Aprovechando su variopinta geografía, paisajes y climas, muchos optan por la madera para su vivienda en la zona. La arquitectura, así como la tradición carpintera y el conocimiento del material, permiten conocer proyecciones de calidad como las que se presentan en el siguiente reportaje.

Fuente: Madera21

En la Región del Libertador General Bernardo O´Higgins ocurren varias cosas. Por un lado, alberga parte de la historia vívida de Chile, como el fin de la Patria Vieja mediante la Batalla de Rancagua, y por otro, guarda encantos naturales y eclécticos, tales como sus viñedos, sus paisajes secos y boscosos, sus aguas termales cordilleranas, su clima, tierra fértil, entre otros, que no hacen más que reafirmar su diversidad como característica principal. 

Casas de madera en la región de O'Higgins

El interés por construir en sus localidades ha crecido considerablemente, sumándole el efecto post-pandemia que motivó a muchos a abandonar las grandes urbes para una mejor calidad de vida. Una que, en este caso, tiene la madera como materia prima fundamental de construcción. 

A continuación, un vistazo a algunas de ellas, cubiertas por Madera21, que combinan la tradición carpintera con la tecnología actual de la industria, con primeras o segundas viviendas que han poblado, gradualmente, el entorno. 

Casa Modular 01

La casa está hecha de pino a través del método de pilotes, viga, pilar compuesto y cerchas seriadas / Andrés Maturana

Ubicada en los cerros del sector de “Los Maquicillos”, entre la playa de Matanzas y la Vega de Pupuya, la vivienda tiene 77 m2 interiores, los cuales incluyen dos dormitorios, un baño, la cocina y el living comedor. Ésta es parte de un sistema de módulos prefabricados y una estructura seriada fabricada en obra, adaptable al terreno. En cuanto a su estructura, es de madera, construyéndose previamente a la llegada de los paneles prefabricados que se montan sobre ella. Se trata de un sistema mixto donde la tradición carpintera y las bondades tecnológicas se vinculan directamente.

Volviendo a la estructura realizada por los arquitectos Francisco Abarca, Camilo Palma y Sebastián Ochoa, podemos decir que está hecha de pino a través del método de pilotes, viga, pilar compuesto y cerchas seriadas, construyendo una cubierta que protege la totalidad de la casa. Los paneles prefabricados, en tanto, son del tipo SIP, con espesor variable según cada zona climática del país. Dadas sus características, el ancho de Casa Modular 01 y la secuencia de ventanas permiten ventilación cruzada de todos los recintos, los cuales tienen una vista que logra dominar el sector de la quebrada y el mar a lo lejos.

Casa Panal

La madera se empleó tanto en el modelo estructural como en las terminaciones / Dikenstein Arquitectos

Concebida como un modelo estructural mixto, esta vivienda de 120 m2, proyectada por Dikenstein Arquitectos, cuenta con muros de contención de hormigón visto en tres niveles, con elementos de madera y también metálicos. Todo para lograr la imagen de una casa suspendida en el aire, con un gran porcentaje de fachadas vidriadas.

En cuanto a la utilización de la madera, ésta se empleó tanto en el modelo estructural como en las terminaciones, buscando generar un espacio moderno pero rústico, comprometido con su entorno natural. La mayor innovación, sin duda, tuvo que ver con el desarrollo de una fachada bioclimática, hecha 100% en madera, la cual se trabajó en obra a través de elementos en pino impregnado con diferentes medidas y módulos. De esta forma, el desafío en Casa Panal fue saber utilizarlos bajo criterios bioclimáticos básicos, los que, dadas las características del viento y la humedad en la zona, fueron empleados más agresivamente. De la mano va también que, para ayudar a conservar la madera a nivel de fibras estructurales, así como sus tonalidades, se utilizaron pinturas imprimantes a base de agua.

Casa Casi Cubo

La madera colaboró en lo referido al viento del sector / Sergio Pirrone

Con 212 m2, esta vivienda llevada a cabo por Land Arquitectos en Punta de Lobos, nace a partir de la deformación abstracta de un paralelepípedo que contiene una planta tipo pabellón. Éste trabaja la espacialidad a partir del corte, priorizando mayores alturas en los principales espacios de la casa, y se estructura completamente en madera de pino, lo que genera una serie de arriostramientos que demarcan las aristas reflejadas, especialmente, en la techumbre y fachadas.

En la Casa Casi Cubo se reconoció el factor del viento y se buscó disminuirlo mediante una segunda piel de madera perimetral en tres de sus fachadas, conformando un espacio intermedio que contiene una circulación continua hacia los diferentes espacios. En cuanto a la cáscara, o primera piel, se desarrolló en panel SIP Structural Insulated Panel, tanto para sus pisos, muros y techumbre. Todo, en un emplazamiento que se orientó con vista hacia el mar, maximizando la luz solar norte y protegiéndo del viento sur.

Casa Zócalo

La madera de pino insigne fue la protagonista de sus muros  / Sergio Pirrone

También de Land Arquitectos, el encargo consistió en una casa para un surfista y su familia, el cual debió rescatar elementos típicos de la arquitectura de la zona, y de forma contemporánea, creó espacios protegidos del frío viento sur, sin descuidar el manejo del asolamiento poniente y la buena vista hacia Punta de Lobos. Respecto a sus materiales predominantes, se encontraron fundaciones de hormigón armado, revestido en piedra laja, madera de pino insigne de la zona para estructura de muros —incluyendo los exteriores—, y además, se empleó madera de ulmo, hormigón pulido y porcelanatos para los pisos. 

