacidad de generar electricidad. Esto se pudo potenciar aún más ajustando los niveles de pH de la madera.
“Comparamos la estructura porosa de la madera normal con el material que mejoramos en cuanto a superficie, porosidad, carga superficial y transporte de agua”, explica Yuanyuan Li. “Nuestras mediciones mostraron una generación de electricidad 10 veces superior a la de la madera natural”.
En su forma actual, la madera de ingeniería puede suministrar 1 voltio y una potencia de salida de 1,35 microvatios por centímetro cuadrado. Es capaz de funcionar a este nivel durante dos o tres horas y soportar 10 ciclos de agua antes de que su rendimiento empiece a decaer. Los científicos están entusiasmados con el potencial de esta tecnología, pero aún queda mucho por hacer.
“De momento podemos hacer funcionar pequeños dispositivos, como una lámpara LED o una calculadora”, afirma Li. “Si quisiéramos alimentar un ordenador portátil, necesitaríamos un metro cuadrado de madera de un centímetro de grosor y unos dos litros de agua. Para un hogar normal necesitaríamos mucho más material y agua que eso, así que hay que seguir investigando”.
La investigación se publicó en la revista Advanced Functional Materials.