A partir de la cáscara y la paja de este cereal se están desarrollando materiales alternativos al plástico y aprovechables también en la construcción.

Fuente: ABC Economía

El arroz es uno de los cereales más producidos y consumidos del mundo. Para este año se espera una producción mundial de alrededor de 514 millones de toneladas, según las previsiones del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos). La cáscara y la paja son residuos de este cereal, subproductos a los que se les puede dar distintos usos. Más allá de servir para fabricar camas avícolas, para la floricultura o para concentrados de animales, los restos del arroz tienen un gran potencial en campos como la construcción. Son muchas las investigaciones que se han ido desarrollando a lo largo de los últimos años para encontrar nuevos usos a estos residuos, como el que pretende convertir la paja de arroz en energía limpia.

Las insospechadas vidas paralelas del arroz
Probetas de escayola con residuos de cáscara de arroz ABC

En España, la empresa Oryzite lleva años investigando en este campo y ha creado un material renovable y sostenible a partir de la cáscara de arroz, que lleva su mismo nombre. Oryzite es por tanto una materia prima que puede sustituir al plástico, «entre un 20 y un 80%, en función del producto para el que se use», explica Eduardo Martínez, uno de los tres cofundadores de la compañía. Se puede incorporar este material en todo tipo de compuestos termoplásticos. «La cáscara de arroz es un producto muy bien acabado, y representa el 20% de la producción del arroz, por lo que hay muchísimo a nivel mundial. Su uso permite reducir el peso del polímero al que sustituye y se convierte en un gran aliado de la descarbonización», añade. Se emplea en mobiliario urbano o doméstico, contenedores de residuos, perchas, cubiertos, envases alimentarios, automoción y bioconstrucción.

Oryzite pesa menos y consume menos energía porque su ciclo de fabricación es más corto. «No es transparente por lo que no sirve para algunas cosas y por ahora no hemos conseguido que sea lo suficientemente fino como para poder hacer las bolsas de plástico», subraya Martínez. Todo este material se realiza en la Cámara Arrocera de Amposta, donde siguen inmersos en sus investigaciones. Es posible encontrar orysite, por ejemplo, en muchos asientos de autobuses y hace un par de años se empezó a escuchar hablar más de este material cuando Seat anunció la incorporación de este producto para la fabricación de autopartes comenzando con el modelo Seat León. «Lo utilizan en la bandeja del maletero y sus soportes y otras piezas están en estudio, como el parachoques. Se logra crear una pieza más ligera, que fabrican en menos tiempo. Hoy por hoy no hay nada que se parezca», resalta el cofundador.

Con el material de Oryzite se pueden fabricar jarrones, llantas de las ruedas, perchas, vasos y botones, entre otros
Con el material de Oryzite se pueden fabricar jarrones, llantas de las ruedas, perchas, vasos y botones, entre otros

Las investigaciones sobre estas nuevas vidas del arroz se multiplican por todo el mundo. En Italia, por ejemplo, en 2016 nació Ricehouse con el objetivo de construir la casa hecha de arroz utilizando los subproductos de este cereal. Tiziana Monterisi, arquitecta, y Alessio Colombo, geólogo, CEO y COO respectivamente de la empresa, son los dos cofundadores. Los productos conseguidos con los residuos del arroz tienen aislamiento térmico de alto rendimiento, inercia a la combustión, alta durabilidad y cuentan con un excelente aislamiento acústico. También son resistentes a los agentes biológicos y a los ataques de moho. La empresa italiana comenzó a comercializar sus productos en España pero el producto resultaba competitivo en precio al tener que sumar el coste de su transporte.

Investigaciones

Tomás Llorente, arquitecto, y Ana Blasco, ingeniera química, también empezaron a trabajar en 2018 con la paja del arroz para lograr un material sustituto del poliestireno expandido en las Fallas y acabaron patentando hyperin y creando la startup Combustion Eco. «Al mezclar la paja del arroz con otros componentes se logra un buen aislante térmico y acústico», explica Llorente. El hyperin está hecho de paja de arroz combinado con 15% de plástico reciclado proveniente de residuos. Es ecológico, económico y resistente al fuego. «Había que hacer una falla ecológica y optamos por este material», resalta Llorente. Participaron también en el Entierro de la Sardina de Murcia.

También para las Fallas se creó, por un equipo de investigadores de la UPV, un dragón hecho con paja y cáscara de arroz respondiendo al esfuerzo del centro por conseguir nuevos materiales para los monumentos falleros más respetuosos con el medio ambiente.

María José Leiva, por su parte, realizó su tesis doctoral ‘Escayola aditivada con residuos de cáscara de arroz’ en la Escuela Técnica Superior de Edificación de Madrid (ETSEM). Para sus investigaciones utilizó la cáscara, la cáscara triturada y la ceniza con el objetivo de ver «si era posible reciclar y valorizar los tres tipos de residuos incluyéndolos en matrices de escayola». Si bien el estudio se centraba en la viabilidad del material y no en la parte económica, Leiva destaca el potencial de la cáscara de arroz, especialmente «en países del tercer mundo donde hay mucho arroz y se podría reciclar y hacer muchas viviendas de campo». Recuerda que hay muchas salidas para este residuo, pero «hace falta estar abiertos».

En el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) se ha llevado a cabo también un interesante proyecto, ‘Rice2Rice’, que trata de convertir la paja del arroz en energía limpia. Hay igualmente investigaciones a nivel internacional, como la de estudiantes de la UNAL, en Colombia, que crearon el proyecto Innovarroz para producir muebles 100% de residuos de arroz y así evitar el uso de madera reduciendo a la vez la tala de árboles.

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