Las emisiones suponen el 37% del total de gases contaminantes que se emiten a la atmósfera.

Fuente: ABC España

Al año en España se construyen cerca de 100.000 viviendas, a lo que hay que sumar oficinas, centros comerciales y otros espacios. «La rápida urbanización en todo el mundo significa que cada cinco días el mundo agrega edificios equivalentes al tamaño de París», señala Naciones Unidas. Una fiebre que deja su huella en el planeta ya que este sector es el responsable del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.

La propuesta de la ONU se centra en tres vías urgentes que deben facilitarse apoyando a las partes interesadas durante todo el ciclo de vida del sector: evitar, cambiar y mejorar. Estos son los tres pilares en los que se centra el estudio ‘Materiales de construcción y clima: construyendo un nuevo futuro del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (Pnuma) y del Centro de Ecosistemas + Arquitectura de Yale (Yale CEA), en el marco de la Alianza Global para la Edificación y la Construcción (Global ABC).

La ONU pide más madera y más reciclaje al sector de la construcción
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Hasta ahora, la mayor parte del progreso en el sector se ha logrado en la reducción del «carbono operativo» de un edificio: las emisiones creadas por la calefacción, la refrigeración y la iluminación, que se prevé que disminuyan del 75% al 50% del sector en las próximas décadas. Sin embargo, la gran parte de las emisiones se concentran en las fases de construcción, demolición y la cadena de suministro de materiales. Estas tres partes representan entre el 10 y el 20% de la huella de carbono que tiene un edificio durante todo su ciclo de vida. «Para lograr el objetivo de cero emisiones netas de carbono para 2050, las emisiones del sector de la construcción deberían reducirse en un 60%», advierte Naciones Unidas.

Esta triple solución debe «adoptarse durante todo el proceso de construcción para garantizar que se reduzcan las emisiones y se protejan la salud humana y los ecosistemas biodiversos», señala el texto. La primera solución del Pnuma se centra en el cambio de materiales de construcción para pasar de los actuales a unos de base biológica que podría suponer un ahorro de casi el 40% de las emisiones del sector en 2050.

«Este tipo de materiales tienen una capacidad única para impulsar reducciones del carbono atmosférico, si se obtienen y gestionan de forma sostenible», explican los autores del Pnuma. Actualmente, la madera es el principal biomaterial escalable y los patrones de producción y uso de la madera ofrecen oportunidades y desafíos.

Las construcciones actuales utilizan el 38% de los productos de madera del mundo. «Cada vez más es una alternativa atractiva», detalla el informe de Naciones Unidas. Los avances en las tecnologías de materiales de construcción de madera están haciendo posible un cambio hacia productos de madera estructurales a gran escala, siempre que las industrias madereras continúen innovando y estén reguladas para prácticas sostenibles. «Garantizar que la gran mayoría de la madera provenga de silvicultura sostenible será crucial para hacer de esta una transición verdaderamente sostenible», afirman.

El bambú y la biomasa son las otras dos alternativas que maneja el sector, aunque «se requieren inversiones importantes», destaca la investigación. «Hasta hace poco, la mayoría de los edificios se construían con tierra, piedra, madera y bambú de origen local. Sin embargo, los materiales modernos como el hormigón y el acero a menudo sólo dan la ilusión de durabilidad, y por lo general terminan en vertederos y contribuyen a la creciente crisis climática», revela Sheila Aggarwal-Khan, directora de la división de industria y economía del Pnuma.

Menos desperdicio

A pesar de la creciente concienciación, la mayoría de los ciclos materiales contemporáneos siguen siendo más lineales que circulares. Como resultado, los materiales no renovables y que consumen mucha energía siguen abasteciendo la mayor parte de la demanda. «Las políticas deben apoyar el desarrollo de nuevos modelos económicos cooperativos en los sectores de la construcción, la silvicultura y la agricultura. industrias, con el fin de impulsar una transición justa hacia economías circulares de materiales de base biológica que también puedan funcionar sinérgicamente con los sectores de materiales convencionales», según la autora principal Anna Dyson, directora fundadora del Centro de Ecosistemas y Arquitectura de Yale (Yale CEA) .

Hasta ahora, los materiales reciclados no están disponibles en cantidades y calidades suficientes, y la brecha entre la oferta y la demanda de materiales reciclables está creciendo en la mayoría de los sectores. «Se necesita un nuevo modelo de oferta y demanda, con nuevas empresas que permitan el desmantelamiento cuidadoso de los edificios y el almacenamiento, preparación y mantenimiento de materiales de segundo ciclo para su reventa que permitan economías circulares y al mismo tiempo brinden oportunidades de empleo», advierten los autores del texto.

Las nuevas construcciones pueden incorporar estrategias de diseño circular que resulten en una disminución de al menos entre el 10 y el 50% en las emisiones de gases de efecto invernadero. En la actualidad, el hormigón es el material más utilizado en el sector de la construcción, y el procesamiento del cemento. Un material que contribuye con el 7% de las emisiones mundiales de carbono. Además, el uso de hormigón se ha multiplicado por 10 en los últimos 65 años, en comparación con un aumento de 3 veces en el caso del acero y un crecimiento casi estancado en el de la madera. «Menos del 1 por ciento del hormigón se fabrica a partir de materiales reciclados, por lo que se debe dar prioridad a incentivar la producción de hormigón modular producido en fábrica y diseñado para su reutilización». revela la propuesta del Pnuma. «Se puede ahorrar fácilmente hasta un 25% de las emisiones del cemento y el hormigón», añade.

No obstante, se requiere regulación y aplicación gubernamental en todas las fases del ciclo de vida de la construcción (desde la extracción hasta el final de su uso) «para garantizar la transparencia en el etiquetado, códigos de construcción internacionales eficaces y esquemas de certificación», apunta Naciones Unidas.

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