Diseñada según criterios Passivhaus, Vivenda BE es una casa con vista a la montaña y el mar, que tiene la capacidad de generar la energía que requieren los cuatro miembros de la familia que allí reside.

Fuente: Idealista

Vivir entre la montaña y el mar es algo que a muchos les gustaría. Y es eso, precisamente, lo que consigue SUMO Arquitectes con esta vivienda autosuficiente situada en el municipio de Argentona, una pequeña ciudad ubicada en la comarca del Maresme y a solo 30 minutos en coche de Barcelona. Diseñada según criterios Passivhaus, Vivenda BE tiene la capacidad de generar la energía que requieren los cuatro miembros de la familia que allí reside.

Sus 180 m2 de superficie se distribuyen en dos plantas, cada una de las cuales cumple unas funciones específicas. En la planta baja se encuentran las zonas comunes y de convivencia, mientras que en la segunda se ubican las estancias más privadas.

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El conjunto se completa con la planta semisótano que contiene un garaje-trastero de 120 m2, un jardín en la azotea y casi 300 m2 de exteriores. Un juego de superposiciones ayuda a generar espacios exteriores con diferentes grados de privacidad.

La interconexión entre el interior y el exterior es uno de los factores más interesantes de la vivienda. Por un lado, las estancias de la primera planta, el estudio, la sala y la cocina-comedor se relacionan con un porche lineal de doble altura. Las persianas enrollables de madera de accionamiento manual regulan la radiación solar y las vistas.

En la primera planta, cada estancia dispone de su propia terraza, con superficies que varían entre los 3 y los 8 m2. Desde el exterior, una escalera permite acceder a la azotea, que se configura como un jardín con vistas al mar Mediterráneo y a la montaña. Además del paisaje, esta terraza ofrece el espacio necesario para la instalación de un equipo fotovoltaico de 12 kWpic.

Ambas plantas están construidas con un sistema industrializado en seco con un entramado de madera con forjados y vigas de madera y fachada terminada con listón de pino tratado térmicamente. En cambio, el hormigón es el material con el que se ha levantado el zócalo que está en contacto con el suelo. El porche, por su parte, está confeccionado con tubos de acero galvanizado en caliente.

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Los principios Passivhaus están presentes en todo momento en esta Vivenda BE. Con su aplicación, se garantiza una baja demanda tanto de calefacción como refrigeración. Para hacerlo posible, sus creadores se desenvolvieron para diseñar una vivienda compacta, con una inmejorable orientación y una excelente capacidad de captación solar. Todo ello complementado con una envolvente aislada y hermética.

En la planta baja, el suelo también juega un papel fundamental en la eficiencia energética. Hecho de hormigón, proporciona la inercia térmica necesaria. A ello se une el efecto del porche, que en verano ofrece sombra en todas las alturas, lo que supone un extra de protección del calor y favorece la cruzada. El techo verde resguarda la casa del exceso de radiación solar y del sobrecalentamiento.

La ventilación centralizada permite la recuperación de calor con baterías de frío y calor. Con este mecanismo es posible mantener una temperatura agradable casi en cualquier momento del año. La aerotermia con kit hidro proporciona ACS y agua fría y caliente para alimentar las baterías vinculadas al recuperador de calor. Para cubrir las épocas punta del año, la Vivenda BE se ha instalado un único fancoil.

La Vivenda BE es una de las obras nominadas al premio “2022 Building of the Year Awards” organizado por ArchDaily.

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