Cuando el proyecto se anunció, en 2017, estaba contemplada su puesta en servicio para 2026. Ahora se proyecta que sea a fines de 2028.

Fuente: El Mercurio

La semana pasada, autoridades del Gobierno visitaron el pique de construcción de la futura estación de metro en el Parque Araucano, una de las cinco estaciones donde ya se iniciaron obras civiles de la Línea 7. El tramo, que unirá Renca con Vitacura, fue anunciado por la Presidenta Michelle Bachelet en su cuenta pública de 2017, y en un comienzo se hablaba de que la puesta en operación sería en 2026, aunque ahora ya se apunta a 2028.

‘La etapa de obras civiles de las estaciones de la Línea 7 y sus expresiones superficiales se proyecta que comience durante 2025 en las primeras estaciones y termine a mediados de 2028. Junto con la implementación de los sistemas y la energización de vías, luego se dará paso al primer tren, posteriormente al período de marcha blanca de trenes y finalmente a la puesta en servicio de la nueva línea’, afirma la estatal.

En concreto, si se analiza el avance que Metro entregó a ‘El Mercurio’, a casi seis años de su anuncio, del total de 19 estaciones, hay nueve en obras, tres están pendientes de liberación por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), seis se encuentran en la etapa de rescate arqueológico y una aparece a la espera de autorización del CMN para iniciar la fase de rescate arqueológico.

Más de la mitad de las estaciones de la Línea 7 no ha iniciado obras principales por trabajos del Consejo de Monumentos

Louis de Grange, director de la Escuela de Ingeniería Industrial de la U. Diego Portales y presidente de Metro de 2018 a 2022, postula que son varias las razones por las que ‘la Línea 7 ha presentado atrasos. La primera es el obstruccionismo de la alcaldesa Irací Hassler, quien generó un atraso de casi un año, cuando buscaba evitar que el metro pasara por el Parque Forestal. Una segunda razón es la postergación de recursos por parte del accionista, debido a la pandemia que estresó mucho las arcas fiscales’.

Y añade otra causa: ‘Los tiempos de respuesta del CMN, que en muchos casos han excedido los plazos establecidos; además, en muchas ocasiones solicita múltiples prospecciones arqueológicas adicionales de manera discrecional, sin una norma o criterio establecido, lo que también genera mayor plazo y mayores costos para el proyecto’.

A casi dos años desde que la línea obtuvo su Resolución de Calificación Ambiental favorable, aún hay 24 de los 41 frentes de construcción (se denomina así porque reúnen piques de estaciones, ventilaciones y construcción) en los que aún no se inician obras civiles debido a labores de arqueología con el CMN, institución que afirmó que ‘de los permisos activos de rescate, se contabilizan diez instalaciones de faenas cuyos informes aún no son remitidos al Consejo, debido a que aún se encuentran en ejecución’.

De todas formas, Metro asegura que se ‘espera alcanzar progresivamente los 41 frentes de trabajo simultáneos en las siete comunas del proyecto hacia fines del 2023’.

Zoom a las estaciones

Las cinco paradas en que se iniciaron las obras civiles principales son las del Parque Araucano; Vitacura con Las Catalpas; Vespucio con Alonso de Córdova; Baquedano y Vicuña Mackenna con Brasil.

En las de Salvador Gutiérrez con Petersen, Mapocho con Huelén, Kennedy con Padre Hurtado y la de Vitacura con Isidora Goyenechea se están realizando las faenas previas, como excavaciones, para luego dar inicio a las obras civiles principales.

En las de Estoril, Pedro de Valdivia y de Vicuña Mackenna con José Manuel Infante, se está a la espera de liberación del área del pique por parte del Consejo.
Mientras que en las seis restantes, en Mapocho con Neptuno, Radal y Walker Martínez; además de Matucana, Ricardo Cumming y Balmaceda con Puente, se mantienen los trabajos de ejecución de rescates arqueológicos.

Incluso, en la que estará en Kennedy con Gerónimo de Alderete está pendiente la autorización por parte del CMN para iniciar los rescates de arqueología, y también el permiso de demolición, por lo que aún quedarían varios meses para que puedan iniciar sus obras civiles, prevé Óscar Acuña, exsecretario ejecutivo de la entidad.

‘Es indispensable agilizar la tramitación de permisos arqueológicos analizando el real valor patrimonial de los hallazgos. El costo social que implica la demora no solo es de cargo del que financia la obra, sino que de la comunidad. Debemos aprender de la experiencia de otros países para equilibrar la preservación de estos bienes en su real mérito y que la sociedad sigue viva’, dice el abogado.

Lo mismo menciona De Grange: ‘Es muy necesario regular de manera normativa o incluso legal los plazos y alcances que tiene el CMN para pronunciarse respecto del avance de un proyecto. Son decenas de millones de dólares adicionales, además de años de postergación, lo que se genera por la discrecionalidad en las exigencias del CMN. Cumple una función muy valiosa, pero no puede ser a costa de plazos y presupuestos indefinidos en el tiempo, que son pagados en su totalidad por la ciudadanía’.

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