Un pasaporte de materiales sustentables, una losa plástica que puede soportar hasta 1.020 toneladas por metro cuadrado, paneles construidos en madera, arcilla y fibra de trigo, y revestimientos elaborados con madera desechada por la industria de la construcción fueron parte del Reto de Economía Circular de Corfo y Construye2025.

Fuente: Construye2025

Siempre con la misión de articular los esfuerzos necesarios para que la industria de la construcción en Chile avance en procesos participativos y colaborativos en pos de la sustentabilidad, es que Corfo, junto a Construye2025, generaron el Reto de Economía Circular en Construcción, lanzado en diciembre del 2021, que terminó con ocho iniciativas finalistas. 

“Fue un total de ocho proyectos a los cuales entregamos apoyo para ejecutar la etapa de “Validación en Entornos Reales” de esta convocatoria, cuyo objetivo es ‘disminuir la pérdida de recursos en el sector construcción y las externalidades negativas, a través de soluciones tecnológicas aplicadas a modelos de negocios, productos y/o servicios que incorporen la Economía Circular’. De estas iniciativas, siete continuaron a la siguiente etapa, y se encuentran desarrollando su Plan de Escalabilidad”, precisa Fernando Hentzschel, gerente de Capacidades Tecnológicas de Corfo.

Proyectos como “Pasaporte de Materiales” de CTeC y Chile GBC, “Cobijopanel”, de Cobijosano y “Reviste” de la Soc. Reviste SpA, son parte de este conjunto de iniciativas, que permitirán contar con nuevos sistemas constructivos, plataformas y materiales que incorporan dentro de sus atributos la economía circular en construcción. 

En ese sentido, “hubo una muy buena respuesta de la industria desde el diseño de la convocatoria; a través del programa Construye2025 y, en conjunto con la Cámara Chilena de la Construcción, se validaron los desafíos que tenía el sector en materia de economía circular y se difundió la convocatoria, lo cual nos permitió alcanzar un número importante de postulaciones”, cuenta el ejecutivo.

En total, la estatal recibió cerca de 40 iniciativas, con casi 70 entidades participantes, de las regiones de Arica y Parinacota, Metropolitana, Araucanía, Valparaíso, Maule, Los Ríos, Biobío, Los Lagos, Tarapacá y Antofagasta. “Consideramos que esto fue muy positivo, ya que fue el primer ejercicio de innovación abierta para resolver retos específicos del sector y logramos articular al ecosistema, vinculando a los emprendedores con empresas consolidadas”, manifiesta el gerente. 

“Sabemos que el sector tiene importantes desafíos en materia de sustentabilidad y la economía circular representa un camino para avanzar en el cierre de brechas en este ámbito. La Hoja de Ruta de Residuos de Construcción y Demolición y la Estrategia de Economía Circular en Construcción, imponen la necesidad de actuar en esta materia, ya que se han fijado metas al respecto: se espera que al 2025, 15% de los materiales y sistemas constructivos cuenten con certificación de atributos circulares, meta que aumenta a 30% para 2035; y al 2050, se espera que al menos 30% del volumen de los RCD se valoricen”, explica Hentzschel. 

Y, precisamente, estas iniciativas “aportan en dar respuesta a problemas y desafíos que enfrentan las empresas en ámbitos como uso de nuevos materiales, sistemas constructivos sustentables, soluciones tecnológicas para uso eficiente de recursos y la gestión sustentable de sus residuos”, sostiene el profesional de Corfo.

Uno a uno

Las iniciativas finalistas se presentaron en el congreso “Construyendo Chile”, el 30 de agosto pasado.

“Fue una gran y exhaustiva evaluación donde pudieron ser seleccionados, para que en la primera etapa de este concurso, pudieran incorporar sus tecnologías en un entorno real”, indicó en la oportunidad Elizabeth Zapata, directora de Desarrollo Tecnológico de Corfo, quien elogió los resultados obtenidos por quienes lideraron los proyectos ganadores.

La plataforma para materiales de la construcción, “Pasaporte de Materiales”, perteneciente al Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción (CTeC) y Chile GBC, fue una de las iniciativas ganadoras. Ésta permite registrar la información técnica de sustentabilidad y circularidad de los materiales, incluyendo su caracterización, trazabilidad y toxicidad.

“Nosotros, identificamos -hace mucho tiempo- la importancia de tener la información sobre los productos y materiales que componen un edificio. Es entender cuáles son sus características técnicas, de circularidad, de sustentabilidad y desde esa perspectiva vimos una oportunidad para levantar esa información”, dice Natalia Reyes, jefa de Sustentabilidad del CTeC.

Con la información cotejada por la plataforma, es posible tomar decisiones claves para la gestión de los activos inmobiliarios y entender -desde esa perspectiva- que dentro de un edificio está la información de los materiales que lo componen. “Esto me permite -al final de la vida útil- generar ciclos, es decir, entender que los materiales son activos, que están en un periodo de tiempo en una edificio y desde esa perspectiva, yo puedo -al final- reutilizarlos y volverlos a ciclos productivos”, acota la ejecutiva del CTeC.

Menos residuos

Otra iniciativa destacada por el “Reto de Economía Circular” fue la “Losa Plástica Modular Sustentable DEX” de Dexfloor, una losa de uso industrial que es reutilizable y que mejora los tiempos y costos. Este producto se puede instalar en distintos tipos de superficie, para llegar a resistir entre 485 y 1.020 toneladas por metro cuadrado, dependiendo de su versión estándar o de alta resistencia.