En cuanto al volumen, Casa Zócalo se emplaza hacia el mar, pero con un quiebre que busca proteger de los vientos del sur a la fachada nor -poniente. De esta manera, a través de un alero a lo largo del mismo volumen, se protege el interior de asoleamiento excesivo, los cuales están construidos, en su mayor parte, de palillaje de madera de la zona, generando espacios intermedios. 

Cabañas La Loica y La Tagua

Frente a las condiciones extremas, la madera fue tratada con un aceite para estabilidad y resistencia / Croxatto y Opazo Arquitectos

De Croxatto y Opazo Arquitectos, el proyecto nace como una segunda vivienda costera en Matanzas. Así, tanto la estructura como los revestimientos interiores y exteriores de ésta, ocupan principalmente madera de durmientes de roble reciclado, tomando variables técnicas y estéticas para cada uso aplicado. Bautizadas con nombres de aves chilenas, se posan sobre la quebrada con una estructura de pilares de madera que permiten consolidar una plataforma principal, sobre la cual se dispone el programa.

Al estar expuestas al mar y sufrir fuerte corrosión, el mencionado material fue tratado con un aceite derivado del petróleo, el cual entregó estabilidad y resistencia frente a estas condiciones extremas. También, para aminorar el peso de este revestimiento en las fachadas y la cubierta, se decidió cortar en láminas de cinco centímetros de espesor, montadas sobre una estructura secundaria, para entregar una imagen rústica que la mimetiza entre el paisaje. La estructura principal de las Cabañas La Loica y La Tagua son seis pollos de hormigón que se insertan en el cerro, dentro de los cuales se fijan seis pilares compuestos de pino impregnado, formando una mesa principal que soporta todo el resto. 

Casa Barras

La vivienda se ubica en el Lago Rapel y sigue la inclinación natural del terreno / Nicolás Urzúa

Ubicado en el Lago Rapel, con una superficie de 200 m2, la condición inicial correspondía a un terreno inclinado frente al lago, en un predio largo y delgado que llega hasta su orilla. Llevada a cabo por Urzúa Soler Arquitectos, Casa Barras buscó seguir la inclinación natural del terreno sin generar movimientos de tierra artificiales, diseñando, en paralelo, espacios aterrazados que avanzaron con su pendiente y se conectaron siempre en su interior. 

Dividido en tres volúmenes, el primero acoge el espacio colectivo de la vivienda —comedor, living y servicios—, para luego quebrarse formalmente siguiendo la pendiente natural; siempre generando una vinculación espacial entre los diferentes programas colectivos que se abalconan. El segundo, por su parte, cuenta con los dormitorios y con el espacio de estar dispuesto hacia el lago y vistas principales, mientras que el tercero está destinado a un espacio de bodega para artículos recreativos y deportes náuticos, formando una gran terraza en su cubierta que también acoge una piscina. 

Casa Coral

El espacio principal se estructura con cerchas y pilares armados en madera / Land Arquitectos

Esta vivienda surge de la referencia anatómica de un coral, donde un cuerpo se ramifica en cuatro partes en búsqueda de la luz y las vistas. El proyecto, en sí, propone una vivienda separada del suelo, específicamente, a 2,5 m del nivel de terreno natural para estructurarse en dos niveles. El primero, con pilares, vigas y diagonales de arriostramiento, pensado para dar cabida a nuevos recintos a medida que la familia va creciendo, así como el segundo se compone de un cuerpo ramificado en cuatro áreas que se abren para aumentar las vistas panorámicas lejanas. El espacio principal, en tanto, se estructura con cerchas y pilares armados en madera, como un galpón. 

El emplazamiento de Casa Coral reconoce variables climáticas y geográficas, optimizando las vistas hacia el mar, maximizando la luz solar norte y la protección del viento sur habitual en Punta de Lobos.

Casa 36 Marcos

La casa propuso cuatro vigas reticuladas y prefabricadas de madera de pino aserrada / Moure Arquitectos

Llevada a cabo por Moure Arquitectos, está compuesta de una grilla regular que genera seis pilares y diez diagonales en su interior, las cuales soportan una viga reticulada en madera de 36 marcos. Esta viga perimetral, como una exoestructura, es la que soporta y arriostra todo el proyecto y es, a su vez, una piel exterior que combina y dialoga entre el interior y el exterior, formando dos espacios intermedios protegidos del viento y de la inclemencia del tiempo.

Desde un punto de vista constructivo y de estructura, la casa propuso cuatro vigas reticuladas y prefabricadas de madera de pino aserrada, de dimensiones comerciales, las cuales fueron tratadas con imprimantes de poro abierto y apoyadas sobre 10 vigas maestras. La obra propone un orden constructivo claro y rápido de ejecución, pero, a su vez, expresa únicamente las piezas que la sostienen. Un ejercicio más estructural que formal, llevando la madera a su máxima expresión desde la compresión y la tracción, extremando lo más posible. Es así como hoy Casa 36 Marcos vuela, en su contorno, en un total de cuatro metros, y está suspendida del suelo en dos metros cincuenta.

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