Piloto de medición en obras incorporó la metodología trabajada por el grupo “KPI’s de soluciones constructivas industrializadas, productividad y constructabilidad”.

Fuente: CCI

En un encuentro virtual, los socios CCI pudieron conocer en detalle los objetivos de la medición técnica de indicadores, trabajadas por el grupo “KPI’s de soluciones constructivas industrializadas, productividad y constructabilidad”. Además, conocieron más sobre la programación y la documentación que se necesita para hacer las mediciones.

Los grupos técnicos del Consejo de Construcción Industrializada han estado trabajando en diversas temáticas y -desde 2020- uno de ellos se ha abocado a la mejora de la productividad y la constructibilidad en partidas con sistemas constructivos, prefabricados o herramientas de gestión ligadas a la industrialización. Así, durante 2021 se empezó a pilotar el set de indicadores que permitió calibrar y generar datos para evaluar los cambios necesarios para maximizar los beneficios de la construcción industrializada.

En este contexto, el grupo técnico buscó incentivar la cultura de recopilación de datos, valorizar los impactos de la construcción industrializada y hacer un benchmark en las empresas para, luego, posicionar el concepto de industrialización en la industria. De esta manera, se genera también más colaboración e interacción temprana entre inmobiliarias, constructoras y toda la cadena de suministros.

Para realizar la medición fue necesario cumplir con un mínimo de 30% de avance, ya que esta condición permite obtener conclusiones más robustas. Además, la obra debía tener implementadas soluciones industrializadas. Junto con ello, se firmó un acuerdo de confidencialidad para resguardar tanto la información entregada por la empresa como la retroalimentación que esta recibió junto al set de indicadores para medir la industrialización.

Seis empresas aplican indicadores desarrollados por Grupo Técnico del Consejo de Construcción Industrializada

La metodología es aplicable en obras que están en ejecución, pero también en aquellas que ya están terminadas, tal como explicó Matías Sepúlveda, memorista de la Universidad de Chile, que ha estado apoyando todo el proceso. “Esto se mide en diferentes etapas: el diseño e ingeniería, después producción off site, obras previas, obra gruesa, la parte de terminaciones y posteriormente el servicio post venta”, señaló.

En el subámbito de costos, por ejemplo, se evalúan indicadores como costos de diseño, costos de construcción y también los desembolsos por concepto de modificaciones de diseño y problemas asociados o surgidos posterior a la etapa de diseño, así como costos preliminares que incluyen la instalación de faenas, trabajos de demolición, excavación, etc. También se consideran costos de transporte y logística y aquellos asociados al almacenaje de los materiales.

Por lo anterior, la empresa debe entregar información respecto a la duración de la etapa del diseño, la duración de la construcción off site y on site, los retrasos asociados a la obra en comparación con la planificación original medidos en días y también cuánto tiempo se invirtió en transporte de los diferentes materiales y logística del proyecto.

“Otro sub ámbito es el de calidad. Para eso, necesitamos que se entreguen los costos de los trabajos rehechos que tuvieron que rehacerse porque no superaron los índices de calidad establecidos. También necesitamos, para medir la satisfacción del usuario, la cantidad de reclamos que fueron realizados por los usuarios en el servicio postventa y el costo de mantenimiento, o sea, cuánto se gasta para mantener anualmente la obra. Además, el consumo energético diseñado, que es la demanda energética para alcanzar el confort térmico y se el número de observaciones de calidad del período de la construcción”, explicó Matías Sepúlveda.

En el subámbito de la mano de obra, se necesitan las horas humanas invertidas en el sitio, el esfuerzo humano directo e indirecto y también los subcontratos. Lo mismo para la construcción off site; el esfuerzo asociado a la producción y montaje de los diferentes elementos y estructuras prefabricadas; la mano de obra peak, es decir, el número máximo de trabajadores que se llegó a alcanzar en la obra; la cantidad de accidentes laborales; y la certificación de trabajadores.

“Luego, pasamos al ámbito medioambiental, esto es, ver indicadores de degeneración de residuos y metros cúbicos de escombros generados durante la obra, que se pueden medir teniendo el registro de cuántos camiones retiraron. Además, se considera la contaminación de material particulado; el uso de energía en la construcción; el uso de agua”, indicó el especialista.