Según Francisco Cruz de Dexfloor, esta losa modular nació con tres ideas muy importantes: “primero que es de uso industrial, buscamos que sea de alta resistencia, para que pueda ser usada masivamente; segundo, nos enfocamos en que fuera un producto que pudiera ser fabricado a partir de materiales plásticos reciclados, no solo que consuma mucho material reciclado difícil, sino que -además- al final de su vida útil, también se pueda reciclar y transformar en nuevos “DEX”, como decimos nosotros”, comentó.

Como tercer objetivo, el modelo de negocios busca una disminución en los costos y en los tiempos de construcción y que, definitivamente, al reemplazar losas de hormigón o asfaltos, se eliminen los residuos que genera la demolición de losas y pavimentos.

La herramienta digital para impulsar la construcción circular, “Revaloriza” de RCP Residuos SPA fue otro de los proyectos ganadores. La plataforma digital busca poner en contacto a diversos actores que participan en el proceso de reutilización de materiales, desde recicladores básicos, a transportistas y emprendedores.

“Nosotros somos la primera línea de conexión para la recuperación de estos residuos y ahí nos dimos cuenta de otro problema, que había muy poca comunicación entre todos los actores de esta cadena (…) Si yo soy generador o soy particular y tengo residuos, por medio de mi plataforma voy a poder solicitar un transporte que me vaya a buscar el residuo (…) y que el residuo va a llegar a un lugar autorizado como Revaloriza y al mismo tiempo, poder hacer la trazabilidad de la gestión de los residuos y poder declararlo en la plataforma del Ministerio del Medio Ambiente”, dijo Sebastián Aguilera de RCP Residuos.

Asimismo, Ecopolímeros Spa, destacó en este llamado por su proyecto de renovación de infraestructura público -privada, con ecopolímeros modificados.“Lo que generamos nosotros es innovación focalizada, que es principalmente plásticos de la construcción que no habían sido tomados para ser revalorizados, como por ejemplo el PPR, polietileno de alta densidad y de baja densidad, que se botaban simplemente”, detalló Cristopher Frías, representante de la iniciativa.

Luego de un trabajo de consulta con varias compañías dedicadas al rubro, el equipo se vinculó con la empresa recicladora base “Krisolplast” que facilitó maquinaria para procesar el plástico y hacer perfiles y palmetas con materiales revalorizados.

En Talca, otra de las empresas ganadoras del desafío, Cooperativa de Trabajo de Bioconstrucción Cobijo Sano Limitada, mostró su producto “Cobijo Panel”, en el Congreso “Construyendo Chile”. Su panel prefabricado para construcción sirve para envolventes, pisos y cielos y está compuesto, principalmente, de madera, arcilla y fibra de trigo de alta densidad.

“La fibra de trigo la rescatamos de la industria agrícola. Hoy es un material de descarte en muchas toneladas, en muchos lugares ni siquiera lo utilizan en nada. Para nosotros es un producto en mucha abundancia en la región y que hemos identificado también en otros países, donde el modelo de negocio se puede replicar. Tenemos una estrategia que habla del triple cien, que son materias primas a 100 kilómetros de distancia, obras de edificación que podemos construir en cien días y vías útiles de edificaciones que pueden ser de más de 100 años”, explicó el representante de la cooperativa, Camilo González.

Los paneles térmicos que desarrollan están empapados de la tradición de los antepasados maulinos, que trabajaban con la arcilla, el adobe y las fibras naturales, y que con esta innovación de cierta manera revalorizan. Estos “Cobijo Panel”, cuentan con una valoración técnica y comercial. Además, su carácter estructural y de aislación está certificado por el IDIEM de la Universidad de Chile.

“Reviste, una segunda vida para los materiales y las personas” fue también reconocido entre los proyectos, no solo por la economía circular que genera si no también por su apuesta distributiva y social. En Reviste, recuperan la madera de la industria de la construcción y la transforman en revestimientos sostenibles, que califican como “los más auténticos y socialmente responsables de Chile”. El equipo detrás vio una segunda oportunidad en la madera, desde el diseño y la innovación, para lo cual recuperan grandes volúmenes de maderas para transformarlas en productos que también se generan en grandes volúmenes, logrando un impacto real en el medio ambiente.

Pero, además, en Reviste promueven la reinserción laboral y social junto a Gendarmería de Chile, dándoles una segunda oportunidad laboral a personas que en su mayoría nunca tuvieron oportunidades. “Sabíamos que había algo importante, algo bueno y lo mezclamos, y se cumplió la idea que lo pudiéramos hacer con gente vulnerable, con gente que necesita más ayuda, más apoyo, y de ahí surge la idea de hacer un proyecto medioambiental, como también social”, contó Hugo Peirano de Reviste Spa.

Para el emprendedor, el significado de este producto desde lo material y hasta lo más profundo es incomparable. “Cada palmeta es única, cada palmeta está hecha a mano, cada palmeta cuenta una historia y con cada palmeta que tenemos ayudamos a las personas que más lo necesitan y que en gran parte han sido abandonados por la sociedad”, comentó en “Construyendo Chile”.

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