Es probable que no hayas oído hablar de la tecnología de «techos fríos». Sin embargo, esta solución, que ha estado disponible durante años, tiene el potencial de ser uno de los mayores avances en la lucha contra el cambio climático.
Fuente: EcoInventos
Un techo frío es un tipo de cubierta que posee una elevada capacidad para reflejar las radiaciones solares (tanto visibles como infrarrojas y ultravioletas), disminuyendo así la conducción de calor al interior del edificio. Además, tiene una alta emitancia térmica, permitiendo liberar la energía solar que no ha sido reflejada.
Un estudio de 2010 del Berkeley Lab, basado en datos de NASA, concluyó que implementar técnicas de techos fríos en todas las ciudades del hemisferio norte podría equivaler a la eliminación de más de 44 mil millones de toneladas de dióxido de carbono. ¿Sorprendente, verdad? Esto es más que las emisiones globales de carbono anuales.
¿Cómo funcionan los Techos Fríos?
Las zonas urbanas, en particular las grandes ciudades, a menudo sufren del «efecto de isla de calor». Este fenómeno ocurre cuando las ciudades retienen tanto calor durante el día que no logran enfriarse por completo durante la noche. Como resultado, inician el día siguiente con un excedente de calor del día anterior.
Los techos tradicionales oscuros, especialmente en ciudades calurosas, pueden alcanzar temperaturas realmente altas en verano. Por otro lado, un techo frío no solo refleja la luz visible, sino que también minimiza la radiación infrarroja, ayudando a reducir las temperaturas internas y externas.
Beneficios más allá de la refrigeración
Un techo frío no es solo una superficie reflectante. Según Berkeley Lab, estos techos ofrecen:
- Aire exterior más fresco: Reducen la temperatura del aire urbano, combatiendo el efecto de isla de calor.
- Menos emisiones de las plantas de energía: Disminuyen la demanda de energía para refrigeración, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Mejor calidad del aire: Ayudan a frenar la formación de ozono a nivel del suelo.
- Desaceleración del cambio climático: Menos calor es absorbido en la superficie terrestre.
- Ahorro de energía y costes: En verano, se necesita menos energía para enfriar edificios.
- Confort interior mejorado: Los techos fríos benefician especialmente a edificios sin aire acondicionado.
Además, empresas como 3M están desarrollando materiales para techos fríos en colores oscuros que reflejan hasta el 25% de la energía solar, el doble que las tejas convencionales.
Impulsando los Techos Fríos
Si bien hay ciudades por todo el mundo que han adoptado códigos de construcción que favorecen los techos fríos, la pregunta es: ¿Por qué no hay una transición global hacia esta estrategia? Las decisiones políticas pueden acelerar la adopción de esta tecnología, al igual que lo han hecho con los vehículos eléctricos.
Los techos fríos son una de las soluciones más asequibles y efectivas en la lucha contra el cambio climático. Mientras exploramos soluciones más complejas y costosas, no olvidemos aprovechar las más simples y efectivas que ya están a nuestro alcance. Una solución sencilla y al alcance de todos.