Para el subámbito de ciclo de vida, es clave la información de durabilidad de la obra, es decir, la previsión de vida de la obra realizada. También la modularidad del proyecto, es decir, si se tiene un tipo de construcción modular, semi modular o tradicional. Además, se requiere la reciclabilidad al final del ciclo productivo, considerando la cubicación de los materiales utilizados y conocer el programa de reciclabilidad interno, si lo hubiere.

Finalmente, se toman en consideración los indicadores sociales. “Uno de los subámbitos es el de calidad de vida de los trabajadores. Para esto necesitamos saber la rotación laboral de los trabajadores, o sea, la cantidad de trabajadores totales, los trabajadores que han sido despedidos durante el período, las renuncias que se han aceptado y también las licencias que han sido emitidas. Además, las empresas deben indicar si se cuenta o no con un programa o estrategia de bienestar, donde pueden incluirse programas de salud y diversidad en la mano de obra utilizada durante el transcurso de la obra, agrupando según su rango etario, nacionalidad y género”, explicó Sepúlveda.

Otro de los sub ámbitos es el de disrupción local que considera el ruido y su medición de ruido, junto a los movimientos de vehículos promedio por día. “Para el subámbito de beneficios de la industria, se debe tener la cantidad de partidas industrializadas que han sido utilizadas durante la obra y las partidas totales utilizadas; los costos generales del proyecto donde se incluyen sueldos de administración, gastos de seguridad y costos asociados a mano de obra directa en el proyecto. También se debe entregar la cantidad de días que transcurrieron desde el inicio del proyecto hasta que se contactó a la cadena de suministros, para ver la integración temprana dentro de la obra”, detalló el memorista.

Todo lo anterior, está detallado en la guía metodológica para medición junto al cálculo de los puntajes correspondientes. “Nos dimos cuenta que muchas veces la información se perdía o no estaba, o como decimos en los términos de la construcción, se cocinaban los números quizás, a veces, porque había desinformación o hubo falta de cultura de poder llevar estos registros. Hay muy poca experiencia, en general, en cuanto a medición de indicadores medioambientales, ya sea de emisión de co2, huella de carbono, materiales, reciclaje y gestión de residuos”, complementó Leonardo Caamaño, secretario ejecutivo del CCI.

El caso de LD Constructora

Una de las empresas que apostó por presentar sus indicadores para mejorar su productividad fue LD Constructora, y fue la subgerente de Innovación, Vera Rebeco, quien compartió su experiencia con el CCI. “Cuando empezamos a hacer el levantamiento con estos KPI nos dimos cuenta de que la información existe, pero faltan horas o recursos de personas para consolidar. Además, tenemos muchos softwares de nicho por lo que cada vez que vas a buscar una información tienes que meterte en esta página. Entonces, en esas vueltas de pasillo, mientras vas a buscar información, muchas veces no se hace porque nadie te la pide tampoco. Ahí tenemos un desafío de empezar a consolidar”, comentó la ejecutiva. 

La constructora -certificada como empresa B- ha construido más de 1.000.000 de metros cuadrados en sus 30 años de historia y cuenta con oficinas en Santiago y en Coyhaique, considera a la industrialización una prioridad. De esa manera, trabaja en la Región de Aysén, donde construyen viviendas sociales

De aproximadamente 55 m2. “La cultura de no ocultar los errores que cometemos es súper importante, porque si lo ocultas pierdes una tremenda oportunidad de aprendizaje”, señaló Vera Rebeco.

De sus 522 partidas, la empresa industrializó 85 y aplicó su medición entre el 1 de diciembre y el 1 de enero. “Nos costó mucho ver los consumos efectivos, también los escombros fueron tema, pero todo es totalmente medible. La obra se encuentra en Puerto Aysén, donde hay algunas métricas de nacionalidad y género. Hay más datos que son de productividad y estamos evaluando diferentes alternativas, porque sabemos que tenemos que mejorar en bastantes aspectos, hacer las evaluaciones económicas del impacto que generan las inversiones en nuestros talleres de industrialización, pero sí o sí a hago la invitación a que en sus obras puedan medir estos aspectos”, comentó la subgerente de Innovación de LD Constructora.

En este contexto, Vera Rebeco puso énfasis en el desarrollo de estrategias digitales apuntando a que nadie tiene el tiempo ni la energía para calcular y a los errores que pueden darse en el proceso. “Metemos mal un dedo a la calculadora y la embarramos o el Excel que uno multiplica por 0,5 y el otro por 1,5. Tenemos que generar estandarización y medir a través de la industrialización”, dijo.

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